La pelea entre kirchneristas y duhaldistas afecta el funcionamiento de las instituciones

La pelea entre kirchneristas y duhaldistas afecta el funcionamiento de las instituciones

La Cámara de Diputados no sesiona desde hace cuatro semanas ya que los referentes del PJ están trabados en la interna.

03 Julio 2005
Al Congreso le resulta imposible avanzar en el tratamiento de la renegociación de una veintena de contratos realizada entre el Gobierno y las empresas privatizadas, o sancionar la ley sobre el "donante presunto", o aprobar que la AFIP tenga más poder para intimar a las empresas con deudas previonales. La independencia de la Justicia de la provincia de Buenos Aires está en duda porque se cuestiona el fallo del juez electoral Manuel Blanco, que dispuso que la lista de candidatos de los partidos bonaerenses debían estar ante su despacho hasta el jueves pasado y no hasta el próximo, como se pensaba que era en un principio.
La disputa por la integración de las listas del justicialismo en la provincia de Buenos Aires está afectando a las instituciones. La pelea entre los seguidores del presidente Néstor Kirchner y de su antecesor, Eduardo Duahlde, en el territorio bonaerense, no sólo afectó el funcionamiento del Congreso de la Nación, sino que provocó que hasta la Iglesia, a través del cardenal Jorge Bergoglio, saliera el fin de semana pasado a advertir al peronismo que "las internas son un mal endémico de la política argentina". Kirchneristas y duhaldistas están pagando un alto costo por dominar la provincia bonaerense, disputa que encuentra su razón en la importancia del padrón electoral bonaerense, que representa el 36% del total de los electores de la Argentina, según analistas consultados por LA GACETA.Pero en el Congreso, uno de los pilares del sistema democrático argentino, el tironeo entre los dos pesos pesados del peronismo está haciendo mella: ya hace cuatro semanas que ninguna de las dos cámaras sesiona y en Diputados sólo 70 de los 257 diputados nacionales pasaron por sus despachos en los últimos cinco días hábiles.
Algunos de los parlamentarios nacionales que representan a Tucumán en el Congreso, consultados por nuestro diario, confirmaron que la interna del PJ bonaerense está afectando el trabajo legislativo. Y hasta sugirieron que hay proyectos que corren el riesgo de no llegar a ser tratados nunca, ante la renovación parcial que habrá en la Cámara Baja luego de las elecciones de octubre, el 30 de noviembre.
La pelea en el peronismo -que en los últimos días pareció encaminarse a una ruptura en las relaciones entre el actual y el ex presidente- también develó otras cuestiones: por un lado, que ante los "superpoderes" con los que cuenta Kirchner a partir de la delegación al Poder Ejecutivo de funciones legislativas (que se formalizaron con la sanción de la Ley de Presupuesto y con la emergencia económica), poca importancia le asigna el Gobierno nacional a la inactividad que reina en el Parlamento Nacional. Por decreto, de necesitarlo, el jefe de Estado puede desde modificar partidas presupuestarias, hasta cambiar la estructura de algunos organismos del Estado. Por otra parte, la lucha justicialista también muestra que hay una oposición débil, en crisis, a la que el PJ gobernante no teme, y por eso se dedica sólo a resolver sus problemas internos, sin nadie que pueda poner en evidencia el descuido de las labores de gobernabilidad.
La líder del ARI, Elisa Carrió, repitió toda la semana que el Congreso está "desfondado" por la interna peronista y que esa disputa está llevando a una crisis de gobernabilidad. Desde el Gobierno, en tanto, pregonan que su prioridad es la gestión, y hasta el propio Kirchner salió a decir que no participa de estas disputas. Los 112 días que separan a la actualidad de la fecha de la elección irán definiendo cuál de las dos posturas está en línea con la verdad.

El juego intrínseco del PJ
Por Uriel Salamón, politólogo y consultor privado
"Todos unimos triunfaremos". Así dice uno de los versos de la conocida marcha interpretada por Hugo del Carril para el peronismo.
Aunque al hacer retrospectiva política y analizar el presente puede concluirse que eso respondió a una expresión de deseo, a una arenga del movimiento o a una etapa histórica particular del peronismo, que tiene que ver con su fase primigenia en la que el liderazgo de Perón marcaba todos los destinos del movimiento que él mismo había fundado. Apenas sucedido el golpe militar que lo alejó del poder en 1955, quienes se definirían como sus "representantes" (aunque proscriptos durante 18 años) buscaron constituirse en la "voz autorizada". En este hecho puede hallarse el origen de lo que hoy parece intrínseco al peronismo: las internas, que se dieron ya desde el proclamado "peronismo sin Perón" del líder metalúrgico Augusto Timoteo Vandor, en los 60, hasta la presentación de tres fórmulas presidenciales encabezadas por hombres provenientes de las entrañas del PJ en el 2003.
Esta reseña histórico-política sirve para introducirnos en el análisis, más allá de las candidaturas, de los efectos de la disputada interna del PJ. En primer lugar, hay que entender que la provincia de Buenos Aires es un distrito clave: aporta 70 diputados a la Cámara Baja y una cantidad de votos considerable. Por ello, no es extraño observar esta necesidad del Presidente de pisar fuertemente en la provincia de Buenos Aires, aun enfrentándose con el hombre que le brindó el camino a la Rosada en 2003. Kirchner piensa y proyecta para 2007: su reelección y seguir construyendo poder a través de sus delfines. ¿Hilary Clinton o Condoleezza Rice 2008?; ¿por qué no Cristina de Kirchner 2011? Es una idea que no está lejos del pensamiento de los más íntimos de la Quinta de Olivos. El pensamiento de Duhalde, reconociendo él mismo su retirada de la competencia por los cargos, es similar: quiere seguir manejando el bastón de mando a través de delfines propios.La cuestión se dificulta cuando se analiza que esto puede frenar otras actividades institucionales. El Congreso nacional está prácticamente en desuso, práctica repetida en todos los órganos legislativos cuando el cierre de listas es inminente.
Después vendrá la campaña y en octubre las elecciones, que serán la piedra angular para vislumbrar la segunda mitad del Gobierno nacional. Además Kirchner quiere reducir a la mínima expresión la capacidad de presión del duhaldismo en el Congreso, porque es consciente de que de eso dependerá su capacidad de maniobra.
La provincia de Buenos Aires ya cuenta con un antecedente de haber presentado dos listas peronistas. Fue en 1985, cuando la renovación de Cafiero fue por afuera y le ganó al aparato partidario liderado por Herminio Iglesias. Ahora la pelea es mayor, porque no se está jugando sólo una conducción partidaria: con la oposición dispersa y la UCR debilitada, la pelea puertas adentro del PJ se traduce a determinar el futuro del país: la interna es un juego que los peronistas saben jugar porque les es intrínseco. (Exclusivo para LA GACETA)

Una apuesta riesgosa
Por Roberto Bacman, SOCIOLoGO - director del Centro de Estudios de Opinión Pública
La apuesta que hace el Presidente al afirmar que en octubre se plebiscita su gestión es riesgosa. Es cierto que Kirchner logró reinstaurar la esperanza de que se produzca algún cambio en la Argentina y que tiene imagen positiva alta ante la sociedad. Es cierto también que lo ayuda una coyuntura económica favorable. Pero sigue siendo riesgosa la idea del plebiscito, porque hay muchas regiones electorales que son muy importantes y que no están cerradas a favor de las aspiraciones del Presidente respecto de las candidaturas.
El principal distrito, el de la provincia de Buenos Aires, continúa convulsionado y sin que haya un acuerdo entre duahldistas y kirchneristas. Es probable que el arreglo llegue en algún momento, porque Kirchner y Duhalde son como dos boxeadores peso pesado: saben que si van al medio del ring a cambiar golpes se pueden hacer daño mutuamente y no va a ganar ninguno. Pero, mientras más tarde en llegar el acuerdo, más secuelas va a dejar esa pelea en las instituciones del país.Y si no hay acuerdo, en la provincia de Buenos Aires es donde menos posibilidades tiene Kirchner de lograr más del 50% de los votos que necesita para conseguir la cifra final alta que podría significar, en las elecciones de octubre, un buen resultado del plebiscito de su gestión. En cambio, el PJ unido sí puede superar ese porcentaje.
La lucha en la provincia de Buenos Aires, además de ser por los votos, es para ver si en ese distrito se mantiene el sistema feudal que es dominado por Duhalde. Hoy, un Kirchner muy inteligente, que con la caja presiona a los intendentes, hace trastabillar ese poder feudal. Este es un problema que todavía no se va a resolver.
La lucha del PJ hoy puede caracterizarse también como la pelea entre la vieja y la nueva política. La Argentina está en un proceso de cambio. La idea de Kirchner es revolucionar desde su propia imagen, desde su propia impronta, y obligar a una reforma política y a que los partidos políticos se renueven y se modernicen. Eso también incide en la interna.
En ese marco, las elecciones de octubre serán centrales para el Gobierno. A muchos analistas les preocupa la apuesta que hizo Kirchner, ya que asumió un riesgo que ningún gobierno tomó en estos últimos años de democracia. En el 97, Menem vio cómo daban por tierra sus aspiraciones re-reeleccionistas con un duro revés en las urnas. En 2001, la mala elección significó para De la Rúa el final de su gobierno. Ante esto, Kirchner decide apostar a este plebiscito, porque sabe que si presiona sobre esta elección podrá gobernar más tranquilo los próximos dos años. Hoy se desvive por lograr que los diarios digan, tras los comicios, que la gente le dio un aprobado; busca la legitimación de su mandato. En Buenos Aires, el peronismo irá a una interna que definirá una desfeudalización o una profundización de la feudalización, que va a definir el futuro del Partido Justicialista. (Exclusivo para LA GACETA)

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