23 Junio 2017
En Argentina, los desperdicios de comida alcanzan a 16 millones de toneladas por año, lo que representa el 12,5% de los alimentos que originalmente se producen a lo largo de todo el país. De ese total, las “pérdidas” son el 90% , mientras que los “desperdicios”, el 10%.
Las pérdidas de alimentos son las que se producen durante la producción, poscosecha, almacenamiento y transporte, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En este caso, los alimentos no llegan a la etapa de venta por ser de menor calidad, por daños mecánicos, prácticas inadecuadas durante los procesos industriales (derrames, degradación o fermentación) o elevados estándares estéticos como el tamaño, el color, la textura o la forma, indica el manual “Valoremos los alimentos”, elaborado por el Ministerio de Agroindustria de la Nación.
Por otro lado, los desperdicios de alimentos ocurren durante la distribución y el consumo. Es por eso que están relacionados con el comportamiento de los vendedores mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y consumidores.
Es decir, por lo general son alimentos que están en buena condición, listos para ser consumidos. A pesar de eso, son descartados -incluso antes de estropearse- por falta de infraestructura para almacenarlos o mantener la cadena de frío. También se los desperdicia en el hogar por malos hábitos de consumo, cuando compramos más de lo que consumimos.
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