05 Febrero 2016
Roberto Albornoz - Historiador de fútbol
Pocas veces en mi vida vi un jugador que luego de eludir a un rival lo esperaba y repetía la jugada. Para colmo, miraba al público y se reía. Sufría cuando lo tenía de rival y disfruté de sus jugadas cuando vestía la camiseta del seleccionado tucumano. En la final de 1960 contra Mendoza, al comenzar el partido paró una pelota con el pecho junto al palo que defendía, esquivó dos rivales, salió jugando y se llevó un reto de Juan Carlos Carol, quien le pidió que rechazara la pelota de inmediato y le respondió muy sonriente “por favor, maestro, ¿me deja hacer lo que yo sé?”. Eran otros tiempos, cuando disfrutábamos de los clásicos viendo hacer grandes jugadas en la cancha y en la tribuna se gozaba cuando por un lado “Pipi” Salinas, el “Mono” Villafañe o Carreño mostraban su habilidad y del otro lado venía la respuesta de Tejerina, el maestro Villalba o del mismo “Tarilo Fernández”. Cómo han cambiado los tiempos; hoy es moneda corriente el insulto, el escupitajo y la agresión al rival; ayer era común salir de la cancha hablando de las grandes jugadas que habían realizado los unos y los otros. Vayan estas palabras de homenaje a un grande del fútbol que no pudo esquivar el último rival de la vida; de parte de todos los hinchas tucumanos que supimos reconocerlo. Descanse en paz don Juan Mario Fernández, simplemente “Tarilo” para todos.
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