Cartas de lectores: Cuidar a los Valles

Cartas de lectores: Cuidar a los Valles

Cartas de lectores: Cuidar a los Valles
21 Enero 2024

El valle se ha convertido en un territorio donde hay una intensa y creciente actividad humana que se basa en el uso de sus recursos naturales con fines diversos, como   producción agrícola ganadera, uso urbanístico del terreno, comercio y fundamentalmente el turismo. El valle es  un ecosistema, donde los componentes bióticos (vegetación y fauna) y abióticos (aire, suelo y agua), se encuentran vinculados e interrelacionados en un equilibrio dinámico. Las acciones antrópicas que se realizan,  si no son estudiadas y controladas debidamente  pueden afectar de modo significativo el medio ambiente del valle, al impactar: suelo, agua, aire, flora, fauna, paisaje, los patrimonios arqueológicos y arquitectónicos y los componentes cultuales y humanos de la zona. Si a esto le agregamos los riesgos de desastres por aluviones, por la falta de sistematización de su  cuenca hídrica y   el desinterés crónico en el mantenimiento del Dique la Angostura (que es de tierra), todo el cuadro se agrava (por ejemplo: en las márgenes y en el  cauce del Blanquito, hay numerosas viviendas). De los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y cloacales, del tránsito caótico e inseguro, del ruido ambiental y de los agros tóxicos que se aplican, mejor ni hablar. El mejor patrimonio que tiene el valle es su medio ambiente y por su deterioro o daño irreversible, dejaría de tener  el atractivo turístico que hoy ostenta en el NOA (todo ecosistema tiene límites de carga y resistencia).  Por ello es difícil de entender, como las decisiones que tienen que ver con lo ambiental, estén en manos de un estado municipal y comunal  (Tafí y el Mollar), sin los conocimientos y las condiciones necesarias y suficientes para ejercer regulaciones, seguimientos y controles racionales y eficientes, sobre temas tan importantes). Alarma que nuestra provincia,  no cuente con una Política de Estado Ambiental y ordenamiento territorial que nos permita tener  esperanza, de que nuestros derechos ambientales otorgados en las constituciones  nacional y provincial, algún día  se hagan  realidad. Los que viven en forma permanente en el valle y quienes ingresan al mismo, como turistas u   otros motivos, deben aceptar que desde el momento que lo hacen, pasan a ser parte (no aparte) de la red dinámica del ecosistema el que necesita del compromiso y del aporte de todos,  para ser sustentable. Se desconoce cuáles son los límites de carga y resistencia del valle,  ya que nunca fueron calculados ni  ponderados.

Juan Francisco Segura

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