Tucumanos por el mundo: por amor y por trabajo, ahora es actriz y mamá lejos de casa

Jimena García Santillán tiene 38 años y vive en Panamá con su esposo, que es colombiano, y los hijos de su primer matrimonio: Pedro, de 9 años, y Leticia, de 8, ambos nacidos en Argentina. Está embarazada de su tercer bebé, que llegará a fines de mayo, y dirige una academia de educación artística.

- ¿Cuándo llegaste a Panamá? ¿Con quién/es te fuiste?

- Llegué en 2013. Vine con mis hijos, que en ese momento tenían 5 y 4 años

- ¿Por qué decidiste partir de Tucumán?

- Por varios motivos: en ese entonces mantenía una relación a distancia con quien es ahora mi esposo; él vivía en Costa Rica, pero estaba preparándose para mudarse a Panamá a trabajar en un proyecto grande. A mediados de 2012 quedé sin trabajo y tras varios meses de búsqueda sin éxito y con dos pequeños a cuestas, mi novio me propuso que viniera a trabajar con él, lo que también significaba formalizar un poquito más nuestra relación. Digamos que fue por amor y por trabajo (jeje).

¿Qué fue lo primero que hiciste cuando llegaste a Panamá?

- ¡Lo primero que hicimos los tres fue ir al mar!

- ¿Qué tienen de cierto los estereotipos que tenemos acerca de ese país (al que se describe como paraíso fiscal)?

- Es un tema de gran sensibilidad en este país. Tanto que generó relaciones diplomáticas muy tensas cuando Colombia lo incluyó en una lista como paraíso fiscal, hace uno o dos años. Es una imagen que Panamá quiere cambiar ante al mundo. No conozco mucho de finanzas ni de leyes en este sentido, ni sé qué tipo de información financiera están obligados a compartir los bancos. Todo eso se maneja en un nivel y con una cantidad de dinero que está muy lejos de mi realidad.

- ¿Tuviste algún problema para instalarte allá?

. Problemas, no. Panamá ha sido muy generoso con nosotros, como un amigo que te abre las puertas de su casa y te brinda todo. Claro que hay que trabajar muy duro, pero el que quiere puede

- ¿Cómo resultó la búsqueda laboral?

- Vine con trabajo, como administrativa; aunque no se relacionaba con mi profesión (soy actriz, egresada de la Facultad de Artes de la UNT), sí tengo mucha experiencia en ello. Luego monté una Academia de Educación Artística que coordino y donde también doy clases. Nunca tuve que salir a buscar trabajo.

- ¿Cómo surgió la iniciativa de fundar la a academia?

- Terminado el proyecto para el que vine empecé a pensar más en lo mío. Vivimos en Penonomé, la capital de la provincia de Coclé, justo en el centro del país. Es una ciudad de 25.000 habitantes (puede parecer pequeña para nosotros, pero es grande para un país de 4 millones). Aquí la oferta en Educación Artística no es tan grande como en Panamá City. Por un lado, como mamá sentí mucho que mis hijos no tuvieran acceso a ese tipo de formación; y como profesional vi la oportunidad. Entonces comencé a pensar en montar un espacio que finalmente pude poner a funcionar en septiembre del año pasado. Se llama Academia Mandala (arte, recreación y movimiento) y en ella ofrecemos cursos para niños, adolescentes y adultos de muchas disciplinas: teatro, danza contemporánea, danza clásica, yoga, dibujo y pintura, ajedrez, gimnasia, cocina para niños y coro (me acompañan profesores panameños, argentinos y colombianos). También tenemos un club de lectura.

- ¿La idea de “arte” de allá es similar a la nuestra?

- El arte en Panamá está muy ligado a las costumbres y a las tradiciones, de las que el panameño se siente muy orgulloso. El baile y la música son de carácter festivo. Las pinturas siempre en colores vivos, intensos, alegres.

- ¿Te ves con comprovincianos?

Sí. Una amiga de Tucumán, bailarina y profesora de danza, vino a trabajar conmigo en el proyecto Mandala

- ¿Volverías a Tucumán? ¿Qué debería cambiar en la provincia para que te tiente regresar?

- Extraño Tucumán por los afectos, por sus paisajes, por las montañas, pero no tengo ganas de volver. Ni siquiera lo contemplo.

- ¿Qué herramientas te dio Tucumán para desenvolverte allá? ¿Qué es lo que más extrañás de aquí?

- Tucumán me dio mi educación en todos los niveles, y es lo mas valioso que tengo. Lo que más extraño es San Javier. A quien más extraño es a mi hermosa y sabia abuela.