La ciencia y la solidaridad al servicio de la sociedad

La ciencia y la solidaridad al servicio de la sociedad

El amor al prójimo y la solidaridad pueden motorizar acciones, cuyos resultados generen esperanza. Cuando eso sucede en el campo de la ciencia, se cumple con su objetivo esencial de proyectarse a la sociedad, aportando soluciones. Ello es posible cuando sus investigadores están dotados de una gran sensibilidad que los impulsa a abordar desafíos, apostando a la imaginación. Un niño de siete años, oriundo de Laferrere (Buenos Aires), que sufrió la amputación de parte de sus piernas, podrá concretar su sueño de caminar, merced a la decisión de un ingeniero tucumano, que con la ayuda de dos estudiantes de Ingeniería Biomédica de la UNT, se animó a diseñarle dos prótesis utilizando una impresora 3D.

El papá de Valentín contó que hace cuatro años comenzaron a luchar para que su hijo pudiese caminar. Consiguieron una prótesis a través del gobierno nacional, que costó $50.000, pero su hijo prácticamente no podía usarlas porque lo lastimaban. Gastaron luego $16.000 para que especialistas en ortopedia la mejoraran, pero tampoco funcionó. Anoticiado de que se estaban haciendo prótesis de mano con impresoras 3D, dejó un mensaje en un grupo de Facebook y le respondió el ingeniero Edgardo Karschti, de la Universidad Tecnológica Nacional, regional Tucumán, quien le dijo que haría el intento. Se puso entonces a trabajar con los estudiantes Andrés Godoy y María José García Cabello, que lo ayudaron con la parte anatómica de las prótesis que estaba diseñando en la computadora.

El ingeniero, quien empleó una impresora que casi no usaba, explicó que las prótesis tradicionales cuestan más de $50.000 y la que ellos hicieron costó $500; son mucho menos pesadas y se adaptan muy bien. “El proyecto de las prótesis para Valentín nos puso muy felices. Igual es algo que está a prueba y sujeto a ensayos de todo tipo. Es más, nos gustaría mejorarlas”, dijo el ingeniero. El sueño del niño es jugar a la pelota.

Ya en otras oportunidades, los egresados de la UTN han dado muestras de su creatividad científica. En octubre de 2009, los ingenieros electrónicos Víctor Guzmán y Francisco Gómez López diseñaron una prótesis electrónica y mecánica que reproducía las principales funciones de la mano y obtuvieron el premio Innovar 2009. El dispositivo fue hecho con materiales básicos. “Las prótesis que hay en el mercado son importadas, y tienen un costo de $150.000. El funcionamiento es el mismo, pero lo abarata el hecho de que todos los componentes se consiguen en Tucumán. Por supuesto, a esta prótesis le faltaría la cobertura de un guante cosmético. Pero el principio de funcionamiento respecto de las prótesis comerciales es el mismo”, dijeron los jóvenes que fueron asesorados por traumatólogos e ingenieros.

Estos logros están apoyados no sólo en el profesionalismo, sino también en la humildad y en el deseo de procurar el bienestar de los demás. Con voluntad, imaginación y espíritu solidario se puede ayudar a mucha gente que carece de recursos o que no ha obtenido resultados positivos en el área científica para solucionar sus problemas motrices, como en este caso. En una sociedad individualista, consumista, en la que impera el “sálvese quien pueda”, con una buena parte de su clase dirigente más atenta a sus intereses personales que a los colectivos, estos hechos constituyen una bocanada de oxígeno y qué mejor premio que la sonrisa feliz de un niño.

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