02 Mayo 2016
Cada vez con más frecuencia los casos de acoso escolar resuenan en los medios de comunicación debido a la intensidad de sus consecuencias: heridas de gravedad, intentos de suicidio y suicidios.
Los profesionales de la salud y la educación que trabajamos en estos contextos entendemos que cuando las consecuencias son tales, hay un largo camino transitado; no sucede de la noche a la mañana; e intervienen diversos factores, ya que el bullying es un problema sumamente complejo. Nunca es culpa de alguien en particular, sino más bien una responsabilidad compartida: entre docentes, directivos escolares, familias, chicos, pero también por la sociedad en su conjunto.
Todos tenemos en nuestras manos la posibilidad de intervenir, ya que solemos ser testigos de episodios de violencia en lugares públicos. La no intervención se escuda detrás del “no es mi problema”. Así vamos construyendo la sociedad, de la cual la escuela es un fiel reflejo.
Hasta que no tomemos conciencia de que el acoso escolar es una problemática que repercute en todos, difícilmente asumamos el compromiso necesario para erradicarlo de las aulas y de nuestra comunidad. El curso natural de la violencia no es extinguirse por sí misma, sino que ante el silencio y la impunidad es como una bola de nieve que cada vez se hace más grande. Este es el principal riesgo al que nos enfrentamos hoy en día: El Bullying se está convirtiendo en una problemática no sólo en el ámbito de la educación sino también de la salud pública.
Necesitamos políticas públicas y leyes, pero también es importante tomar el tema con la seriedad que merece, y aprovechar las distintas ocasiones que aluden a la temática, como hoy 2 de mayo, Día Mundial de la Lucha contra el Bullying, no para banalizar el tema, sino para darle visibilidad con respeto, madurez y compromiso.
Que el bullying siempre haya existido no significa que sea normal. Y los adultos, estén o no vinculados al mundo de la educación, siempre pueden colaborar en este sentido y asumir un compromiso social en contra de la violencia.
Después de todo, como dijo alguna vez Einstein, “el mundo no está amenazado por las malas personas sino por aquellos que permiten la maldad”.
Los profesionales de la salud y la educación que trabajamos en estos contextos entendemos que cuando las consecuencias son tales, hay un largo camino transitado; no sucede de la noche a la mañana; e intervienen diversos factores, ya que el bullying es un problema sumamente complejo. Nunca es culpa de alguien en particular, sino más bien una responsabilidad compartida: entre docentes, directivos escolares, familias, chicos, pero también por la sociedad en su conjunto.
Todos tenemos en nuestras manos la posibilidad de intervenir, ya que solemos ser testigos de episodios de violencia en lugares públicos. La no intervención se escuda detrás del “no es mi problema”. Así vamos construyendo la sociedad, de la cual la escuela es un fiel reflejo.
Hasta que no tomemos conciencia de que el acoso escolar es una problemática que repercute en todos, difícilmente asumamos el compromiso necesario para erradicarlo de las aulas y de nuestra comunidad. El curso natural de la violencia no es extinguirse por sí misma, sino que ante el silencio y la impunidad es como una bola de nieve que cada vez se hace más grande. Este es el principal riesgo al que nos enfrentamos hoy en día: El Bullying se está convirtiendo en una problemática no sólo en el ámbito de la educación sino también de la salud pública.
Necesitamos políticas públicas y leyes, pero también es importante tomar el tema con la seriedad que merece, y aprovechar las distintas ocasiones que aluden a la temática, como hoy 2 de mayo, Día Mundial de la Lucha contra el Bullying, no para banalizar el tema, sino para darle visibilidad con respeto, madurez y compromiso.
Que el bullying siempre haya existido no significa que sea normal. Y los adultos, estén o no vinculados al mundo de la educación, siempre pueden colaborar en este sentido y asumir un compromiso social en contra de la violencia.
Después de todo, como dijo alguna vez Einstein, “el mundo no está amenazado por las malas personas sino por aquellos que permiten la maldad”.
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