Tamara Tenenbaum: “Sentimos que todo cambia muy rápido pero no sabemos en qué dirección”

Tamara Tenenbaum: “Sentimos que todo cambia muy rápido pero no sabemos en qué dirección”

Ganó el Premio Paidós 2025 con Un millón de cuartos propios, libro derivado de la traducción que hizo de Un cuarto propio, de Virginia Woolf. La autora de El fin del amor propone una relectura del libro de Woolf para reflexionar sobre la situación actual de las mujeres.

22 Junio 2025

Por Flavio Mogetta
Para LA GACETA - BUENOS AIRES

“No podría nunca cumplir con lo que desde mi punto de vista es la tarea principal de una oradora: darles, después de un discurso de una hora, un grano de pura verdad para que lo envuelvan en las hojas de sus libretas y lo conserven por siempre en la repisa de la chimenea. Lo único que podría hacer sería darles mi opinión sobre un asunto menor: una mujer debe tener dinero y un cuarto propio si va a dedicarse a escribir ficción, lo cual, como podrán darse cuenta, deja sin resolver el asunto de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la ficción”, escribió la escritora Virginia Woolf para las conferencias que ofreció en octubre de 1928 en la Universidad de Cambridge y en la Facultad de Girton y que, en forma de ensayo fue publicado por primera vez en 1929 bajo el título Un cuarto propio.

En ese texto, Woolf sugiere escribir sobre todo tipo de cosas por más cotidianas que parezcan para poder construir un pasado de las mujeres ya que en la historia de la narrativa las vivencias y las experiencias eran netamente masculinas. Por esos la necesidad de una narrativa femenina, pero escrita por mujeres. Claro que, para eso, en aquella sociedad de principios de siglo XX era sumamente necesario para cualquier mujer poder contar con “dinero y un cuarto propio”. Muchas cosas han cambiado desde aquel momento, aunque quizás no todas ni las suficientes.

“Sigue siendo necesario tener un cuarto, en cualquier caso queremos que todo el mundo lo tenga”, comenta la filósofa y escritora Tamara Tenenbaum autora del ensayo Un millón de cuartos propios (Paidós), en el que busca no dar respuestas definitivas a ningún asunto sino -a partir de la relectura del texto de Woolf- reflexionar sobre la situación de las mujeres en la actualidad desde temas de su interés personal como la precariedad laboral, la tradición, el resentimiento, la comida o el amor en los tiempos de Tinder. Este ensayo, ganador del Premio Paidós 2025, comenzó a surgir cuando a mediados del 2022 a Tenenbaum le encargaron traducir el emblemático texto de Woolf.

Porque “cuando empecé a pensar en cómo quería estructurar este libro, en un momento pensé que la estructura podría estar marcada por capítulos que se correspondieran con los capítulos de Virginia Woolf, pero después me di cuenta de que en realidad eso no era demasiado útil porque había muchas cuestiones dentro del libro que no necesariamente eran las cuestiones que yo quería tratar. Y el índice tenía que ser un lugar donde era más bien el tratamiento de los temas que yo quería dar. Y me dije ‘voy a querer hablar del resentimiento, de la nostalgia, del trabajo y el dinero, entonces mejor que los capítulos estén estructurados en torno de eso, que estructurarlos alrededor de Un cuarto propio y estar viendo donde poder relacionarlo’.

-Un millón de cuartos propios, como señalaste, no aborda todos los ítems desarrollados por Virginia Woolf en su ensayo, ¿cómo determinás tus intereses?

-Creo que aparece la cuestión de los últimos años, sobre todo cuando pensé en escribir un ensayo para esta época me interesaban los cambios más recientes, que muchas veces son cambios que tienen que ver con cosas muy de tendencias, efímeras. Yo creo que los cambios grandes son cosas que tardan muchos años más. Y por ahí te preguntan, ¿qué cambió? y cambiaron muchas cosas discursivas y después por suerte en la realidad hay algo de que el embarazo adolescente va a seguir bajando, la cantidad de divorcios va a seguir subiendo. Las grandes tendencias sociales son de largo aliento, no cambian cada dos años como el discurso de moda, pero a la vez esos discursos que van cambiando también tienen sus consecuencias y por más que sean cosas que en tres años vamos a decir “pasó de moda tan rápido como apareció”.

-En Un cuarto propio encontramos a una escritora que ora o escribe mirando hacia el futuro, hablando de cosas que sabía que no iba a ver plasmadas.

-Sí, es algo que se ve mucho en las feministas de hace cien años o un poco menos, que efectivamente sabían que el cambio que se venía era muy grande y que no lo iban a ver. Hoy creo que estamos en un momento donde la visión del futuro se ve más borrosa. Por un lado, sentimos que todo cambia muy rápido y a la vez siento que no sabemos mucho en qué dirección van a ir las cosas. La sensación es que podrían ir en cualquier dirección. En esa época creo que había una certeza de qué iba a pasar, pero no sabían cuándo ni cómo.

-En Un cuarto propio encontramos el estilo de escritura tan característico de las ficciones de Woolf.

-Sí, ceo que hay algo de esos devaneos de Virginia que son muy lindos de leer. Es una forma de leer que no está solamente mirando el tratamiento de los temas, sino también está construyendo una voz, un personaje, un universo.

-Se trata de un ensayo, que tiene casi cien años y del que se podría decir que no ha envejecido.

-La verdad es que los textos de las feministas del siglo XIX o principios del XX han envejecido bastante bien. Muchos de esos textos siguen tratando temas que son interesantes sobre todo porque hablan mucho, por ejemplo, de temas como la igualdad en el interior del matrimonio, que son cuestiones que no están resueltas. Los que hablan del voto femenino han quedado más viejos, pero la cuestión de qué pasa en el interior de una casa todavía está muy poco resuelta, entonces empieza en un gran tema para escribir en esa época, o si el matrimonio era una esclavitud o no. O temas que están muy en agenda ahora como la carga laboral femenina.

-¿Podría pensarse la traducción como reescritura de un texto?

-Más o menos. Siempre pienso que traducir es revisitar un texto. Reescribir me parece un poco fuerte. No es tan intensivo como escribir, es oficio y está bien que lo sea, no hace falta robarle ningún mérito al autor. Pienso que traducir es reinterpretar, pensar en la audiencia que va a recibir ese libro hoy. Traducir es hacer viajar un texto hacia otros.

-¿Dónde encontrás materia para escribir?

-En cualquier parte. Creo que lo importante es seguir conectado con el mundo, con distintas esferas de la cultura y de la vida: desde el arte hasta la calle, de las noticias hasta el chisme, todo lo que va pasando, dejando que eso se imprima en uno mismo y vayan apareciendo las ideas.

© LA GACETA

PERFIL

Tamara Tenenbaum (nacida en Buenos Aires en 1989) es licenciada en Filosofía por la UBA, donde es docente. Enseña, además, escritura en la Universidad Nacional de las Artes. Como periodista, colabora en La Nación, Infobae, Anfibia, Orsai, elDiarioAR y elDiario.es, entre otros medios. En 2018 ganó el Premio Ficciones al mejor libro de cuentos inéditos del Ministerio de Cultura por Nadie vive tan cerca de nadie. En 2019 publicó, con gran éxito de lectores y crítica tanto en Latinoamérica como en España, el ensayo El fin del amor, convertido en serie para Amazon Prime.

Comentarios