A un mes de la muerte del cura, siguen huérfanos

A un mes de la muerte del cura, siguen huérfanos

Mientras esperan que se designe al reemplazante del padre Juan, los fieles de la zona intentan reanudar sus actividades religiosas. Por un lado, los vecinos celebraron que la Policía se hiciera presente en el pueblo. Pero, por otro, dijeron que tienen miedo.

LUTO. En las puertas de la capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en Delfín Gallo, los fieles colgaron una cinta negra y un cartel que pide justicia. la gaceta / foto de analía jaramillo LUTO. En las puertas de la capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en Delfín Gallo, los fieles colgaron una cinta negra y un cartel que pide justicia. la gaceta / foto de analía jaramillo
05 Noviembre 2016

Un mes no fue suficiente para que encontraran respuestas y, mucho menos, justicia. Sin embargo, a los fieles de La Florida les sirvió para respirar hondo, secarse las lágrimas y tratar de retomar sus tareas habituales relacionadas con la iglesia que dejó huérfana el sacerdote Juan Viroche. Y hoy se lo demostrarán con una procesión seguida de una misa en su memoria.

La mañana del 5 de octubre, cuando el cura fue encontrado ahorcado dentro de la parroquia Nuestra Señora del Valle, el mundo se derrumbó para gran parte de los habitantes del pueblo. Las muestras de dolor por la sorpresiva muerte del sacerdote pudieron verse en su velorio, en las reiteradas marchas con las que pidieron justicia, en las oraciones que elevaron por su alma y en las decenas de macetas con flores que dejan en su tumba. Después, con el correr de los días, la vida de los feligreses comenzó a acomodarse, aunque no del todo.

Las primeras dos semanas que le siguieron a la muerte del padre Juan, las puertas de la parroquia habían permanecido cerradas por orden judicial. Cuando por fin terminaron las pericias y se levantaron las fajas de clausura, las misas se reanudaron pero siempre con un cura distinto. “Tenemos el problema de que no hay padres, algunos fallecieron recientemente y otros se jubilaron. Por eso todavía no se nombró un sacerdote fijo para esta parroquia y nos vamos turnando con otros curas para venir a dar las misas acá”, explicó ayer el padre Edmundo Ortiz, más conocido como “Mundi”.

Son 10 los templos que dejó huérfanos Viroche: la parroquia de La Florida y otras nueve capillas más de los pueblos de los alrededores. Según estimó “Mundi”, recién el próximo año se nombraría a un sacerdote oficial para que asumiera en la zona. Mientras tanto, los curas de otras parroquias seguirán rotando para no dejar sin celebraciones religiosas a La Florida.

En tanto, en la oficina parroquial se trabaja a ritmo acelerado. Desde allí explicaron que, como estuvo cerrada tantos días, se retrasaron las entregas de turnos, certificados y la organización de las ceremonias de primera comunión y confirmación que protagonizarán varios grupos de jóvenes en las próximas semanas.

El dolor persiste


“La gente está muy dolida todavía. Por acá no se habla de otra cosa que no sea la muerte del cura”, comentó Eduardo Tártalo, que vive en la zona. Además, el hombre señaló que los vecinos están asustados. “Tienen miedo por todo esto del narcotráfico”, remarcó, en referencia a la hipótesis de que Viroche fue asesinado por los traficantes de droga a los que denunciaba públicamente.

No obstante, Tártalo rescató que la muerte del cura sirvió para que la Policía se despertara y los protegiera. “Viera cómo andan ahora, anoche vimos a seis policías dando vueltas y ningún chico drogándose en la calle”, aseguró.

“El padre Juan ha sido muy querido porque siempre tiraba para el lado de los pobres y no le gustaban las injusticias”, destacó Alicia Bustos, otra vecina. Ella, como la mayoría de los habitantes del pueblo, descarta por completo que Viroche se haya suicidado. “Él nunca les hacía misas a los que se ahorcaban porque decía que a Dios no le agrada eso. ¿Cómo se va a ahorcar él entonces?”, se preguntó.

Respecto a otra de las hipótesis, que hablan de posibles amenazas por relaciones sentimentales que el padre Juan habría mantenido con mujeres, los vecinos se molestan cuando alguien hace alusión al tema. “Salen a decir esas cosas ahora porque él no puede defenderse”, protestó una mujer.

"Ya son muchas las víctimas de las mafias", sostuvo la Iglesia

BUENOS AIRES.- La Comisión Nacional de Justicia y Paz (CNJP), que depende del Episcopado, sostuvo que “el dinero que mueve el narcotráfico está manchado con sangre de los pobres”. Esa comisión, conformada principalmente por laicos y que cuenta con el asesoramiento del presidente de la Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, lo afirmó en un comunicado difundido ayer bajo el título: “La cultura de la muerte y el descarte no debe prevalecer en nuestro país”.

El comunicado se enmarca en el mes cumplido desde la muerte del cura Juan Viroche. Si bien desde un primer momento la Justicia centró su investigación en la hipótesis del suicidio, familiares, allegados al sacerdote y parte de la Iglesia insisten en que se trató de un crimen.

“Al cumplirse un mes de la muerte del padre Viroche, la CNJP considera oportuno reflexionar sobre el desafío que plantea la lucha contra la expansión del narcotráfico y la secuela de sufrimiento que la drogadependencia produce en muchos de nuestros hermanos”, comienza la declaración. Más adelante, destaca que el padre Juan “se enfrentó con valentía a las mafias que manejan el narcotráfico, y que lo habían amenazado a él y a otras personas de su comunidad” y sostiene que “las circunstancias de su trágica muerte deben ser esclarecidas por la Justicia”.

“Queremos hacer llegar nuestra palabra de cercanía y aliento a esa comunidad herida por la muerte de su pastor y antes de eso, por el daño que causan en ella la droga, el crimen y la corrupción”, agrega el texto.

En otro párrafo, la CNJP manifiesta que “el dinero, que en grandes cantidades mueve el narcotráfico está manchado con sangre, mayoritariamente sangre de los pobres” y que “el narcomenudeo y las drogas afectan gravemente la salud de muchos niños y jóvenes, por eso ninguna lucha contra el narcotráfico podrá ser exitosa sin inclusión y desarrollo social”.

“Las mafias, que lucran con la muerte al dedicarse al narcotráfico, no dudan en amenazar o incluso matar a aquellos que consideran un obstáculo a sus mezquinos intereses. Lamentablemente ya son muchas las víctimas a lo largo y a lo ancho de nuestro país”, dice la CNJP y añade “con alarma y con dolor, que las bandas criminales están infiltradas en distintos sectores e instituciones de nuestra sociedad”.

Por último, destaca que el gobierno de Mauricio Macri “haya asumido públicamente el compromiso de enfrentar el narcotráfico” y remarca que “urge que las fuerzas policiales y de seguridad, y los organismos en que se hayan infiltrado los intereses del narcotráfico, sean depurados”. 

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