Sirve más un argumento bien fundado que muchos sermones

Sirve más un argumento bien fundado que muchos sermones

Los adolescentes no aceptan consejos y aspiran a ser escuchados.

01 Marzo 2009

Saber dialogar y llegar a acuerdos con los hijos es una buena manera de ganarse el respeto y establecer pautas de convivencia. "Antes que nada hay que conocer las necesidades y realidades del otro. Lo padres no pueden negociar con los hijos como si fueran iguales porque los hijos los subestiman y no les otorgan el reconocimiento aproiado", explica Lydia Rosemberg, psicóloga. "Los padres deben educar en los valores y en la ética", añade.
Es importante, según Rosemberg, saber que los padres no son amigos de los hijos, porque no están en la misma frecuencia. "Los hijos necesitan límites; aunque protesten, eso los tranquiliza". De nada sirven los sermones o los consejos. A los primeros los adolescentes les huyen y a los segundos no los toman en cuenta. "Los padres deben sugerir una conducta y fundamentarla", advierte la especialista.
"Siempre hay que escucharlos y tratar de llegar a una solución intermedia, si es que lo que estamos charlando se puede consensuar", comenta Norma Rosales, madre de cinco hijos. A veces la negociación no es posible -explica Norma-, porque hay temas que no admiten mucha discusión; los padres deben decirles qué hacer a sus hijos. Por ejemplo, cuando se trata de salidas, de los amigos o de principios de vida. "Mientras se pueda, hay que hacerles propuestas, pero cuidando que ellos no sientan que es una imposición sin fundamento", agrega. También los padres pueden aprender de sus hijos, especialmente lo que tiene que ver con su vida diaria: amigos, escuela, salidas. "Si se logra conocer los códigos que ellos manejan será más sencillo diseñar una estrategia para educarlos", asevera Rosemberg.

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