"El que lo atropelló lo dejó tirado en la ruta como a un perro"

"El que lo atropelló lo dejó tirado en la ruta como a un perro"

La familia del motociclista que fue atropellado por un menor en El Corte no pudo contener su bronca.

LA DESPEDIDA. La esposa de Feris sostiene la foto que pusieron en el cajón. LA DESPEDIDA. La esposa de Feris sostiene la foto que pusieron en el cajón.
26 Agosto 2016

Cuando la oscuridad ya había ganado el cielo tucumano y las familias se preparaban para sentarse a cenar, en El Corte se escuchó un ruido muy fuerte. Un segundo después, dos hombres quedaron tirados en el camino que conecta San Javier con Yerba Buena. Al lado de ellos estaba la moto en la que viajaban, que había quedado destrozada. Sergio Fabián Feris, de 45 años, estaba muerto. A su lado, su amigo C.B. -sus familiares pidieron que no se publicara su nombre por una situación familiar- se revolcaba de dolor por los golpes que sufrió al caer.

Los primeros vecinos llegaron hasta ellos vieron el baúl de un auto gris, alejándose. Era el Ford Focus que embistió de atrás a los motociclistas. En su interior había una sola persona, un adolescente de 17 años cuyo nombre se mantiene en reserva por cuestiones legales.

Los gritos del hombre golpeado dejaron de escucharse cuando una ambulancia se lo llevó algunos minutos después al hospital Padilla. Casi al mismo tiempo llegaron algunos policías de Yerba Buena y luego Criminalística. La escena se tornó aún más dramática cuando, media hora después del impacto mortal, llegaron los familiares de Feris desde El Manantial y lloraron amargamente sobre los restos del hombre con el que habían estado hablando por teléfono hacía algunas horas. No podían creer lo que estaban viendo, según confesaron luego en diálogo con LA GACETA.

Internados

C.B. llegó muy golpeado a la guardia del hospital Padilla. En un primer momento se informó de que había sufrido una pérdida de masa encefálica, algo que los médicos que lo atendieron descartaron ayer en diálogo con LA GACETA.

Según los profesionales, son pocos los que se recuperan de una lesión de ese tipo. En cambio, el hombre golpeado -de 34 años y también de El Manantial- tenía muchos golpes pero los estudios determinaron que no sufre una lesión cerebral.

Hasta el cierre de esta edición, estaba fuera de peligro, internado en el shock room, muy dolorido pero fuera de peligro. Para él, fue un mes complicado: hace algunas semanas quisieron robarle la moto y le pegaron un tiro en uno de sus hombros.

Al mismo tiempo que el acompañante de Feris era revisado en Barrio Sur, el adolescente que conducía el automóvil llegó con su tío, que es médico, al sanatorio Modelo de Barrio Norte, mientras su padre y un hermano se presentaban en la comisaría.

Según contaron los familiares, el joven llegó al centro médico con un ataque de nervios del que no había podido recuperarse hasta ayer a la noche. Todavía continúa internado. Sus familiares más cercanos no se alejaron de él ni por un segundo tras el choque.

Amigos y socios

Según la gente que los conocía, Feris y C.B. eran inseparables. Además de buenos amigos, trabajaban juntos. Ambos se dedicaban a arreglar y a vender motos. Como todo el tiempo estaban en contacto con los rodados y eran socios, los familiares todavía no están seguros de quién manejaba cuando los chocaron. Lo que sí saben es que “habían estado en San Javier porque allí tenían un terreno y alguien había aprovechado que ellos no estaban para colocar una casilla”, contó Guillermo Córdoba, un amigo de ambos.

Cerca de las 21, Feris habría decidido volver a El Manantial, porque tenía que ir con su esposa al cumpleaños de un amigo de la pareja. El cumpleañero fue justamente el primero que se enteró de su muerte, cuando lo llamó para preguntarle si iba a asistir al festejo y un desconocido que había atendido el celular de su amigo le contó todo lo que había pasado.

LA GACETA pudo establecer que la causa habría quedado caratulada como “homicidio culposo”, algo que los familiares de la víctima intentarán ampliar mediante un abogado. Quieren que también se tenga en cuenta las figuras de “lesiones” -por lo que le ocurrió a C.B.- y “abandono de persona”, planteo que los familiares del conductor rechazaron de plano.

Estos últimos informaron que contra el adolescente no se pidió ninguna medida privativa de la libertad. Sin embargo, desde ayer en el sanatorio Modelo hay una consigna policial afuera de su habitación, que estaría cumpliendo dos tareas: vigilar que el joven no se escape y evitar que allegados a la víctima lo quieran agredir. Una vez que se recupere, se sabrá cuál será su destino.

En cuanto a la situación penal, al tener 17 años, su futuro estará signado por el Juzgado de Menores de turno. En caso de que la Justicia considerara que existen suficientes pruebas contra él, podría enfrentar a un tribunal.

Sin embargo, en ese hipotético caso, los jueces sólo podrían emitir un fallo sobre su inocencia o sobre su culpabilidad. En caso de que llegara a ser hallado culpable, la pena será dictada por un juez de Menores.

En cuanto a las acciones civiles, la responsabilidad recaería sobre el titular del auto, que en este caso es la hermana del conductor. Si bien LA GACETA pudo acceder a los papeles del auto y a la póliza de seguro -que fue emitida hace unos 40 días en la capital tucumana, lugar donde vive la titular-, habrá que esperar para saber cuál será la reacción de la agencia que aseguró el auto. En estos casos, según confiaron los especialistas consultados, algunas apelan a una medida conocida como “exclusión de cobertura por una falta grave”.

La noche más larga

El cuerpo de Feris pasó la noche en la comisaría de Yerba Buena. También lo hicieron sus familiares -en la entrada- y los allegados del adolescente, en una piecita junto con sus abogados. Los efectivos en todo momento evitaron que ambas familias se cruzaran, para evitar un enfrentamiento.

Tras el mediodía de ayer, los restos fueron entregados a la esposa de Feris, quien vociferó que “no se le realizó una autopsia”.

Por la tarde, lo llevaron a su casa de El Manantial, donde lo velarán hasta hoy las 10, momento en que lo llevarán al cementerio de La Paz para despedirlo.

Dolor en la familia de la víctima

Sergio Fabian Feris tenía 45 años, estaba casado y tenía cuatro hijos adolescentes. En tres meses iba a estrenar el título de abuelo, ya que su única hija está embarazada de seis meses. Cuentan sus familiares que esa noticia lo había hecho muy feliz. Sus restos comenzaron a velarse en la casa en la que vivió hasta el miércoles.

“Cuando venían bajando de San Javier un auto los embistió de atrás al triple de velocidad de la que venían ellos. A Sergio, además, lo pasó por encima. Y después se dio a la fuga. Ese chico no tiene ninguna crisis de nervios. Y en la comisaría vimos a sus familiares, que ni siquiera se acercaron a la viuda para darle el pésame ni preguntarle si necesitaba algo”, se quejó Guillermo Córdoba, un amigo de la víctima.

“El cuerpo de mi esposo estuvo tirado en la comisaría toda la noche y no le hicieron una autopsia. La persona que lo atropelló lo dejó tirado en la ruta como un perro. Por lo menos lo hubiese auxiliado. Él era el único sostén económico que tenía esta familia. Y lamento mucho que no vaya a conocer a su nieto. Ahora estamos intentando calmar a mi hija por su bebé, pero es muy difícil en este momento”, explicó la esposa del hombre fallecido, María Teresa Sandoval.

Las personas que estaban en el velorio cuando llegó LA GACETA -no menos de 60- no podían creerlo aún. Hasta el miércoles habían estado hablando con él. “Uno ve estas cosas en los medios y jamás piensa que le puede tocar de cerca. Esto parece una pesadilla de la que queremos despertar mañana. Sólo queremos que se haga justicia. Podemos ser pobres, pero somos buena gente. Creemos que la Policía custodia a los asesinos, pero legalmente vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance. Es un dolor gigante. Ayer se lo tuve que ir a contar a mi madre y no sabía qué hacer, pensaba que se me iba a morir ella también”, contó Daniel Feris, el hermano de Sergio.

El testimonio de la madre de ambos fue, quizás, el más duro. “Hace un año perdí a un hijo de un infarto y ahora otro. No lo podía creer cuando me lo dijeron. Él era muy bueno. No tengo fuerzas, perdí hasta las ganas de vivir”, expresó con dolor Francisca Ortiz.

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"De ninguna manera hubo abandono de persona"

“Mi hijo es un joven muy sano, un alumno regular del secundario, apasionado del deporte, que carece de todo tipo de vicios. Espero que sepan entender mi desesperación”, argumentó el padre del adolescente que protagonizó el choque en El Corte, en una nota que hizo llegar a LA GACETA “para aclarar algunas cuestiones relativas al accidente”. Los nombres del joven y del padre se mantienen en reserva por cuestiones legales.

En la nota -que fue acompañado por una fotocopia de la licencia de conducir otorgada por el municipio capitalino al adolescente y los papeles del seguro-, el joven volvía de tomar la merienda en San Javier. “Nunca hizo abandono de persona. Al sufrir de múltiples golpes, también tuvo que ser socorrido. Y no sólo eso, con mis hermanos nos hicimos presentes en el lugar hasta que los efectivos policiales nos trasladaron a la comisaría”, se puede leer.

Los familiares que sí hablaron con LA GACETA fueron un tío y un hermano del adolescente. Ellos contaron que el joven “no se fue porque sí; buscó un lugar con señal para llamar a su otro tío que es médico para que fuera a ayudar”.

Según ellos, en el lugar del choque hay un badén. Después de ese tramo, los motociclistas se le cruzaron y él los chocó sin intención de hacerlo. Se asustó y por eso lo llevaron al sanatorio, tenía una crisis de nervios de la que todavía no se recuperó. Esto es una desgracia”.

El tío del menor contó que en el sanatorio Modelo “le realizaron un dosaje alcohólico y salió que no había consumido. Ese dato ya lo tiene la Justicia. En el estudio salió que tenía altísimos los glóbulos blancos. Nos explicaron que era por la crisis nerviosa”.

Además aseguró que estuvieron en el lugar donde murió Feris hasta que un oficial les dijo que se fueran “porque estaban por llegar los familiares de la víctima y podía haber problemas”.

El hermano aportó: “estuvimos hasta casi las tres de la madrugada en una piecita de la comisaría. Mi papá se quiso acercar a los familiares para preguntarles si les podía ayudar con algo, pero los policías le dijeron que mejor no lo hiciera por las dudas. Que lo podían agredir afuera”.

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