Oscuridades ajenas y propias

Oscuridades ajenas y propias

Las dificultades de la soledad y la convivencia

SIN VUELTA ATRÁS. A diferencia del ajedrez en la PC, la protagonista descubre que en la realidad no se puede retroceder. lavoz SIN VUELTA ATRÁS. A diferencia del ajedrez en la PC, la protagonista descubre que en la realidad no se puede retroceder. lavoz
13 Noviembre 2016

NOVELA

LA SOMBRA DEL OTRO

ALICIA PLANTE

(Adriana Hidalgo - Buenos Aires) 

Mientras Laura Requena juega al ajedrez en su computadora cuenta con la posibilidad de retroceder, de corregir el error que la llevaría a perder indefectiblemente la partida. Sin embargo, cuando sale de su departamento y nota que se escurre agua por debajo de la puerta de su vecina, los retrocesos ya no son factibles, porque al encontrar a Ana desangrándose en la bañera da “el paso decisivo, el que la comprometía a lo que ya no podía evitar”. Ese instante del ajedrez, el “momento cualquiera” como lo llama Erich Auerbach, recorre el libro y logra plantear otras cuestiones. De modo similar al de Rodolfo Walsh, que deja el ajedrez para encontrar respuestas sobre lo sucedido en José León Suárez, Laura asume poco a poco un “rol detectivesco” para descubrir las sombras detrás del supuesto suicidio. Simbólicamente, es Rodolfo, el portero, el que abre el departamento de su vecina y la ayuda en el intento de salvar el cuerpo que se apaga.

A partir de la lectura de las libretas escritas por Ana, de los diarios, Laura consigue proyectar las sombras de un otro en su propio cuerpo y reemplazar el ajedrez por el juego de la lectura y, con posterioridad, por el de la escritura. Al leer los diarios, a Laura le parece que la vida de su vecina, hasta ese momento una desconocida para ella, es en cierto modo una invención suya. Es así que luego de vislumbrar las siluetas y los hechos trazados en los diarios, decide salir nuevamente, “salir de la pasividad de la lectura” y enfrentarse a la pareja de su vecina, al pintor Sergio Kunder, a la “voz oscura” cuya influencia lentamente se hace decisiva para entender el último gesto de Ana. Comienza a interrogar y desafiar a Sergio como si “estuviera metida dentro de una partida de ajedrez de cuerpo entero”.

En el transcurso de la novela, Laura trata de entender cómo la soledad, o también la imposibilidad de estar solos, pueden acentuar las oscuridades de una persona y hacer más difícil la convivencia con los fantasmas que habitan en uno mismo.

© LA GACETA

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Máximo Hernán Mena

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