15 Octubre 2018
Podría decirse que es una de las acompañantes inseparables del ser humano, sin embargo, no es motivo de orgullo por las consecuencias ambientales que produce. La basura no solo afea las ciudades o los paisajes, sino que es un poderoso contaminante, si no se la trata. En el informe de la Organización de Naciones Unidas presentado en la XXI Reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, que concluyó el viernes en Buenos Aires, se indica que un tercio de los residuos urbanos de ambas regiones termina en basurales o en vaciaderos al aire libre, una práctica que contamina los suelos, el agua y el aire y afecta la salud de sus habitantes.
Durante el encuentro se abordaron soluciones innovadoras sobre la lucha contra la contaminación, la descarbonización de la economía y el uso eficiente de los recursos naturales. El estudio “Perspectiva de la Gestión de Residuos en América Latina y el Caribe” indica que hacia 2050 se producirá un incremento de un 25% en la generación de desechos de la región, es decir más de 670.000 toneladas diarias frente a las 540.000 que se producían en 2014.
El reporte afirma que América Latina y el Caribe solo aprovechan el 10% de todos los residuos, por tal razón es necesario separar la basura y promover la economía circular de reciclado. Propone a los países latinoamericanos al cierre progresivo de los basurales a cielo abierto por los efectos perniciosos para la salud y el medio ambiente. Se señala que una fuente de contaminación que necesita especial y urgente atención es la de los residuos peligrosos o especiales como los aparatos electrónicos, los desechos hospitalarios o los asociados a la construcción, precisa el informe. Se advierte que cada día 145.000 toneladas de residuos son dispuestas inadecuadamente, una cantidad que equivale a los desechos generados por el 27% de la población de la región, es decir por 170 millones de personas.
Tucumán está bastante lejos de reciclar la basura, solo se recicla un 5% del total (vidrio, plástico, cartón, papel) porque no hay una política sobre esta materia, según señalaba el director de una firma. Se recogen alrededor de 900 toneladas diarias de residuos de los municipios de Tafí Viejo, Alderetes, Banda del Río Salí, Las Talitas, Yerba Buena, la capital y de un puñado de comunas adheridas. Solo el 5% de la basura se separa y esos residuos pueden ser reutilizados. El resto se almacena en celdas impermeables y, mediante el sistema de relleno sanitario, se trata y ahí queda. Tampoco se ha logrado imponer en la ciudadanía la separación de residuos en orgánicos e inorgánicos, pese a que la Municipalidad capitalina comenzó a instalar en julio de 2016 contenedores para plástico, vidrio y papel.
Noruega, por ejemplo, procesa el 96% de los residuos y los convierte en energía; Buenos Aires recicla el 35% de las 6.000 toneladas diarias. Tucumán no ha avanzado en la instalación de plantas de reciclaje de residuos en gran escala, pese a los ingentes recursos económicos que recibió de la Nación, especialmente entre 2003 y 2015, tal vez porque una buena parte de nuestros representantes ha estado más atenta a reciclarse en el poder que en ocuparse de un problema importante como es la basura y su conversión en algo útil. “Nada se crea, nada se pierde; todo se transforma”, afirmaba Antoine Lavoisier (1743-1794), los tucumanos aún no lo hemos aprendido.
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