Sexualmente hablando: acurrucados

En los últimos tiempos ha surgido un nuevo término en el lenguaje del romance y el sexo: “cuddlegasm”, ya considerado una verdadera tendencia.

Conjunción de “cuddle” (en inglés, abrazar, acurrucarse, hacerse arrumacos) y “gasm” (en alusión a “orgasmo”), hace referencia a la intensa sensación de placer que nuestro cuerpo experimenta al contacto físico y a la conexión emocional con otra persona. Caricias, abrazos, besos, que no conducen necesariamente a una relación sexual. El concepto busca resaltar la importancia del componente afectivo, de la cercanía y la intimidad… de los mimos, a fin de cuentas.

El Urban Dictionary -sitio web que contiene un diccionario de jerga de palabras y frases en inglés- define el “cuddlegasm” como “la deliciosa sensación de acostarte con una pareja con la que te sentís extraordinariamente cómodo. Suele darse en los primeros minutos, mientras los cuerpos empiezan a calentarse y parece que encajaran perfectamente, como las piezas de un rompecabezas”.

Son las hormonas

La oleada de bienestar que nos invade en esos momentos tiene una explicación hormonal. Los abrazos, los besos, las caricias, el contacto piel con piel disparan sustancias en nuestro organismo capaces de potenciar el placer, el bienestar y el apego: oxitocina, dopamina, serotonina, endorfinas… ¡verdaderos antidepresivos naturales! A su vez, la reducción del cortisol hace que disminuya el estrés y la ansiedad. ¡Otra que clonazepam!

Así, las demostraciones de cariño son tan poderosas como el sexo e incluso pueden afectarlo positivamente más de lo que nos imaginamos. De hecho, a muchas parejas con dificultades a nivel sexual lo que en realidad les falta es una buena dosis de “cuddlegasm”: se tocan poco… no es raro que les cueste sentir conexión a la hora del sexo.

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