29 Noviembre 2015
la gaceta / foto de inés quinteros orio
Parafraseando el refrán “tanto va el cántaro a la fuente...”, de estos hermanos se puede decir “tanto van los Mercado al enduro, que terminan por salir campeones”. Es que Pablo (el mayor, 26 años, en la etapa final de su carrera de ciencias económicas) y José María (el menor, 15 años, estudiante del secundario) llevaron al apellido este año, desde su Alberdi natal, a lo más alto. Uno se coronó campeón Provincial de Senior A, la categoría principal. Y el otro fue el único tucumano que festejó un título nacional, el de Principiantes A, en el Argentino de la especialidad; lo hizo, luego de haberse asegurado también la corona en el contexto tucumano.
La historia doméstica reconoce al papá, José, como iniciador del “movimiento” endurero en la casa. “El verdadero apasionado de esta actividad es él, disfruta cada instante. Y mamá Marta nos sigue a los dos y también a Martín, nuestro otro hermano. Nos inculcaron el deporte desde muy chicos y ese es un valor que atesoramos. Llevamos sangre endurista, nos gusta mucho”, señaló Pablo.
“A mí me favoreció mucho tener dos hermanos que empezaron con el enduro. Ellos siempre estuvieron en alto nivel, y me enseñaron mucho. Además, me transmiten sus experiencias, al igual que lo hace mi papá. ¡Igual cuando no entiendo algo rápido, por ahí me como un chirlo cariñoso!” dijo con una sonrisa “Cuminiño” (apodo impuesto por el papá).
Las historias entre los dos se cruzan, pese a la diferencia de edad. “Yo siempre los veía andar en moto, correr. Hasta los siete años lo mío era la bicicleta. Pero empecé a andar en una moto chiquita, una Yamaha 50cc. Renegaba un poco nomás porque era vieja” aclara José María. Y Pablo amplía: “esa era una moto que me habían regalado a mí a los cinco años. Yo la usé, luego Martín. Todavía la tenemos guardada.” Los recuerdos siguen con naturalidad: “José María habrá tenido unos 8 años y nos íbamos a practicar enduro a El Chorro, en Escaba. Mucha gente grande no llegaba a la cima, pero él sí. Era tremendo.”
Sobre sus presentes, el más pequeños de los hermanos siente que tiene más práctica en la parte de enduro que en la de cross. “Pienso que soy más técnico, no cometo errores. Ese es mi fuerte. Físicamente estoy bien, pero hay que entrenar más fuerte para llevar las motos más grandes. De momento ando en bicicleta, corro, voy al gimnasio”. Pablo se define como un piloto tranquilo, observador y pensante, que no comete errores. “Mi estilo es parecido al de José María. Igual, uno puede ser bueno, pero si no se practica no se sale adelante. Nosotros toda la vida lo hicimos.”
Una de las experiencias complicadas que les tocó vivir a ambos este año fue el Rally Transmontaña. José María, que fue segundo junto con su compañero Ariel Darnay recuerda que, en medio de la lluvia, se presentó una subida, con muchas motos quedadas. “Allí se rompió una palanca. Tuve que cambiarla y perdimos tiempos. Luego Ariel se quedó sin frenos traseros. Por eso no podíamos exigir al máximo las motos.” A Pablo le fue peor, acompañado por Martín: “abandonamos, sólo hicimos 10 minutos de carrera por un problema eléctrico en mi moto. Teníamos muchas esperanzas de pelear arriba, compararnos con la gran cantidad de pilotos muy buenos que había. Fue muy duro.”
De la experiencia difícil al momento de la gran alegría. “El día que salí campeón argentino estaba toda mi familia cerca. Fue emocionante, pero al mismo tiempo se sentía el clima de nervios. Yo sabía que tenía que hacer una carrera tranquila. Así fue y llegué al objetivo”, apuntó José María. “Mi campeonato fue fruto de un gran esfuerzo. Hubo una lucha tremenda con Franco Ayuso. También la ofrecieron Matías Giampietri, Fernando Correa, Luciano Benavides. Por fortuna pude sumar muchos puntos al principio del certamen, después tuve altibajos y mis rivales acortaron diferencias. Al final terminamos empatados en puntos con Franco, pero yo logré el título por cantidad de victorias.”
¿Cómo siguen? El más chico de los Mercado piensa cambiar de categoría, a la Junior B. El más grande tiene otros planes, al menos para los próximos tres meses: “me voy a EE.UU. a trabajar y vivir nuevas experiencias. Al volver, más enduro y más triunfos.” Distintos, competitivos y con la sed de triunfo intacta.
La historia doméstica reconoce al papá, José, como iniciador del “movimiento” endurero en la casa. “El verdadero apasionado de esta actividad es él, disfruta cada instante. Y mamá Marta nos sigue a los dos y también a Martín, nuestro otro hermano. Nos inculcaron el deporte desde muy chicos y ese es un valor que atesoramos. Llevamos sangre endurista, nos gusta mucho”, señaló Pablo.
“A mí me favoreció mucho tener dos hermanos que empezaron con el enduro. Ellos siempre estuvieron en alto nivel, y me enseñaron mucho. Además, me transmiten sus experiencias, al igual que lo hace mi papá. ¡Igual cuando no entiendo algo rápido, por ahí me como un chirlo cariñoso!” dijo con una sonrisa “Cuminiño” (apodo impuesto por el papá).
Las historias entre los dos se cruzan, pese a la diferencia de edad. “Yo siempre los veía andar en moto, correr. Hasta los siete años lo mío era la bicicleta. Pero empecé a andar en una moto chiquita, una Yamaha 50cc. Renegaba un poco nomás porque era vieja” aclara José María. Y Pablo amplía: “esa era una moto que me habían regalado a mí a los cinco años. Yo la usé, luego Martín. Todavía la tenemos guardada.” Los recuerdos siguen con naturalidad: “José María habrá tenido unos 8 años y nos íbamos a practicar enduro a El Chorro, en Escaba. Mucha gente grande no llegaba a la cima, pero él sí. Era tremendo.”
Sobre sus presentes, el más pequeños de los hermanos siente que tiene más práctica en la parte de enduro que en la de cross. “Pienso que soy más técnico, no cometo errores. Ese es mi fuerte. Físicamente estoy bien, pero hay que entrenar más fuerte para llevar las motos más grandes. De momento ando en bicicleta, corro, voy al gimnasio”. Pablo se define como un piloto tranquilo, observador y pensante, que no comete errores. “Mi estilo es parecido al de José María. Igual, uno puede ser bueno, pero si no se practica no se sale adelante. Nosotros toda la vida lo hicimos.”
Una de las experiencias complicadas que les tocó vivir a ambos este año fue el Rally Transmontaña. José María, que fue segundo junto con su compañero Ariel Darnay recuerda que, en medio de la lluvia, se presentó una subida, con muchas motos quedadas. “Allí se rompió una palanca. Tuve que cambiarla y perdimos tiempos. Luego Ariel se quedó sin frenos traseros. Por eso no podíamos exigir al máximo las motos.” A Pablo le fue peor, acompañado por Martín: “abandonamos, sólo hicimos 10 minutos de carrera por un problema eléctrico en mi moto. Teníamos muchas esperanzas de pelear arriba, compararnos con la gran cantidad de pilotos muy buenos que había. Fue muy duro.”
De la experiencia difícil al momento de la gran alegría. “El día que salí campeón argentino estaba toda mi familia cerca. Fue emocionante, pero al mismo tiempo se sentía el clima de nervios. Yo sabía que tenía que hacer una carrera tranquila. Así fue y llegué al objetivo”, apuntó José María. “Mi campeonato fue fruto de un gran esfuerzo. Hubo una lucha tremenda con Franco Ayuso. También la ofrecieron Matías Giampietri, Fernando Correa, Luciano Benavides. Por fortuna pude sumar muchos puntos al principio del certamen, después tuve altibajos y mis rivales acortaron diferencias. Al final terminamos empatados en puntos con Franco, pero yo logré el título por cantidad de victorias.”
¿Cómo siguen? El más chico de los Mercado piensa cambiar de categoría, a la Junior B. El más grande tiene otros planes, al menos para los próximos tres meses: “me voy a EE.UU. a trabajar y vivir nuevas experiencias. Al volver, más enduro y más triunfos.” Distintos, competitivos y con la sed de triunfo intacta.
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