Al refrán “… no hay mal que dure cien años...” habría que agregarle “por orden del emperador Milei”, “… ni jubilado que los resista…”. La crisis del sector pasivo se torna insostenible, cuando aún faltan 99 años y un mes, para que se cumplan los tiempos del refrán. La paranoia de un Presidente, obnubilado por un equilibrio fiscal falso, con el que pretende agradar a los poderes económicos y financieros del mundo, lo llevó a oprimir al sector más débil y sensible del tejido social, hasta dejarlos al borde de la muerte. Ignorando, que la canasta básica para el adulto mayor, superó los $ 912.584, actuó irreflexivamente, y en nombre de las Fuerzas del Cielo, los despojó de los medicamentos gratuitos que el PAMI durante décadas otorgó a sus afiliados. El atropello puso al sector pasivo en un estado virtual de eutanasia, con la muerte, como destino final. Como era de esperar, hasta hoy la irracional decisión no tuvo el rechazo de los sectores que alguna vez fueron la columna vertebral del peronismo, hoy nucleados en la CGT. En Tucumán, la sorpresa la dio el Gobernador Jaldo (LA GACETA online) mediante un gesto que rayano con el arrepentimiento le pidió al Presidente que reconsidere la situación de los adultos mayores. Considero que Jaldo tiene la oportunidad histórica de reparar en algo el daño que pone al sector pasivo local al borde de la extinción, porque con los “Carnavales de la Tercera Edad” (“Víctimas de la Casta” LA GACETA, 23/11) y el boleto gratuito no podrán zafar del genocidio social al que los expuso Milei. El Gobernador tiene la oportunidad de enmendar el daño, incorporando mediante una ley a los pasivos tucumanos alcanzados por la irracionalidad, a la obra social del Subsidio de Salud, y a ambas categorías, provinciales y nacionales, reconocerles el beneficio del 100% de los medicamentos. Con esta medida el primer mandatario se despegará del slogan que seguramente se instalará en el futuro en todo el país: “… viva la muerte, carajo...”
José Emilio Gómez
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