"Yo siempre busco porque no aprendo nunca"

"Yo siempre busco porque no aprendo nunca"

El artista plástico tucumano inaugurará esta noche “Urdimbre (subjetividades)” en el Virla. ”La línea no es una sucesión de puntos sino de momentos”.

DIBUJO Y PALABRA. Isaías Nougués creó un mural de 14 metros. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.- DIBUJO Y PALABRA. Isaías Nougués creó un mural de 14 metros. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.-
05 Abril 2017

A Isaías Nougués le brillan los ojos. Disfruta escribir tanto como dibujar, y se nota que son dos territorios donde se desempeña con destreza. Se toma los tiempos para enlazar ideas en pequeños textos y unir trazos, hasta crear una trama única sobre la cual se desarrolla “Urdimbre (subjetividades)”, su obra de 14 metros de largo que se inaugurará hoy, a las 20, en el subsuelo del Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265).

Cerca de los 87 años, el elogiado pintor, dibujante, arquitecto y publicista tucumano mantiene su vitalidad, aunque le encontró la vuelta a cansarse menos. La monumental creación que se expondrá desde hoy surgió de dibujos en un anotador, pasó a un tamaño de tres metros y, de allí, se ploteó a la dimensión final. “Antes caminaba kilómetros para pintar; ahora me ahorro ese trabajo físico. Eso sí, el dibujo tiene que estar muy bien. Y corono la obra con un alfa y un omega, vuelve a empezar, ya que no se encuentra nunca el final de las cosas”, le dice a LA GACETA.

- ¿Por qué “Urdimbre”?  

- Porque me refiero a un tejido básico que, si no existe, no se puede construir nada. A partir de ella, unos tejerán con música, otros con palabras, algunos con pintura, pero todos necesitamos algo como base.

- ¿Cómo se lleva con los recuerdos del viejo Tucumán?

- Bien, siempre me dicen que me acuerdo de muchas cosas, son vivencias muy fuertes que tengo de la escuela y de la infancia. Yo nací en julio de 1930, y a la salida de la escuela íbamos a jugar en una casa que estaba enfrente, donde en el living había siempre tierra. De pronto se produce un gran escándalo porque era donde la banda de Agata Galiffi estaba cavando el túnel para llegar a la bóveda del Banco de la Provincia. Mi viejo era diputado y me llevó a ver todo: nadie sospechaba nada y estaba a la vista de todos. Será cosa de viejo, porque me acuerdo de lo de antes más que de lo de ahora. Además, cuando converso con los jóvenes, los veo medio perdidos con lo que pasa en su medio y creo que tiene mucho que ver el encierro que tienen con sus teléfonos celulares y la computadora. No les llama la atención lo que los rodea y eso se vincula con lo creativo.

- ¿Están muy metidos adentro?

- Te doy un ejemplo. Yo jugué mucho al rugby y no puedo comparar lo que viven ellos con lo que viví yo. Para los jóvenes, la referencia es el club donde juegan, mientras que para nosotros, los recuerdos tienen que ver con lo humano, con las relaciones con el otro; si habías ganado o perdido, no importaba, pero ahora es clave. Y te lo digo como fundador de Tucumán Rugby. Cuando me invitaron a los 50 años del club, dije que lo que sostenía al edificio no eran las paredes sino las fotos que estaban colgadas.

- Se pasó de lo interpersonal a lo institucional...

- Es el valor de lo espiritual, que está en todas las cosas y se termina reflejando en el arte. Hemos perdido de vista la idea de lo que somos en el medio cultural, de lo que pesa cada uno. Estamos buscando permanentemente el espacio afuera, cuando está adentro. Hemos dejado de ser un lugar para nosotros mismos. El espacio está en función de lo que se es y de lo que se siente.

- ¿El lugar no es, además, una creación colectiva en lo artístico?

- Para encontrarlo necesito del otro. Necesito ser en el otro para saber cómo soy yo. Es lo que hace a la esencia en el arte. Hoy se dice que tal tipo pinta o escribe bien, es prolijo, correcto y hábil, pero me aburre. No tienen nada que decir; la técnica antes que el contenido. Y sucede también en el deporte y en la política, porque ya no están los valores que realmente te sustentan. En Tucumán se han perdido muchas cosas, como el respeto al paisaje: no es casual la inundación en el sur; me da pena lo que vive esa gente y me indigna que nadie culpe a los que han destruido y hecho posible este desastre. Nadie detuvo a los que desmontaron para plantar soja o arándanos.

- ¿Cómo cambió su dibujo?

- Al principio pensaba mucho en qué iban a decir y a apreciar de mi obra. Incluso, en el 78, decidí dejar de pintar y escribí todo lo que se me ocurrió sobre el dibujo en papelitos. Cuando traté de ponerlos en orden, no se entendía nada, hasta que me di cuenta de que el problema es que adjetivaba todo. Lo mismo fue con mi dibujo: le saqué todos los adjetivos y ahí pude retomar. Así pude comunicarme con el otro, que es el que encontraba cosas en mis trazos y me permitía encontrarlas a mí. A mis alumnos les decía que tiren lejos la goma de borrar, para ceder a la aventura de seguir la línea, que me hable. La línea no es una sucesión de puntos, sino de momentos diferentes que me expresan. El dibujo es, para mí, una búsqueda de conocimiento. Tengo amigos que, al jubilarse, volvieron atrás para buscar lo que ya no son, en vez de buscar lo que pueden seguir siendo. Yo busco siempre, porque no aprendo nunca. Las lecciones más grandes se sacan de lo más elemental, de lo más simple se desprende la vida que hay detrás. Eduardo Sacriste decía que había que aprender de todo para saber de qué olvidarse.

- ¿Cómo se enseña arte?

- Hoy se enseñan habilidades. La esencia del arte no es racional ni se puede explicar. Yo no puedo explicar nada de “Urdimbre”; ni sé qué es, porque se mezcla lo físico con lo espiritual. Quizás sea la búsqueda de Dios, lo que nos cuesta mucho decir.


> Entre Le Corbusier y Picasso

La inspiración del “Guernica” 
La convocatoria a Isaías Nougués surgió de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán, donde se formó profesionalmente, junto con la Secretaría de Extensión Universitaria, en el marco de los festejos por los 65 años de la creación de esa casa de altos estudios. El artista tucumano desarrolló la profesión por algún tiempo hasta que se volcó al dibujo. “Muchos me dicen que mis trazos tienen influencia de Pablo Picasso, pero yo recibí más de Le Corbusier. Eso sí: el ojo que me acompaña en la firma se inspiró en una parte del ‘Guernica’, el cuadro que Picasso pintó hace 80 años”, reconoce Nougués.

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