La OEA y una reedición de la pelea norte-sur

La OEA y una reedición de la pelea norte-sur

La votación para consagrar al nuevo titular de la Organización de Estados Americanos lanzó una disputa diplomática entre los países latinoamericanos y EEUU.

17 Abril 2005
"La Organización de los Estados Americanos (OEA) es el principal foro político para el diálogo multilateral y la toma de decisiones de carácter hemisférico. La Organización trabaja para fortalecer la paz y la seguridad, consolidar la democracia, promover los derechos humanos, apoyar el desarrollo social y económico y promover el desarrollo sostenible de los países de América. En su accionar busca construir relaciones más fuertes entre las naciones y los pueblos del hemisferio".La carta de constitución de la OEA define de esta manera cuáles son los objetivos del bloque panamericano que aglutina a 35 países del continente. Pero desde 1948 -año en que se fundó- hasta los primeros años del siglo XXI, el bloque sumó más burocracia que hechos concretos y también algunos escándalos. Uno de ellos fue el del costarricense Miguel Angel Rodríguez, que abandonó el cargo de secretario general en medio de denuncias de corrupción respecto de su gestión en el gobierno de Costa Rica.
Hoy los países miembro de la OEA se debaten entre ser protagonistas de otro escándalo por la elección del nuevo secretario general o reflotar la institución para que e transforme en un verdadero bloque poderoso, con más presencia mundial.

Acusaciones cruzadas
Las acusaciones de que hubo presiones y compra de votos durante las votaciones para elegir secretario general que tuvieron lugar el lunes pasado, dañaron aún más la ya deteriorada imagen del organismo. Las inculpaciones alegan que EEUU ofreció asistencia económica al Caribe e incluso amenazó con congelar recursos financieros a fin de evitar que fuera electo el candidato de Chile, José Miguel Insulza. El postulante del presidente Ricardo Lagos rápidamente tuvo la adhesión de un virtual nuevo bloque del sur continental, al que se suman Hugo Chávez (Venezuela), Lula da Silva (Brasil), Tabaré Vázquez (Uruguay) y Néstor Kirchner (Argentina). Los alegatos también vienen del otro lado. Desde la administración del mandatario mexicano Vicente Fox se acusa a Chile, a Venezuela y a otros países sudamericanos de haber presionado a las pequeñas naciones caribeñas para que mantuvieran su compromiso de votar a Insulza y no al candidato de EEUU, el canciller mexicano Luis Derbez. La votación terminó empatada en esta nueva pelea norte-sur.
"La elección del lunes en la OEA giró toda en torno de Venezuela", señala el analista de la agencia de noticias NA, Martín Hermida. Sucede que EEUU ha perdido toda capacidad de influir en el proceso político venezolano, ya que las relaciones entre los gobiernos de Chávez y George Bush no han hecho más que deteriorarse en los últimos tiempos. En esa situación, Washington pretende continuar teniendo algún rol en el proceso político venezolano a través de la OEA, como sucedió entre 2002 y 2004, cuando la organización continental cumplió un papel de mediador entre el gobierno y la oposición. Las relaciones de Chávez con el bloque de países que promovió la candidatura de Insulza (Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y Ecuador) son buenas, pero no se trata sólo de eso, ya que también son buenas las relaciones con México. Según los analistas, la diferencia es que el Cono Sur sudamericano prefiere tratar por vías privadas cualquier diferencia que surja con Chávez, y mira con recelo la manera en que EEUU actúa respecto de Venezuela.
La nueva batalla se dará el 2 de mayo, cuando se realice otra votación. Chile adelantó que no retirará a su candidato y México hizo lo propio. Pero, más allá de la elección en sí, la aparente unión de los países sudamericanos, de ser real, podría encaminar a la OEA hacia el protagonismo que en algún momento tuvo. Podría ser aquel bloque que ayudó a que la Argentina no quedara aislada del mundo durante la guerra de las Malvinas (evitó que el Reino Unido estableciera un cerrojo comercial), o el que medió para evitar golpes de Estado en Perú, Paraguay y Bolivia. Según varios analistas consultados por LA GACETA, la OEA perdió de vista sus objetivos, pero tiene ahora la oportunidad de cambiar su rumbo.
"Que no se haya podido quebrar la paridad (pese a la presión de EEUU y de otros representantes, como Rafael Bielsa, que logró que Paraguay cambiara su decisión) marcó un escenario donde parecen enfrentarse un grupo de naciones lideradas por EEUU y otro que busca socios en el sur. Este empate sin resolución a la vista en la elección del jefe de la OEA muestra un continente cada vez más dividido y enfrentado. ¿Será ese el destino de la región?", reflexiona Hermida.

1. ¿ Qué naciones integran el bloque panamericano de la OEA?
Son 35: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba (excluido en el 68), Ecuador, El Salvador, EEUU, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay, Venezuela , Antigua y Barbuda, Barbados, Trinidad y Tobago, Jamaica, Granada, Suriname, Dominica, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Bahamas, San Cristóbal y Nieves, Canadá, Belice, Guyana.

2. ¿Cuándo comenzó a gestarse?
Los antecedentes de la OEA se remiten al Congreso de Panamá, convocado por Simón Bolívar en 1826. Pero recién en 1889, tras un llamado de EEUU a la integración, se sientan las bases reales de lo que sería la OEA.

3. ¿Con qué finalidad fue creada la OEA?
Su principal objetivo fue conformarse como un foro para el diálogo multilateral y para la toma de decisiones de carácter hemisférico. Pero nunca llegó a cumplir acabadamente con esa función.

4. ¿Por qué se dice que está en crisis?
Analistas de toda América y algunos de los países miembro creen que la OEA nunca cumplió la función de defender los intereses hemisféricos y dicen que se convirtió en un ente burocrático y de "imagen".

PUNTO DE VISTA I
Obedecer o mandar
Por Roberto Starke- Politólogo y profesor de las universidades de Buenos Aires, CEMA y Austral.
El reciente empate en 17 votos de los dos candidatos a secretario general de la OEA, después de cinco votaciones, nos podría conducir a la fácil conclusión de que la citada organización ha entrado en su declinación definitiva.
Un análisis más realista, sin embargo, nos permitiría concluir que esta lucha por un sitial como el de secretario general encierra algo más que la pugna por un cómodo sillón, aunque también hay algo de esto último. La disputa entre el chileno Insulza y el mexicano Derbes encierra el propósito de apoderarse de una estructura que, más allá de su burocracia, todavía conserva influencia y poder en la región.
Por supuesto que para la gente común esta lucha es por cargos y honores, más que por cuestiones concretas. Y tienen razón de pensar así. Si bien en muchas ocasiones la OEA ha logrado neutralizar golpes de Estado como en Perú, Paraguay o Bolivia, la gente tiene en su imaginario la figura de un organismo distante e inoperante en su acción cotidiana.La pelea entre el chileno y el mexicano encierra un conflicto de intereses entre EEUU y los países del cono sur. Pero es más que una disputa geográfica.
EEUU, que en los últimos años perdió interés por la región, sabe que el control de un organismo como la OEA es una pieza fundamental en materia hemisférica. Mucho más si uno de los temas de la agenda del organismo es la política de seguridad hemisférica, y las definiciones alrededor de la democracia y los límites a los incipientes autoritarismos.
¿Pero entonces el conflicto es por cuestiones ideológicas? No necesariamente. La controversia ideológica en realidad encierra dos cuestiones: primero, quién se queda con el manejo de la burocracia; segundo, y lo más importante, quiénes pueden definir la agenda de temas por discutir en los próximos años. Esta condición es la que le da al conflicto que nos ocupa su verdadero sentido. Sentido que la gente común desconoce pero que a los sectores dirigentes les ocupa la mayor parte de su tiempo y esfuerzo. Esta es la diferencia entre mandar y obedecer. (Especial para LA GACETA)

PUNTO DE VISTA II
Sirve para poco
Por Federico Schuster - Politólogo y decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
La idea de establecer organizaciones supranacionales resultantes de acuerdos entre los Estados se origina en la paz armada de finales del siglo XIX. Pero fueron las dos grandes guerras del siglo siguiente las que llevaron a coronar la idea.
La ONU es, sin duda, el caso más importante. A nivel regional, la OEA nace en 1948 y se convierte en el organismo supranacional por excelencia de las Américas. En tal sentido, podría tratarse de una fantástica herramienta para potenciar las capacidades de nuestros países y superar las diferencias que pudieren surgir entre ellos.
La idea de la integración continental es un viejo y anhelado proyecto, que tiene ya dos siglos y del que depende el futuro de nuestros pueblos. Pese a ello, las enormes desigualdades que han caracterizado al desarrollo capitalista del planeta, así como sus efectos políticos y militares, han convertido a los entes supranacionales en herramientas más o menos directas de los intereses de los países más poderosos. Así, si los EE.UU. tienen capacidad de controlar las ONU, cuánto más una organización en la que pocos tienen la fuerza necesaria para hacerle frente. No obstante, la idea de que estos organismos pueden instalar algún grado (muchas veces mínimo, es cierto) de mediación respecto de los intereses hegemónicos, resulta valioso en oportunidades. El papel de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA respecto de Argentina en 1978 resulta un ejemplo posible en tal sentido. En resumen, podría decirse lo siguiente: a) la OEA, tal como está, sirve para poco (aunque ocasionalmente para algo) a los países latinoamericanos y muchas veces es una herramienta en su contra; b) resulta necesario que estos países se unan fuertemente para reconvertir la OEA y desafiar la hegemonía de EEUU; c) si ello no es posible, habrá que crear instancias alternativas. Los organismos supranacionales, en definitiva, son instrumentos potencialmente valiosos para los países menos poderosos; de su capacidad de construcción política depende poder darles ese sentido. (Especial para LA GACETA)

PUNTO DE VISTA III
No cumple con su rol
Por Carlos Germano - Abogado, politólogo y director de la consultora Carlos Germano & Asociados.
Desde hace mucho tiempo, la OEA no deja de ser nada más que un ente burocrático, que no cumple con las funciones para las cuales había sido creada en su momento.
Tampoco está claro qué papel desarrollan allí los países latinoamericanos. La política de Estados Unidos, en cambio, es clara y conocida: tiene una actitud expansiva y con una filosofía muy clara de ser, como país, garante del mundo. En la medida en que a EEUU se le deje espacio, ese país lo irá ocupando.
Volviendo al rol de los países latinoamericanos en el bloque, no llama la atención que sean México y Chile los que disputen la presidencia de la OEA. Estos son los únicos países dentro de Latinoamérica que tienen firmado un tratado comercial directo con EEUU y que tienen una mayor capacidad institucional. El resto de los países del Cono Sur, como la Argentina, no puede entrar en esa lucha; siguen tratando de definir dónde quieren estar y qué quieren hacer en el escenario internacional.Desde la Argentina es imposible salir a pelear esos cargos ejecutivos en los organismos internacionales, porque es un país que está ocupado en salir de una crisis muy profunda y de un default. La Argentina tiene otro tipo de situaciones que resolver y no está en su agenda de relaciones internacionales preocuparse por lo que suceda en la OEA.

Otros intereses
Además, en el marco de crisis que vive nuestro país, esa institución no le sirve y no es funcional para la Argentina. Internacionalmente, nuestra nación tiene como prioridad buscar un nuevo acuerdo con el FMI y dar una solución para el 24% de los bonistas que rechazaron ingresar a la reestructuración de la deuda.
En Latinoamérica, con los niveles de pobreza que estamos teniendo, entes como la OEA aparecen como totalmente burocráticos y como organismos que no cumplen con el rol que se les asignó. A través del tiempo, la OEA fue perdiendo presencia y prestigio por muchos hechos que fueron desdibujando su función. (Especial para LA GACETA)

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