De los Andes al espacio: la quinoa como alternativa contra el hambre y la desertificación

De los Andes al espacio: la quinoa como alternativa contra el hambre y la desertificación

INVESTIGADORES. El biólogo Buedo examinando un campo en Leales. gentileza foto de de Fundación Miguel Lillo

En la Fundación Miguel Lillo investigan el potencial de la quinoa como una alternativa nutricional, de cultivo y por su valor agregado.

Álvaro Medina
Por Álvaro Medina 26 Enero 2025

María Inés Mercado es licenciada en Ciencias Biológicas y doctora en Bioquímica. Forma parte de un prestigioso equipo de la Fundación Miguel Lillo que lleva décadas desarrollando importantes conocimientos sobre la quinoa: una planta emblema de la región andina y que emerge a nivel mundial como un cultivo clave para enfrentar los desafíos del hambre y la desertificación.

A tal punto es así, que países a miles de kilómetros de los Andes, como Dinamarca, Noruega y Estados Unidos, intensificaron sus investigaciones y superficies cultivadas con este “pseudo-cereal” considerado un “superalimento”, tanto por su valor nutricional como por su tolerandia a la sequía y salinidad de los suelos.

Para graficar este potencial, María Inés menciona dos experiencias internacionales exitosas del equipo. La primera fue un trabajo junto a la Agencia Espacial Canadiense (CSA), con quienes investigaron el comportamiento de los granos en condiciones extraplanetarias y la posibilidad de utilizarlo como alimento en viajes espaciales.

La segunda experiencia fue junto a investigadores de Egipto y Marruecos, probando variedades que su adaptabilidad a suelos desérticos, regados con aguas muy salinizadas, que forman parte de los ambientes de estos países.

La milenaria quinoa viajando desde los imponentes Andes sudamericanos hasta los sembradíos de Norteamérica y países nórdicos; creciendo en un desierto africano; orbitando el espacio a bordo de una nave: un vegetal tenaz y que se expande.

Desarrollo local

“En un contexto de cambio climático hay una tendencia a la desertificación y a la pérdida de suelos cultivables”, anuncia María Inés. “Esto nos lleva a la búsqueda de cultivos que se adapten a este desafío que nos está planteando el futuro y la quinoa es una excelente alternativa para este contexto ambiental que nos está esperando”.

Los científicos de la fundación trabajan en cooperación estrecha con el INTA Famaillá, vinculados a través del doctor Luis Erazzú y Luciana Martínez Calcina, ingenieros agrónomos referentes del Programa Nacional de Cultivos Industriales. Más allá de las colaboraciones internacionales mencionadas, el proyecto apunta principalmente al avance a nivel local de la quinoa ofreciendo conocimientos y herramientas para su desarrollo como alimento, opción de cultivo y productos de valor agregado.

EMILIO LIZARRAGA. Aborda el aprovechamiento de los residuos. la gaceta / Foto de álvaro medina EMILIO LIZARRAGA. Aborda el aprovechamiento de los residuos. la gaceta / Foto de álvaro medina

“A nivel local, entre otros abordajes, trabajamos con el municipio de Lules en el desarrollo de un producto que pueda ser entregado en las escuelas como suplemento alimenticio”, explica María Inés. “Incorporar un alimento que tenga todos los aminoácidos esenciales y un excelente valor nutricional, es clave en la etapa escolar”.

Otro integrante del equipo de especialistas es el biólogo Sebastián Buedo, responsable del proyecto y encargado del estudio de las respuestas ecofisiológicas de la quinoa en distintos ambientes. El investigador continúa las indagaciones sobre el comportamiento de distintas variedades en la zona de los Valles Calchaquíes, donde trabaja en estrecha colaboración con los productores locales, portadores de saberes ancestrales relacionados con el cultivo.

Sebastián amplió la investigación exponiendo al vegetal a otras condiciones como las de algunos sectores del este de Tucumán, donde las especies de cultivo tradicionales, como soja, caña de azúcar y trigo, no prosperan. De esta manera, a los históricos estudios sobre su comportamiento en la zona de los valles, se suma información sobre su desarrollo en la llanura deprimida.

Adaptabilidad

“La capacidad de la quinoa de adaptarse a distintas condiciones climáticas y de suelo ya viene en su genética con la semilla”, detalla el biólogo. “En la zona este de la provincia donde las condiciones de salinidad de los suelos limitan el desarrollo de cultivos tradicionales, la quinoa puede ser una muy buena alternativa para los productores”.

María Inés, aporta un dato esencial que fortalece la importancia de su investigación: “En Argentina, el 70% de los suelos corresponden a superficies desérticas y tienden a aumentar. En esos suelos deberíamos estudiar qué variedades de quinua se adaptarían mejor para convertirla una alternativa de cultivo”.

MARÍA MERCADO. Estudia tejidos y células de la planta. gentileza fotos de de Fundación Miguel Lillo MARÍA MERCADO. Estudia tejidos y células de la planta. gentileza fotos de de Fundación Miguel Lillo

Conocimiento Norte

Una serie inspirada en la potencia de los desarrollos científicos que se realizan en la provincia y que convierten a Tucumán en un importante polo de ciencia a nivel nacional e internacional. Abordamos investigaciones que aprovechan nuestra riqueza natural en búsqueda de aplicaiones para problemas ambientales, fortalecimiento y renovación de la agro industria y soluciones sustentables para problemas habitacionales. Un espacio para conocer de innovaciones con potencial para generar impacto en nuestra sociedad.

SEBASTIÁN BUEDO. Biólogo responsable del proyecto. SEBASTIÁN BUEDO. Biólogo responsable del proyecto.

Los inicios

El aval de años de investigación

El proyecto surgió en 1983 impulsado por el doctor Juan Gonzáles. Comenzó como un estudio de ecofisiología y de fotosíntesis en el vegetal y después fue escalando y aumentando su interés por el impacto del consumo de quinoa a nivel mundial. En ese contexto, la FAO decretó el año 2013 como el año internacional de la quinoa por el alto valor nutricional que tiene el grano y la posibilidad de utilizar este cultivo en diferentes productos.

Ficha técnica

Nombre del proyecto:

Ecofisiología del cultivo de variedades seleccionadas de Chenopodium quinoa (‘quinoa’) y otras especies de valor alimentación en campo y laboratorio.

Descripción del proyecto:

Se analizan los principales problemas a los que se enfrenta la agricultura en relación al cambio climático, buscando alternativas que ayuden a mitigar los efectos de los nuevos escenarios y que a la vez contribuyan a la seguridad alimentaria. Entre esas alternativas se abordan estudios del cultivo de quinoa de base ecofisiologica, ya que está tiene la capacidad de adaptarse a una amplia variedad de condiciones ambientales, entre ellas las esperadas por el cambio climático. A su vez, se seleccionan variedades que mejor se adapten a las condiciones agroecológicas que ofrece la provincia. Se trabaja en conjunto con el INTA en el marco del Proyectos Argentina contra el Hambre, con el que se impulsa el cultivo de quinoa en la provincia poniendo a disposición de la comunidad en los valles calchaquíes y en el este tucumano, la maquinaria para la poscosecha.

Institución:

Fundación Miguel Lillo

Investigador referente:

Lic. Sebastián Buedo, Dra. María Inés Mercado, Dr. Emilio Lizarraga

Estado del proyecto:

Proyecto en marcha.

Un cultivo “multipropósito” para desarrollar economías regionales

La quinoa es considerada una especie “multipropósito”, según los especialistas. Además de su valor nutricional, también es aprovechable desde el punto de vista de la industria cosmética o como forraje de alimentos para animales, entre otros. Dentro del equipo, el encargado de estudiar estas posibilidades es el profesor en Ciencias Biológicas y doctor en Química, Emilio Lizarraga. Su trabajo consiste específicamente en investigar la química y bioactividad de los residuos post cosecha como tallos y hojas y también los residuos producto de la limpieza mecánica de los granos de quinoa.

“El tratamiento de los residuos de la limpieza mecánica de granos permite la recuperación de metabolitos de interés industrial farmacéutico y cosmético como por ejemplo las saponinas”, dice Emilio refiriéndose a uno de los compuestos químicos de la planta que pueden ser utilizados luego en la elaboración de productos como shampoos naturales, por ejemplo.

Por otro lado, los desechos de tallos y hojas, que se conocen como panoja, tienen un alto valor nutritivo, de manera que pueden ser utilizados como ingredientes para la elaboración de alimentos balanceados para ganado, según el especialista. “La quinoa, además de adaptarse a zonas desérticas donde las pasturas son escasas, podría ofrecer una opción a los productores ganaderos de esas regiones asegurando el alimento para sus animales”, detalla Emilio.

Los científicos resaltan que, a medida que conocemos las potencialidades que tiene la planta en su totalidad, emerge la posibilidad de desarrollar las economías regionales e impulsar a los productores a animarse a esta actividad con la premisa de cultivo “multipropósito”.

RELEVAMIENTO. Científicos y productores recorren los cultivos recavando datos e intercambiando saberes. RELEVAMIENTO. Científicos y productores recorren los cultivos recavando datos e intercambiando saberes.

La degradación de los suelos pone en riesgo la producción de alimentos

Importantes estudios científicos preven una disminución de las superficies cultivables en el planeta en los próximos 25 años. Lo advierten los principales especialistas en medioambiente y agregan que esto supone un riesgo determinante en la producción de alimentos.

Actualmente un tercio de los suelos cultivables del mundo están degradados y para el 2050 ese porcentaje podría crecer exponencialmente, detalla en sus informes la Organización Mundial de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, según sus siglas en inglés).

Las causas están relacionadas con acciones humanas: escenarios de deforestación y monocultivos agravados por la crisis climática.

Es una proyección alarmante si tenemos en cuenta que la producción de los alimentos que se consumen en el planeta está estrechamente relacionada con la salud de los suelos. Los números sugieren un panorama de posible inseguridad alimentaria.

La ciencia del mundo aborda investigaciones buscando metodologías y técnicas que permitan recuperar de alguna manera el potencial de los ecosistemas dañados o también indagando en alternativas de cultivo capaces de adaptarse y prosperar en zonas degradadas a fin de preservar la seguridad alimentaria global.

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