Preocupación en las escuelas de Tucumán: ¿qué nos quieren decir las amenazas de bomba?

Preocupación en las escuelas de Tucumán: ¿qué nos quieren decir las amenazas de bomba?

Tras las masivas denuncias en la provincia, la opinión de Mariana Dato, profesora en Ciencias de la Educación.

LA GACETA / ARCHIVO. LA GACETA / ARCHIVO.
29 Agosto 2023

Como mamá de cuatro niños y una niña en pleno proceso de escolarización, como profesora en ciencias de la educación y vinculada al ámbito judicial, intentaba pensar acerca del significado de las amenazas de bomba masivas en las escuelas. Me encuentro con que, si bien en esta provincia se dio como un juego que desafiaba los límites de la convivencia escolar y el respeto a las instituciones y al prójimo, en San Isidro un menor de edad amenazó 14 escuelas y su domicilio fue allanado; tenía en sus manos cuatro armas, fue privado de libertad. Luego fue liberado, pero no podrá vivir con sus padres "porque no ejercieron la debida tutela" y porque las 14 instituciones que amenazó quedan cerca de la vivienda familiar. ¿Cosa de chicos? ¿Bromas de adolescentes?

Tanto lo sucedido en San Isidro, que implicó una fuerte intervención judicial como los cientos llamados, mails etcétera que los colegios y escuelas tucumanos vienen padeciendo hace más de un mes, no son cosa de chicos, ni de locos. Lo que no se habla se actúa, dice el psicoanálisis y todas estas amenazas - al menos en Tucumán-  han tenido lugar unas semanas previas a los exámenes trimestrales, al momento en donde el contrato pedagógico entre docente alumno y conocimiento más fortalecido debe estar. Sin embargo, hechos como los narrados dan cuenta de que el malestar institucional reemplaza la palabra y el acting, el hacer "como si" tirara una bomba para medir al otro, termina en el centro de la escena.

Creo que a esos hechos hay que verlos como la punta de un iceberg de lo que pasa en el sistema educativo y su pérdida de eficacia simbólica como institución formadora de subjetividades. No hay respeto por las instituciones a las que apostó Sarmiento democratizándolas con el uso del delantal blanco. Los regímenes de convivencia no están funcionando porque hay algo para decir por parte de los amenazadores que NO pueden decirlo y hay que preguntarse por qué. 

Tales hechos disruptivos de la cultura institucional son un llamado de atención sobre el mensaje que la escuela quiere dar y lo que nuestros niños, niñas y adolescentes necesitan, el currículum oculto que le llaman. Algo queda fuera del plano del lenguaje y del diálogo, y por ello la broma, el sarcasmo y la violencia que significa  una amenaza contra miles de vida algo quieren decir. Es hora de repensar la función escolar, la convivencia, los modos de enseñar, lo qué son capaces y desean aprender nuestros/as estudiantes y refundar un pacto donde la solidaridad, la sororidad y la escucha activa del adulto y entre los pares sean el eje del (bien)estar escolar.

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