Vivir con la mínima: llegar a viejos, el drama de los jubilados en nuestro país

Vivir con la mínima: llegar a viejos, el drama de los jubilados en nuestro país

Una deuda pendiente.

Vivir con la mínima: llegar a viejos, el drama de los jubilados en nuestro país

Con bono o sin bono, con fórmula nueva o actualizada por inflación, quienes pintan canas en Argentina tienen que elegir entre comer o comprar remedios mientras la economía sigue en un vaivén continuo.

Ayer, durante el solemne Tedeum por el 25 de Mayo, monseñor Roberto José Ferrari fue crítico en su homilía y planteó la necesidad de fortalecer la solidaridad con los sectores más desfavorecidos. Los jubilados tuvieron un párrafo especial cuando mencionó la difícil realidad de muchos abuelos tucumanos. Y no es para menos. 

Esta semana, en el programa Panorama Tucumano se presentó el testimonio en primera persona de jubilados y pensionados que dependen de su familia para alimentarse o para vestirse. Es el caso de José, que hace fila como todos los meses en la puerta del banco. Ante las cámaras de La Gaceta se lamentó por su situación. 

“No alcanza. Y el tema es que hay que conseguir los remedios y después comer”, lanzó resignado. “Si los jubilados no tenemos la ayudita de nuestros hijos o hijas o del Espíritu Santo no sé qué hacemos”, reflexiona.

Lo mismo le ocurre a Yolanda Carabajal, que trabajó durante casi 40 años como docente en una escuela y aunque no cobra el haber mínimo sobrevive en condiciones dramáticas. “Yo he trabajado en una escuela del campo durante 39 años. Todo esto me parece una trampa. Yo no cobro la mínima, recibo apenas tres mil pesos más y por eso a mi no me corresponde el bono”, explica.

Los jubilados y pensionados de la Anses reciben en el sexto mes del año un incremento del 8,83%, dado por la nueva fórmula de movilidad, que establece el decreto 274/2024 y que se ajusta por el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Además, el gobierno entregará, como hace varios meses, un bono de $70.000 a los que cobran la mínima. El problema es que hay un enorme porcentaje de la sociedad cuyos haberes exceden ese monto y se ven excluidos del beneficio.

Adriana Palacios fue otro de los casos documentados. La mujer vive con su hija y en ocasiones deben repartir una vianda entre las dos. Aunque PAMI cubre un porcentaje de los remedios que necesita, el resto debe costearlo ella. “Los jubilados nunca fuimos una prioridad para los gobiernos, ni antes ni ahora. Siento que estamos peor”, sostiene Adriana.

Las historias son ejemplos pero sirven para reflejar una realidad preocupante. “Uno se siente abandonado, no sos activo y sos una cosa que estás ahí. Es mi situación y la de muchos”, concluye resignada Yolanda.

Un sistema yapado

En Argentina funciona un régimen de reparto mediante el cual los trabajadores en actividad y las empresas, con sus aportes, financian las jubilaciones y pensiones.

María Inés Salvatierra, abogada experta en la temática explica porqué el sistema previsional en Argentina no es sustentable. La profesional considera que se necesita con urgencia avanzar en reformulaciones clave. “Los jubilados que trabajaron y aportaron durante toda su vida activa tienen el derecho de percibir haberes dignos que les permitan sostener su nivel de ingresos y una buena calidad de vida para no depender de ayudas, bonos o vouchers” explica Salvatierra.

“La recaudación de los aportes previsionales de trabajadores formales activos tanto en relación de dependencia como autónomos o monotributistas se reparte (por eso es un sistema de reparto) entre los titulares de beneficios previsionales. Es decir, los trabajadores activos formales financian con sus aportes el pago de las prestaciones de los pasivos. Pero para funcionar como corresponde, el sistema debe ser además sustentable”, aclara María Ines. “Actualmente el número de pasivos supera al número de activos aportantes al sistema, los aportes que se recaudan desde ese concepto de solidaridad no alcanzan para cubrir el pago de todas las prestaciones previsionales y por ende, el sistema ha dejado de ser sustentable por sí mismo”, agrega.

La informalidad laboral es un problema en Argentina y plantea un escollo en el sistema previsional de nuestro país. Según los últimos registros, en Argentina existen 15.769.000 de puestos de trabajo entre trabajadores formales e informales de los cuales solo aportan al sistema cerca de 10.791.000 ( que son los empleados registrados). Los otros 4.978.000 son trabajadores informales. En un trabajo publicado por el Banco Mundial se consignó que los aportes laborales sólo cubren el 55% de los gastos previsionales (que en conjunto superan el 10% del PBI). El 45% restante proviene de aportes del Tesoro nacional.

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