Unos 1.600 chicos con discapacidades festejaron la primavera en un boliche

Unos 1.600 chicos con discapacidades festejaron la primavera en un boliche

Una fundación organizó el encuentro, donde se bailó y hubo espectáculos circenses, premios y muchísima alegría. Participaron del evento 47 instituciones. Padres y maestros acompañaron a los grupos. Testimoniosque despiertan la ternura.

BAJO LAS LUCES DE COLORES. Los jóvenes se divirtieron en grande en la pista de la disco, que abrió sus puertas especialmente para ellos. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI BAJO LAS LUCES DE COLORES. Los jóvenes se divirtieron en grande en la pista de la disco, que abrió sus puertas especialmente para ellos. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
20 Septiembre 2008
Eloísa cierra los ojos y deja que la música guíe su cuerpo. Está vestida de rosa de pies a cabeza, y su pelo largo y lacio parece una serpentina en pleno carnaval. Su novio, Ariel (con Síndrome de Down, igual que ella) no la acompaña. "El está afuera, porque le gusta más comer que bailar", explica con una risita pícara esta alumna de Impea. Su pareja de baile es Wenceslao, de la fundación "Un lugar en el mundo". Luce una vincha de camuflaje en la cabeza y mueve las caderas al estilo de Michael Jackson, muy serio y concentrado en su pasito. Como ellos, alrededor de 1.600 chicos con capacidades diferentes, de 47 institutos y fundaciones, se reunieron ayer para festejar el Día de la Primavera. Lo hicieron en un lugar donde habitualmente no concurren: en un boliche de Yerba Buena. Allí, ninguna mirada indiscreta les impedía derrochar su alegría y sus ganas de vivir como cualquier joven. Los invitados concurrieron con sus padres o con sus maestros, pero en la pista siempre preferían estar sin ningún ayudante.

Malabares y zancos
La Federación Regional de Asociaciones para Personas con Discapacidad Mental del NOA (Frasim) preparó números artísticos, un almuerzo y premios. Las alumnas del colegio San Patricio presentaron una coreografía y se ofreció un espectáculo circense, con malabaristas, trapecistas y un equilibrista con zancos. Otra persona recorría el boliche pintando las caritas de los chicos, mientras la adivinadora, con su bola de cristal, regalaba su "horóscopo primaveral".
Las sorpresas se sucedieron una tras otra hasta las 17, cuando cada institución recogió a su grupo y lo llevó en combis. Asistieron chicos con diferentes discapacidades. Apenas llegaban al boliche, cerca de las 11, la mayoría corría a la pista de baile, donde brillaban las luces de colores. Ramona, de 26 años, en cambio, tenía dos razones para quedarse sentada. Por un lado, tenía puesta la corona de Reina de la Primavera que había ganado en Cotapro (sus compañeros la eligieron), y por el otro, sólo quería bailar con Javier, su rey, que por desgracia era muy tímido. Ella le hacía señas pero él miraba para otro lado, haciéndose el distraído. La madre de Ramona, Carmen de Rojas, lo justifica: "le da vergüenza hablar, pero es un excelente cocinero".
Luego ve a Ramona y se le endulza la mirada. "Es la mejor hija; barre y borda mejor que yo, y lava su ropa", afirma. La joven también está orgullosa de sí misma: "hago artesanías que se exhiben en la Expo". En realidad, todos saben hacer algo. "A mí me gusta pintar", dice Carlos (con Síndrome de Down) sin dejar de bailar y, su novia, Liliana, afirma que es cantante, alumna de Cecilia Paliza, y que actuó en una obra de teatro. "Como a mi novio le gusta Luis Miguel yo me aprendí todas las canciones", dice con una sonrisa amplia.

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