22 Diciembre 2016
SECUESTRO. Los 14 paquetes de pasta base que incautó la división antidrogas de la Policía Federal de Tucumán.
El secuestro de 14 kilos de pasta base realizado por la Policía Federal, y que tenía como destino nuestra provincia, desnudó dos realidades: por un lado, que en Tucumán existen organizaciones con la capacidad para cocinar y estirar drogas; y, por otro, que estas bandas tienen contactos con narcos de origen boliviano y colombiano.
Policías de la delegación Salta de la Federal iniciaron una investigación hace meses al enterarse de que una organización tucumana le compraba drogas a un grupo de extranjeros instalado en Orán. Los uniformados pidieron colaboración a la división Drogas Peligrosas de la Federal, a la delegación de Tucumán y a la AFIP-Aduana.
Esperaron hasta que establecieron que los sospechosos habían concretado una operación y que el martes, en un Corsa y en un Citröen C4, los presuntos narcos abandonarían la calurosa Orán con la carga. En la ruta 9, cerca de Metán, los federales detuvieron al Corsa y el segundo vehículo logró escapar. Los de Drogas Peligrosas de la Federal de Tucumán, que ya habían sido puestos al tanto del operativo, detuvieron el C4. Todos sus ocupantes fueron trasladados a Metán, donde requisaron el vehículo y encontraron los 14 kilos de pasta base escondidos en el tanque de combustible.
Según se informó, quedaron detenidos tres hombres y una mujer. Uno de ellos es conocido como “Charles”, de origen boliviano e integrante de un grupo narco que estaría formado por colombianos. Estos, según los investigadores, presionados por la DEA y fuerzas de seguridad de su país, se instalaron en Bolivia para continuar con el negocio.
La investigación, a cargo del juez federal de Orán, ahora seguirá las pistas de un grupo de tucumanos que habría invertido unos $ 600.000 en el embarque. En el expediente, según trascendió, figura que los compradores habían solicitado droga de calidad: su objetivo era estirarla ocho veces para obtener como mínimo 112 kilos de sustancia.
No se descarta que esta organización, además de abastecer sus propios quioscos, les haya vendido drogas al por mayor también a otros grupos.
Cifras millonarias
Con esa carga se podrían haber lanzado al mercado unas 11.200 “tizas” de cocaína (de 10 gramos cada una) a un valor de $ 1.000 cada una. Es decir, en el mercado tucumano esa mercadería tendría un valor superior a los $ 11 millones.
Especialistas consultados por LA GACETA coincidieron en que ese tipo de dosis casi no se consigue, ya que está destinada a consumidores de mayores recursos. Cuentan que Luis “Gordo Vaca” Vega (el jefe de la banda narco que cayó el 9 de noviembre en un megaoperativo con 22 allanamientos en el Gran San Miguel de Tucumán) apuntaba a ese público. Dicen que tenía su propio sello: a las dosis, que se las suele entregar en envoltorios cilíndricos, las repartía en forma de triángulo. El día de las detenciones, le secuestraron 10 kilos de pasta base.
La otra alternativa es que esa pasta base esté destinada a preparar “alita de mosca”, como le llaman a la dosis de cocaína de menor calidad que se vende a sectores menos pudientes, aunque fuentres policiales dicen que ya la están consumiendo en ámbitos de mayor poder adquisitivo.
Con los 14 kilos de pasta base secuestrados, los narcos podrían haber lanzado al mercado unas 112.000 dosis de “alita” (se venden en papelitos de un gramo cada uno) a un valor promedio de $ 150 la unidad. Esa cantidad, en la calle, tiene un valor estimado de casi $ 17 millones.
Todo se aprovecha
Los especialistas consultados remarcaron que en este negocio nada se pierde. En el proceso de cocina y estiramiento de la paste base -dijeron- quedan residuos, que también son comercializados como “paco”, cuya cantidad es imposible determinar.
Policías de la delegación Salta de la Federal iniciaron una investigación hace meses al enterarse de que una organización tucumana le compraba drogas a un grupo de extranjeros instalado en Orán. Los uniformados pidieron colaboración a la división Drogas Peligrosas de la Federal, a la delegación de Tucumán y a la AFIP-Aduana.
Esperaron hasta que establecieron que los sospechosos habían concretado una operación y que el martes, en un Corsa y en un Citröen C4, los presuntos narcos abandonarían la calurosa Orán con la carga. En la ruta 9, cerca de Metán, los federales detuvieron al Corsa y el segundo vehículo logró escapar. Los de Drogas Peligrosas de la Federal de Tucumán, que ya habían sido puestos al tanto del operativo, detuvieron el C4. Todos sus ocupantes fueron trasladados a Metán, donde requisaron el vehículo y encontraron los 14 kilos de pasta base escondidos en el tanque de combustible.
Según se informó, quedaron detenidos tres hombres y una mujer. Uno de ellos es conocido como “Charles”, de origen boliviano e integrante de un grupo narco que estaría formado por colombianos. Estos, según los investigadores, presionados por la DEA y fuerzas de seguridad de su país, se instalaron en Bolivia para continuar con el negocio.
La investigación, a cargo del juez federal de Orán, ahora seguirá las pistas de un grupo de tucumanos que habría invertido unos $ 600.000 en el embarque. En el expediente, según trascendió, figura que los compradores habían solicitado droga de calidad: su objetivo era estirarla ocho veces para obtener como mínimo 112 kilos de sustancia.
No se descarta que esta organización, además de abastecer sus propios quioscos, les haya vendido drogas al por mayor también a otros grupos.
Cifras millonarias
Con esa carga se podrían haber lanzado al mercado unas 11.200 “tizas” de cocaína (de 10 gramos cada una) a un valor de $ 1.000 cada una. Es decir, en el mercado tucumano esa mercadería tendría un valor superior a los $ 11 millones.
Especialistas consultados por LA GACETA coincidieron en que ese tipo de dosis casi no se consigue, ya que está destinada a consumidores de mayores recursos. Cuentan que Luis “Gordo Vaca” Vega (el jefe de la banda narco que cayó el 9 de noviembre en un megaoperativo con 22 allanamientos en el Gran San Miguel de Tucumán) apuntaba a ese público. Dicen que tenía su propio sello: a las dosis, que se las suele entregar en envoltorios cilíndricos, las repartía en forma de triángulo. El día de las detenciones, le secuestraron 10 kilos de pasta base.
La otra alternativa es que esa pasta base esté destinada a preparar “alita de mosca”, como le llaman a la dosis de cocaína de menor calidad que se vende a sectores menos pudientes, aunque fuentres policiales dicen que ya la están consumiendo en ámbitos de mayor poder adquisitivo.
Con los 14 kilos de pasta base secuestrados, los narcos podrían haber lanzado al mercado unas 112.000 dosis de “alita” (se venden en papelitos de un gramo cada uno) a un valor promedio de $ 150 la unidad. Esa cantidad, en la calle, tiene un valor estimado de casi $ 17 millones.
Todo se aprovecha
Los especialistas consultados remarcaron que en este negocio nada se pierde. En el proceso de cocina y estiramiento de la paste base -dijeron- quedan residuos, que también son comercializados como “paco”, cuya cantidad es imposible determinar.
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