Por LA GACETA
27 Mayo 2016
A veces pequeños ejemplos pueden dar una idea de cómo funcionan las relaciones humanas e institucionales. El bicentenario de la independencia ha impulsado una serie de actividades en materia de publicaciones y de difusión. El logotipo es un símbolo gráfico peculiar de una empresa, conmemoración, marca o producto. Una magna celebración, como la que tendrá lugar el próximo 9 de julio, no podía dejar de tenerla.
El miércoles, el presidente Mauricio Macri difundió a través de una red social la imagen nacional que identificará el bicentenario. Se trata del cuarto logotipo oficial. El primero fue lanzado el año pasado por la Universidad Nacional de Tucumán. En febrero pasado, el gobierno provincial y la Municipalidad de San Miguel de Tucumán el que presentaron su imagen.
El logotipo nacional representa una escarapela con un sol brillante en su centro, muy parecido la de la Universidad Nacional de Tucumán; algo similar sucede con el de la Provincia y la Municipalidad, ambos están compuestos por cintas que se entrelazan para dibujar el número 200.
En marzo pasado, la Legislatura provincial efectuó una convocatoria para diseñar una imagen referida al Bicentenario. La idea ganadora sería propuesta al Gobierno nacional como alternativa para el diseño del nuevo billete de $200. La Cámara también sancionó ese día una resolución por la que se les pedía a senadores y diputados nacionales que incluyeran diseños alusivos al Bicentenario en los nuevos billetes. La iniciativa había surgido luego de que la Nación anunciara que entre 2016 y 2017 comenzarían a circular nuevos billetes, en los que las efigies de los padres de la patria serían reemplazadas por animales de distintas especies autóctonas del país. “Luego del anuncio del Gobierno nacional, muchos ciudadanos me plantearon que Tucumán debería tener su billete en el año del Bicentenario. Lancé el concurso destinado a su diseño, para que todos los tucumanos puedan ser parte de nuestra historia en este año tan especial”, dijo en la oportunidad el presidente de la comisión de Turismo de la Legislatura.
El certamen se realizó y se anunció que el modelo del billete ganador sería enviado a través de un proyecto de resolución al Congreso de la Nación, para que los representantes tucumanos solicitaran su aprobación y posterior impresión ante el Banco Central.
Sin embargo, cuando el primer mandatario vino a Yerba Buena, a través del vallado de protección, le entregaron un sobre con la propuesta. En su cuenta de Twitter un legislador del Frente para la Victoria publicó una foto en la que se lo observa, detrás de las vallas, entregándole al Presidente un sobre con los resultados de su propuesta para crear un billete del Bicentenario.
Los episodios ponen en evidencia una vez más el individualismo que nos caracteriza. A nivel provincial, el Gobierno, la Municipalidad y la UNT podrían haber consensuado para que la festividad tuviera un logotipo común; aunque es cierto que tienen derecho a tener el propio. Con la anticipación debida se podría haber acordado lo mismo con la Nación o, por lo menos, seguir los carriles institucionales y no entregar la propuesta en un sobre a través de una valla al mandatario. Da la impresión de que incluso en las cosas mínimas nos cuesta ponernos de acuerdo. Paradójicamente, el lema elegido para el bicentenario es “Juntarnos”.
El miércoles, el presidente Mauricio Macri difundió a través de una red social la imagen nacional que identificará el bicentenario. Se trata del cuarto logotipo oficial. El primero fue lanzado el año pasado por la Universidad Nacional de Tucumán. En febrero pasado, el gobierno provincial y la Municipalidad de San Miguel de Tucumán el que presentaron su imagen.
El logotipo nacional representa una escarapela con un sol brillante en su centro, muy parecido la de la Universidad Nacional de Tucumán; algo similar sucede con el de la Provincia y la Municipalidad, ambos están compuestos por cintas que se entrelazan para dibujar el número 200.
En marzo pasado, la Legislatura provincial efectuó una convocatoria para diseñar una imagen referida al Bicentenario. La idea ganadora sería propuesta al Gobierno nacional como alternativa para el diseño del nuevo billete de $200. La Cámara también sancionó ese día una resolución por la que se les pedía a senadores y diputados nacionales que incluyeran diseños alusivos al Bicentenario en los nuevos billetes. La iniciativa había surgido luego de que la Nación anunciara que entre 2016 y 2017 comenzarían a circular nuevos billetes, en los que las efigies de los padres de la patria serían reemplazadas por animales de distintas especies autóctonas del país. “Luego del anuncio del Gobierno nacional, muchos ciudadanos me plantearon que Tucumán debería tener su billete en el año del Bicentenario. Lancé el concurso destinado a su diseño, para que todos los tucumanos puedan ser parte de nuestra historia en este año tan especial”, dijo en la oportunidad el presidente de la comisión de Turismo de la Legislatura.
El certamen se realizó y se anunció que el modelo del billete ganador sería enviado a través de un proyecto de resolución al Congreso de la Nación, para que los representantes tucumanos solicitaran su aprobación y posterior impresión ante el Banco Central.
Sin embargo, cuando el primer mandatario vino a Yerba Buena, a través del vallado de protección, le entregaron un sobre con la propuesta. En su cuenta de Twitter un legislador del Frente para la Victoria publicó una foto en la que se lo observa, detrás de las vallas, entregándole al Presidente un sobre con los resultados de su propuesta para crear un billete del Bicentenario.
Los episodios ponen en evidencia una vez más el individualismo que nos caracteriza. A nivel provincial, el Gobierno, la Municipalidad y la UNT podrían haber consensuado para que la festividad tuviera un logotipo común; aunque es cierto que tienen derecho a tener el propio. Con la anticipación debida se podría haber acordado lo mismo con la Nación o, por lo menos, seguir los carriles institucionales y no entregar la propuesta en un sobre a través de una valla al mandatario. Da la impresión de que incluso en las cosas mínimas nos cuesta ponernos de acuerdo. Paradójicamente, el lema elegido para el bicentenario es “Juntarnos”.
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