Cartas de Lectores
Cartas de Lectores
22 Marzo 2020

Día del Peatón

El jueves pasado fue el Día del Peatón en la Argentina. Oportunamente, la Agencia Nacional de Seguridad Vial declaro que el tercer jueves de marzo de  cada año  sea dedicado al peatón,  con el objeto de promover en los conductores de vehículos el respeto de los derechos que tienen  los que caminan, como el derecho de transitar con seguridad por la vía publica. Según el Diccionario, “peatón, peatona” es una “persona que camina o anda de a pie”, en contraposición a quien va en vehículo. El articulo 38 de la Ley 24.449 (de Seguridad Vial), en los puntos a), b) y c),  indica por donde y como deben desplazarse los peatones. Es conocida la vulnerabilidad de ellos. En un choque contra un vehículo,  con mayor probabilidad se llevarán la peor parte. Todos en algún momento somos peatones; y al serlo desde pequeños nos olvidamos de que convivir con la motorización creciente (en  las ciudades, pueblos, rutas y caminos) representa un desafío, que no por ser cotidiano es inocuo. Según las estadísticas de accidentología vial, para un peatón atropellado, la probabilidad de sufrir heridas  mortales ocurre cuando el vehículo que lo impacta se desplaza a velocidades superiores a los 25 kilómetros por hora. Un caso especial, son los niños peatones, ya que al coincidir la altura del frente del vehículo, con el centro de su cuerpo, se ven comprometidos casi la totalidad de sus órganos vitales. Es fundamental  que quienes transitan por la vía pública reconozcan los riesgos y la consigna: ver y ser vistos es fundamental para evitar los accidentes de tránsito. Como estos hechos ocurren en la vía publica, el Estado  debe contar con una Política de Seguridad Vial, Educación Permanente y Controles eficaces y eficientes. Según la OMS, los accidentes de tránsito son una epidemia. Lo que debemos lamentar es que en nuestra cultura, cuando se habla de políticas públicas de transporte y seguridad en el transito, se piensa únicamente en los vehículos y el camino,  pero casi nunca los peatones son tenidos en cuenta. Toda una asignatura pendiente, si de veras nos interesa la vida humana.

Juan Francisco Segura

Coronavirus I

Una de las especies dominantes del planeta (con más de 7.000 millones de personas) ha sido atacada por un virus que, en el mejor de los casos, llega a 200 micrones: esto equivale a que cinco virus colocados en fila india pueden caber en un milímetro. El virus no dio tregua, atacó por igual a potencias y países no desarrollados, a acaudalados y a pobres, a profesionales y a analfabetos. Se esparció por los continentes en cuestión de horas, dejando en evidencia la “debilidad de los más fuertes”, como diría el escritor Malcolm Gladwell. Parecería la reedición de David y Goliat. El gigante temporal Goliat resultó afectado en su integridad física, en sus construcciones, en sus sistemas bancarios y de comunicación, en sus sistemas de prevención sanitaria y educativo, y tiro por la borda los modelos y previsiones económicas de los gurúes del mercado. Parecería que en un mundo globablizado las plagas también se globalizan. Y no es para menos: la facilidad de comunicaciones (por aviones, barcos, vuelos privados, entre otros) hacen que cualquier microorganismo pueda llegar a cualquier rincón del mundo en menos de 12 horas. La Tierra en su estado ambiental calamitoso es el caldo perfecto para anidar a este Covid 19 o los que vengan. Agua, aire y suelo contaminados; basurales; atmósfera comprometida; agroquímicos en alimentos... Todo atenta contra el sistema inmunitario humano ante la plaga que hoy se adueñó del planeta. Sin duda, vamos a salir de esta pandemia con la ayuda de la biotecnología y la medicina. Sin embargo, si esta reedición de la historia de David y Goliat no nos hace reflexionar, el siguiente coronavirus, o como se lo llame, está esperando a la vuelta de la esquina. Hoy la Tierra gime y llora por los ojos de sus habitantes. De nuestras actitudes diarias y de los compromisos de los gobiernos de turno depende que paremos ese sufrimiento.

Juan Antonio González

San Juan 158

San Isidro de Lules

Coronavirus II

Solidaridad es una palabra que significa mucho. “Solidare” es hacer sólido algo, fortalecerlo. Esa solidaridad es lo que esta pandemia está atacando de muchas maneras, sobre la base del egoísmo monstruoso y exacerbado de unos pocos. Como el pibe que vino desde Holanda, con síntomas de coronovirus, y que al escapar de la cuarentena puso en peligro a 400 seres humanos. Ese egoísmo parece más cruel cuando pensamos que se produce en un país como la Argentina, con un 40% de la población sumida en la pobreza. Una forma de romper la solidaridad es ceder a la bronca y dar a conocer el nombre y el apellido de ese compatriota, pero ahí está la trampa del miedo. La bronca incita a romper la solidaridad y caer en la delación, en el “buchoneo”, para decirlo en lunfardo. Esta enfermedad está logrando sacar lo peor de cada argentino. Se muestra, por ejemplo, en la actitud del intendente de Iruya, Salta, al deportar 26 turistas, transportándolos en camiones propios hasta Humahuaca (Jujuy) y dejándolos en la entrada del pueblo. Repite actitudes tiránicas que alguna vez un genocida tuvo en Tucumán con los linyeras que dejó en Catamarca. El temor a la muerte es instintivo, irracional, pero el vivir en sociedad implica para los que profesan alguna religión, el respeto por los demás, el fortalecimiento de lazos sociales. (“re ligare”, “volver a ligar”, “fortalecer” en el sentido comunitario de la palabra) . Para los que dicen no profesar ninguna religión, el respeto por el derecho de los demás es también una norma a cumplir. Los mejores valores del ser humano tienen que aparecer en crisis como estas.

René Carlos Roncedo

Coronavirus III

LA GACETA informó que el 27 de marzo se pagarán a todos los números de jubilados hasta finalizar el pago del mes. También se adelantará el desembolso de la jubilación mínima correspondiente a abril. Esto generará un congestionamiento en las filas para los cajeros automáticos. Con el agravante de que algunos bancos sólo tienen un aparato funcionando. Además, algunos jubilados no saben o no pueden usar la tarjeta de débito, ni tienen personas confiables para cobrar por ellos. Por lo tanto, el Banco Central debería habilitar los cajeros humanos con los debidos recaudos sanitarios para agilizar su atención, sólo para esa jornada. Es una excepción fundada.

Carlos H. Sosa Reto

Mendoza 3.415

San Miguel de Tucumán

Homenaje a Malbrán

Quiero rendir homenaje a un virtuoso médico catamarqueño que fue pionero en la investigación bacteriológica en nuestro país y que luchó contra las epidemias. Su nombre es sinónimo de salud pública. Me refiero al doctor Carlos Gregorio del Carmen Malbrán, nacido y bautizado el 20 marzo de 1862 en Andalgalá, provincia de Catamarca. Era hijo de Manuel Malbrán Recalde y de Carlota Figueroa. Parientes del gobernador de Córdoba Tristán Malbrán. El doctor Carlos Gregorio Malbrán, aplicado y sacrificado en su pasión (la medicina), fue un impulsor de la salud publica en la Argentina, trabajó incansablemente en la prevención, profilaxis y tratamiento de la malaria y de la lepra. Escribió sobre el paludismo, la higiene alimentaria, la legislación sanitaria y la medicina marítima, entre otras disciplinas. Fue senador de Catamarca y creador de varias leyes, como la vacunación obligatoria y los procedimientos contra la malaria. Fue el creador del Instituto de Bacteriología y Microbiología que hoy lleva su nombre, el cual desempeña tareas cruciales y es sin lugar a dudas el más importante de América del Sur.

Martín Javier Augier

Bulnes 1636

San Miguel de Tucumán

Paludismo y dengue

Tal vez sean dos las claves del exitoso ministro peronista Ramón Carrillo para convertirnos en el primer  país en erradicar  el paludismo endémico. Primero sacó a todos los burócratas sanitarios de sus escritorios y los envió a colaborar cuerpo  a cuerpo con quienes estaban asistiendo a los enfermos con fiebres tercianas o cuartanas. Luego, combatió al vector secando lagunas y arrozales, en donde no podía usar el DDT. Con este propósito plantaba eucaliptus en cada ojo de agua público o privado que encontraba. El viejo molino de Haimes en Concepción es testigo urbano de que Tucumán pudo superar el paludismo hace 70 años y hoy puede evitar las endemias del dengue, el zika y la chikungunya.  Perón y Carrillo tenían menos medios, pero tenían la convicción política. “Endémico significa que no pasara como la paso la gripa española”, le explicaría años después a un militar colombiano. El Gobierno provincial ya debería usar el dron catastral para generar un registro público de piscinas, construcciones abandonadas y lugares de riesgo. Usar los planes de empleo en un programa de desmalezamiento y descacharramiento público masivo y completo de todas las zonas urbanas, una a una. Por este medio capacitar y dar trabajo previsible y  permanente a estas personas. Podrían ofrecer   el  servicio de mantenimiento sanitario domiciliario, que para la familia tucumana es cada vez más difícil conseguir. Tucumán pudo hace 70 años y también puede hoy.

Pedro Ottonello

Uruguay 217

San Miguel de Tucumán

Falta de árboles

Comparto plenamente la carta del 17/3 del lector Roncedo acerca de la falta de forestación en peatonales y calles del microcentro, que carecen del imprescindible y típico arbolado tucumano. Los que fueron vandalizados, se secaron o fueron talados para la realización de obras nunca fueron repuestos. Sólo quedaron algunos canteros-basureros como un patético recuerdo de un espacio que alguna vez albergó un árbol. 24 de Septiembre al 500/400, Córdoba al 500/400, varias cuadras de Maipú y muchas otras calles son verdaderas calderas durante el verano. Abundan los espacios para ubicar árboles, con lo cual no sólo se embellecería la ciudad sino que operaría un beneficioso impacto ambiental. Es preciso que el intendente y sus asesores técnicos caminen la ciudad, despierten del letargo y comiencen la tan declamada y nunca concretada reforestación del microcentro, con sólidos y estéticos protectores que aseguren su crecimiento y con un imprescindible regado programado y sostenido en el tiempo. La tan promocionada peatonalización, con sus tristemente célebres bolardos, debe ir complementada con el arbolado.  Es lamentable el abandono que sufren los ejemplares de las peatonales Buenos Aires y 9 de Julio. Castigados por un sol impiadoso y condiciones ambientales muy desfavorables, estos valiosos ejemplares se secan lentamente por la desidia municipal y la indiferencia e insensibilidad de los frentistas, que ven languidecer los arbustos sin volcarles una gota de agua para evitar su muerte.

Rosa Amalia Barrionuevo

Avenida Sarmiento 450

San Miguel de Tucumán

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