Pitbulls: la raza de los ataques más furiosos

Pitbulls: la raza de los ataques más furiosos

En una semana se conocieron varios casos de mordeduras graves de estos perros. Son una moda y hay falta de experiencia para criarlos

Pitbulls: la raza de los ataques más furiosos
02 Mayo 2016

Otto tenía cinco meses. Ese tiempo le resultó de sobra para conquistar el amor de Susana, quien en principio no quería saber nada con tener una mascota. Otto iba a ser el guardián de la casa y el cómplice de los juegos y los paseos de los nietos de Susana y Domingo, que visitan el country Loma Linda, en Tafí Viejo, en búsqueda de libertad y aventuras. Otto no está más, luego de un feroz ataque de otro perro, un pitbull que se escapó de la casa de un vecino y lo tomó como presa.

Mientras Otto respiraba su último aliento, la Justicia de La Plata condenaba a ocho años de prisión al dueño de un pitbull que en 2014 había atacado a un nene de dos años, provocándole la muerte. Según reconstruyó la fiscal de la causa, el acusado dejó al animal atado a un auto abandonado sin bozal ni cartel de advertencia. El pequeño Santiago Veer, que jugaba en la vereda, recibió heridas en el cuello y en la cara y murió a las pocas horas, al llegar al hospital. “No me puedo borrar lo que mi hijo sufrió”, dijo la mamá del nene tras escuchar la sentencia.

Como si se tratara de una epidemia, un juego de los astros o una casualidad maldita, durante la misma semana salieron a la luz otros dos casos. El martes 26 un pitbull se escapó de una casa y atacó a un nene de seis años en el barrio porteño de Caballito; el pequeño Lucas terminó con cortes alrededor de su ojo. En Salta, en tanto, el jueves último un perro de esa misma raza atacó a un menor de 14 años, hijo de su amo, mientras jugaban en el patio.

Barrio intranquilo

“Nosotros estábamos todos fuera de casa cuando una vecina me llamó para contarme lo que había pasado”, le contó a LA GACETA Susana Acevedo de Carosso, dueña de Otto, un ovejero alemán. Según le narró la vecina, pudo ver por la ventana que el cachorro estaba siendo atacado, y se acercó a ver que pasaba, aunque no pudo hacer nada. El pitbull estaba ensañado con Otto, lo tenía tomado de las patas traseras con su fortísimas mandíbulas; por momentos lo soltaba, pero cuando el perro intentaba escapar, volvía a agarrar la presa.

“Ya me duele la cabeza de llorar y de pensar las cosas espantosas que podrían haber pasado. Yo no tenía idea que a 50 metros de mi casa hubiera un pitbull. Nadie lo sabía. Yo lo único que quiero es que no esté más en el barrio, porque si se escapó una vez se puede escapar de nuevo. El perro venció el alambrado de mi casa y logró entrar como si nada. ¿Qué pasa si ataca a los chicos del barrio? El dueño del perro ofreció sus disculpas y dinero, pero nada de eso sirve. Lo que queremos es tranquilidad. A mí lo único que me dejaría tranquila es que el perro no estuviera más, porque evidentemente ni los dueños lo pueden dominar”, reflexionó la mujer.

Los criadores de perros apuntan los cañones a los amos, a la mala crianza que le dan a los animales. Los veterinarios hablan de un instinto en la raza muy difícil de dominar. Y las autoridades municipales se muestran impotentes porque los propietarios no respetan las normativas vigentes ni parecen tomar consciencia del animal que están criando (ver aparte). No se trata de un perro más, principalmente por las consecuencias de sus ataques y la brutalidad de su mordida.

Stella Maris Sánchez, médica del Hospital de Niños, sostiene que es preocupante la situación. “Se trata de las razas que ocasionan lesiones más graves, en general en cabeza y cuello, pero en otras ocasiones lesiones múltiples. Casi siempre sucede el ataque en la casa de parientes o vecinos, pero siempre tienen dueño conocido”, informó. Según la médica, encargada de las áreas de inmunizaciones y rabia, pitbulls, dogos y algunos rotweiller figuran al tope de la lista. “A pesar de ser gente conocida de la víctima, los dueños no se suelen hacer cargo del accidente e incluso justifican al animal”, contó.

Un perro con el que no se pueden cometer errores

Un perro pitbull puede ser tan bueno como guardián que como compañía. Puede dormir en la cama de su amo. Puede salir a pasear sin significar un riesgo para nadie, puede jugar con chicos y hacer piruetas. También puede arrastrar hasta 500 kilos agarrando la presa con su mandíbula, es decir que podría arrastrar o voltear un tanque de 500 litros de agua lleno. Así describe a esta raza Fabián Benitez, criador y entrenador de pitbulls -y otras razas- desde hace más de 20 años.

“Yo antes de vender un animal mantengo una entrevista con el futuro amo. Le pregunto por qué lo quiere, indago si tiene conocimientos, si sabe qué es lo que está por criar. En muchas ocasiones he desistido de vender, porque hay quienes eligen este perro por moda o por consumismo, para la foto con el collar de tachas, pero yo no quiero arriesgarme a que un perro de mi línea de sangre protagonice accidentes como los de las últimas noticias”, sostiene el criador.

Él insiste en que hay una demonización de la raza, por desconocimiento o por estrategia de marketing para vender más perros de razas chicas. De cualquier forma, afirma y defiende con fuerza de pitbull su postura: todo depende de la crianza. “Como cualquier perro, necesita dedicación en la crianza. El amo tiene que ser dominante desde el comienzo, porque el cachorro va a buscar límites constantemente. Pasa lo mismo con un caniche o con un pitbull, con la diferencia de que este último, si muerde, puede ocasionar un daño enorme en comparación con el otro. Por eso, no es un perro para hacerle un regalo a alguien, por ejemplo. Hay que ser muy consciente de qué raza es y estar dispuestos a informarse y dedicarle tiempo a la crianza. Si viene una persona que nunca ha tenido un perro, que no tiene idea de cómo educarlo, yo le acosejo que elija otra raza, porque puede convertirse en un problena serio en el futuro”, advirtió.

Otra cuestión, según Benitez, incide en el descontrol de la raza pitbull, cuya sangre en muchas ocasiones es un crisol de varias razas. “La raza originaria es la american pitbull terrier, APBT por sus siglas en inglés. Progresivamente se fue mestizando, usándose para riñas y son cosas que van modificando la genética del animal. Lo que nombramos comúnmente como pitbull seguramente es un mestizo de un APBT”, explica y aclara que no comparte la cultura de la riña de perros.

Sangre caliente

“Hay quienes pretenden criar un pitbull como un perro de bolsillo, como si fuera un yorkshire. Y quizás de cachorro sea muy dócil y pueda dormir en la cama con su amo, pero cuando tenga un año y medio su carácter va a ser otro. Si no se ejerció el dominio sobre el animal, él va a considerar que esa cama es suya, y puede llegar a atacar si siente ese territorio amenazado. No está mal que un pitbull duerma en la cama del amo, de ningún modo, pero para que no haya problemas tiene que estar perfectamente criado. Es un perro de sangre caliente con el que no hay mucho margen de error, es reactivo a lo que se acostumbran”, remarcó.

Otro “no” en la crianza de los pitbulls es pretender que se cuide solo, a la deriva. “Si es un perro que está todo el día atado y el dueño de vez en cuando le tira un puchero, estás criando un demonio de Tazmania atado a un palo y seguramente cuando lo sueltes habrá problemas. El perro necesita pasear, salir, espacio para gastar su enorme energía, tener educación. No significa que no pueda estar atado; tiene que comportarse de todas las formas posibles: atado, en un canil, suelto, con o sin correa. Es cuestión de educar”, insistió el entrenador.

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El registro municipal tiene apenas 50 animales inscriptos

La ordenanza 4046 de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán está vigente desde fines de 2008. Entre otras medidas, la norma fija la creación de un registro municipal de animales potencialmente peligrosos, entre los cuales obviamente se cuentan las razas pitbull, doberman y rottweiler. En ocho años de vigencia, apenas 50 propietarios se inscribieron en ese registro, informa con impotencia Jorge Pérez Musacchia, director de Higiene Urbana, de cuya órbita depende el Centro de Adaptación y Reubicación Animal (Cenara). “Me parece que los propietarios tienen miedo de que les quitemos los perros si se inscriben en el registro, pero todo lo contrario. Lo que se busca es llevar un control de estos animales potencialmente peligrosos y, como contrapartida, les damos el beneficio de ofrecerles de forma gratuita un completo control sanitario y vacunas totalmente gratis”, explicó el funcionario. El registro también prevé que se anoten los criadores y cuidadores de estos animales, pero el número de inscriptos es aún menor. “No se puede prohibir una raza de perro, pero sí es necesario que se tome consciencia”, agregó.

Según Pérez Musacchia el principal problema con los pitbulls y otras razas peligrosas es que son criados en condiciones que no son aptas para estos tipos de perros. “Se ponen de moda, la gente busca un perro guardián y por el aspecto y la prensa que tienen los pitbulls piensan que es la mejor elección, pero en realidad no saben criarlos. Además, es un animal que no se puede tener encerrado en un departamento ni permanentemente atado porque lógicamente se volverá muy agresivo y es un peligro incluso para la propia familia”, advirtió.

Además del raquítico registro de animales peligrosos, el funcionario del Cenara admite que estos perros abundan en los barrios más humildes, donde los crían para las peleas. “Es una cuestión cultural”, dice Pérez Musaccia con desesperanza.

En los barrios más humildes proliferan los pitbulls usados en riñas

Hace 10 años que Patricia El-Kadi tiene su clínica veterinaria en la avenida Ejécito del Norte al 900 y desde que tuvo una mala experiencia con un pitbull cambió las reglas del juego en su negocio. Ninguna de esas razas pueden entrar a la consulta sin un bozal, y si los dueños se niegan a ponérselo, ella se niega a atenderlos. Es que el que se quema con leche...

“Vino una vez un hombre de Monteros con su pitbull. Tenía turno a las 9.30 para hacerle un electrocardiograma, porque tenía problemas cardíacos. El hombre llegó antes y me esperó en la puerta. Cuando yo llegué le pregunté si tenía turno a las 9.30 y él, muy prepotente, me dijo que el turno era a las 9. Lo peor del caso es que el perro estaba con una correa larga, de dos metros, cuando lo indicado es que lleven una corta (es lo que manda la ordenza 4046). El dueño permitió que el perro se me tirara encima, me atacó en la panza y terminé sangrando”, contó la veterinaria especialista en cardiología.

Su análisis del caso es que -mancillada frase- los perros se parecen a sus dueños. “El pitbull es una raza preparada para atacar a otros perros, así como el rottweiler suele atacar personas. Pero si el perro está acostumbrado a ver la agresividad de su amo hacia otras personas, es esperable que tenga ese tipo de reacciones”, señala El-Kadi.

Según su experiencia, el pitbull no es una raza para cualquiera. “Sus amos tienen que ser personas con caracter muy dominante, con autoridad sobre el animal. Para quienes no saben poner límites es imposible de llevar adelante, deben tener un conocimiento de cómo educarlo, no es una mascota común y corriente. De otro modo se va de las manos y ni siquiera se puede regalar, muchas veces ocurre que hay que eutanasiarlo”, describió la veterinaria.

El-Kadi da fe de que en los barrios más humildes se crían pitbulls para riña. En su veterinaria, que queda cerca del barrio Juan XXIII (“La Bombilla”) solían llegar perros malheridos luego de peleas, pero ella decide no atenderlos. “Por el tipo de heridas, es obvio que vienen de una riña. Como saben que mi política es no atenderlos, a veces vienen en busca de antibióticos fuertes o vitaminas muy potentes. Tampoco se los vendo. Yo estoy preparada para salvarle la vida a los animales, pero en estos casos prefiero que el perro se muera antes de que lo vuelvan a someter a una pelea”, concluyó con dureza.

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