Cartas de lectores
Muertos sin culpables

Podemos ver a diario accidente de jóvenes en motos o en autos; todos los días hay alguno. Y nos preguntamos: ¿qué hacen quienes tienen la obligación de cuidarnos? Fueron elegidos, votados para que asuman una responsabilidad, por eso la Justicia debería enjuiciar a los funcionarios responsables y declararlos culpables por “incumplimiento a los deberes de funcionario público”. Algunos dirán, ¿y los padres? Sí, ellos tienen su tarea pero en este caso me refiero a la incapacidad del Estado de afrontar la tarea asignada. Algunos ejemplos: jóvenes y adultos que andan en motos sin cascos y policías y agentes de tránsito que los ven pasar sin hacer nada. La ruta 38 nueva, que debería ser para prevenir accidentes, se encuentra sin señalizar, sin iluminación sobre todo en el acceso a la ciudad de Concepción. Y me pregunto: ¿algún funcionario o legislador investigó si se hizo todo lo que estaba presupuestado, o algún López o Báez tucumano se quedó con parte del dinero? Si no lo hicieron, son cómplices de la corrupción y de la muerte de cada joven. La semana pasado murió mi hermano en un accidente, quizás haya habido una parte de imprudencia de ambos conductores; pero también -y seguro- una impericia total de parte de las autoridades, a quienes hago absolutamente responsable; y quizás en sus conciencias resuene cada muerte de los jóvenes que por falta de autoridades que hagan cumplir la ley, mueren. Sí, mueren. Y esas muertes deben resonar en la conciencia de cada funcionario que no cumple ni hace cumplir la ley. Señores, es hora de que desde el Gobernador hasta los intendentes, legisladores y concejales hagan algo. Y podamos decir, de falta de control, de coimas, de muertes por corrupción ¡Nunca más!

Fernando Lobo

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Tránsito

Hace días, la señora Milagro Ortiz Mayor dejó sentada su preocupación por los accidentes de tránsito y las consecuencias en que derivan los mismos. Expresa: los jóvenes se nos están muriendo. Accidentes de tránsito evitables. Les transfiere a los agentes de tránsito la responsabilidad, que yo entiendo corresponde en primer lugar a los padres. A esa primera escuela de la vida que se denomina hogar. Cuando cualquier ciudadano concurre a la Dirección de Tránsito Municipal a lograr su carnet de manejo, recibe instrucciones y un examen que demuestre sus conocimientos sobre las reglas de tránsito impuestas por la ley respectiva. Lo que hacen estos jóvenes, a mi entender, ya no es responsabilidad de los agentes de tránsito; a no ser que dispongamos de uno de ellos en cada calle o avenida de la ciudad, acompañados de una tecnología que permita detectar las infracciones y contar con los medios para detener en la vía pública a los infractores a los fines de resguardarlos. Altas velocidades, maniobras imprudentes, semáforos en rojo, alguna de ellas producidas por la ingesta de alcohol o simplemente creer esto que es tan cotidiano: “a mí nunca me va a pasar nada”. Culpar a un agente de tránsito por este tipo de accidentes resulta igual a pretender que un conductor de un colectivo cuide el comportamiento del pasaje y los jóvenes no escriban obscenidades en los respaldos de los asientos, o que se saquen las cucarachas que llevan en los oídos, escuchando vaya a saber qué y haciéndose los dormidos, cuando asciende al vehículo un mayor o con discapacidad física. Entre todos debemos mentalizarnos de la responsabilidad que significa transitar nuestras calles. Que los padres tienen la obligación de educar a sus hijos en ese comportamiento. Que la vía pública es de todos. No hay privilegios. Ni para las motos, ni para un Alta Gama. Para un humilde o uno forrado con billetes. Que lo que se les enseña en la Dirección de Tránsito son normas impuestas por ley, de cumplimiento obligatorio. Quienes quieren excederse en la ingesta, vuelvan a sus hogares en otros medios. A veces se matan. Otras, matan a seres indefensos. Seamos más solidarios y educados.

Hugo César Navarro

Avda. Francisco de Aguirre 1.582

San Miguel de Tucumán

El barrio Bernel

Qué pena tener que recurrir nuevamente a este bondadoso medio para poner de manifiesto una vez más (ya son muchas) las urgencias de nuestro olvidado barrio Bernel. Sin intervención y control del municipio de Yerba Buena se construye contra reloj un barrio en lo que constituye un “tierra de nadie” a juzgar por diversos hechos como un tendido eléctrico de alta tensión que es sumamente peligroso ¿Quién lo controla?. El “puente de acceso” a nuestra zona entre final del barrio privado “Tipales” y “Bernel” está a punto de ceder. Las últimas tormentas lo afectaron y es una verdadera bomba de tiempo. La falta de infraestructura es lamentable. También la ausencia del municipio, si pensamos en las promesas que realizó el intendente antes de las elecciones. Además, otros problemas mucho más simples sin solución; como falta de alumbrado público, pastos altos, bocatormentas con pérdidas. Párrafo aparte para el inservible número de “atención al vecino”. ¿Es posible que los ciudadanos debamos recurrir a este medio para llamar la atención de nuestras necesidades?, ¿o generemos expedientes tras expedientes sin respuestas?.

Juana Aragno

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Carnet de manejo

Esto no debe volver a ocurrir. Debemos erradicar malas prácticas de viejos funcionarios que no se dieron cuenta de que el país cambia, y que cambiamos los ciudadanos. Basta de atropellos, porque somos quienes pagamos vuestros sueldos con nuestros impuestos. Denuncio lo ocurrido al querer renovar el carnet de manejo, cuando en la pantalla dice que tengo una multa, de la cual no tengo conocimiento. El trámite no podía continuar hasta que yo no fuera al Tribunal de Faltas, en Jujuy 259. Una vez allí, en ese lugar, la pantalla dice que tengo una infracción del 2 de junio de 2015 por estacionar en doble fila en calle Muñecas al 500. Estamos en 2017. Yo niego haber cometido la infracción, quiero hacer un descargo pero no hay nadie. Pido hablar con el juez. El juez llega a las 10.30 de la mañana a la oficina, y no atiende al público porque está muy ocupado. Es ponerle a uno un revólver en el pecho, y decirle “marche preso”. Yo necesito tener mi carnet, porque quiero estar en el marco de la ley. Tuve que pagar $ 1.050, sin que yo tuviera en mis manos ninguna comunicación, ni en el lugar de la supuesta infracción ni en mi domicilio. Pedí hablar con el director de Tránsito, el señor Enrique Romero, quien no tuvo argumentos para darme; que hacen 14.000 multas al mes y que llega la comunicación al domicilio, lo que es una falacia. Le dije que destinen el 1% de lo recaudado de las 14.000 multas y que envíen la boleta de infracción como llegan las boletas de la luz, del gas, etc, y no dos años después, como en mi caso, en el que me entero de la supuesta infracción por la pantalla. Es una trampa cazabobos: el ciudadano desesperado por tener el carnet paga la multa. ¡ asta de viejas prácticas! ¿Quién me defiende a mí de este atropello? Sólo me queda denunciar por este medio, e invito a otros ciudadanos a hacer lo mismo.

Elena López

Santa Fe 167

San Miguel de Tucumán

Burocracia recaudatoria

Nuestra sociedad, lamentablemente, carga con una tremenda burocracia cuyo único objetivo plausible es el de justificar la existencia de más de un millón de empleos públicos excedentes. Van tres ejemplos: 1) Para renovar la licencia de conducir, exigen la presentación de un Certificado de Grupo Sanguíneo. ¿acaso ese dato puede variar? En el carnet vencido figura con toda claridad. 2) Para cualquier trámite de escrituración inmobiliaria, la exigencia es el Certificado de Nacimiento actualizado. ¿Pensarán que se puede volver a nacer en otras condiciones de filiación? ¿O solo será el ánimo recaudatorio? 3) El trámite para la obtención del Certificado de Cumplimiento Fiscal en Rentas requiere como mínimo (dos) visitas a la institución, y una demora de 10 (diez) días promedio. ¿No podría realizarse la gestión por Internet, habida cuenta que todo el sistema está informatizado? Hay mucho por cambiar todavía, y los cambios serían una demostración de respeto por el ciudadano.

Miguel Röhmer-Litzmann

miguel [email protected]

Doble y triple fila

Llevar a un abuelo a cobrar en el Banco de calle La Rioja al 200 es una odisea. Los taxis estacionan en doble fila, esperando que suba alguien que sale del Banco. Desde la esquina hasta la media cuadra, taxis en doble fila. Y para que otro vehículo estacione para dejar a un abuelo, tiene que pasar de la puerta del Banco o estacionar en triple fila, sumado al paso de las líneas de colectivo que circulan por allí. Lo registré con fotos. Ningún agente de tránsito, ni el señor Enrique Romero, megáfono en mano, ordenando este casos.

Judith Gilda Liliàn Ismaín

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