Elogio de la corrupción
04 Septiembre 2016

Por Alberto Calliera

PARA LA GACETA - TUCUMÁN

Yo nací de la unión entre los dioses Pluto y Avaricia en un Paraíso Fiscal. Engendramos dos hijos Impunidad y Poder.

Desde entonces todos me han denostado furiosamente en público con profundo desprecio. Me condenaron a vergüenza perpetua y a vivir recluida.

Hipócritas.

Yo se que en el fondo me aman y me buscan con desesperación. Siempre en absoluto silencio acechan aguardando la oportunidad de toparse conmigo.

Pero cuando caen rendidos entre mis cálidos brazos enloquecen de placer y me exigen más y más. Son insaciables.

Soy de una extrema generosidad. Regalo escándalos increíbles a los medios masivos de difusión y redes sociales.

He logrado que los engranajes de la justicia abandonen su prolongado letargo y comiencen a funcionar con desconocida velocidad y eficiencia.

Aumenté la producción de cascos de seguridad y chalecos antibalas, la venta de vehículos de alta gama, aviones privados y fastuosas residencias.

Es decir que he realizado el sueño del proclamado “efecto derrame” en escala nunca vista.

Algunos de los que más he favorecido recibieron bendiciones espirituales y experimentaron milagros asombrosos, como por ejemplo, adormecer la voz de sus conciencias y permitirles dormir plácidamente, sin sobresaltos ni pesadillas.

Queridos devotos míos, sean agradecidos conmigo. No les pido mucho. Simplemente levantar un monumento en honor a la Milagrosa Diosa de la Corrupción con esta leyenda al pié: Gracias por los favores recibidos.

© LA GACETA

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