El lujo en la actualidad

ENSAYO

EL NUEVO LUJO

YVES MICHAUD

(Taurus - Buenos Aires)

“La afición al lujo -sostiene el autor certeramente-, por mucho que nos remontemos en el tiempo y miremos donde miremos, es una constante antropológica” (pág. 17). Pero “entre 1995 y 2012, el mercado mundial del lujo pasó de 77.000 millones de euros a 212.000 millones”. En ese contexto tiene importancia el “nuevo lujo”, que ya no es el “lujo de objeto” (moda, cosmética, relojería, joyería, alcohol y perfumes) sino otro más costoso (hotelería de gran lujo, fitness, spas, cruceros, turismo, vehículos de alta gama, hasta viajes espaciales, por ejemplo) que el autor denomina “lujo de experiencia”. Lujo cuya facturación anual ya no es de 200.000 millones sino de “un billón de euros al año”. Para que esto ocurra también es significativo que, si a principios de 2012 había en el mundo más de 1.000 personas que poseían más de mil millones de dólares, la cifra no ha dejado de crecer, especialmente por el acceso a este mercado del lujo por parte de potencias emergentes.

Este éxito de las industrias del lujo “dice mucho acerca de la fragilidad del individuo contemporáneo” (pág. 22). Porque el lujo nos sitúa en la encrucijada de desear dos asuntos opuestos: intensidad y continuidad. “Queremos que nos proporcionen a la vez la chispa y la beatitud, el centelleo y la duración, la brillantez y la quietud…” (pág. 28).

Escrito con talento filosófico, el libro explora las paradojas del lujo. Orientado hacia la autoafirmación por medio de la ostentación (arriesgando así caer en la arrogancia) el lujo, sin embargo, “desidentifica”: quien goza del placer disuelve su identidad. El lujo, como el turismo, da la sensación de vida intensa y verdadera que, curiosamente, se sitúa en otra parte y en la excepción. El lujo es visto aquí como “la producción de distinción, la producción de placer y la vivencia de experiencias raras e intensas” (pág. 42).

El lector encontrará análisis atractivos sobre la historia del lujo, el vínculo entre arte y lujo, lo mismo que sobre las raíces etimológicas de los términos con que nos referimos a ellos. Por ejemplo, luxus se relaciona con luxo, que significa luxar; y también con lux, luz, de donde lucir. Tampoco lujo y lujuria son ajenos en estas raíces del lujo como ostentación torcida y propensa a la lujuria (disolución o intemperancia).

En suma, libro valioso para quien desee introducirse en la antropología filosófica desde el ángulo del lujo.

© LA GACETA
JORGE ESTRELLA