Viejo libro de lectura

Viejo libro de lectura

Con el soneto “Tucumán” de Héctor P. Blomberg.

LA ILUSTRACIÓN. Un gaucho pulsando su guitarra, dibujado por Wiedner, decoraba el soneto “Tucumán” LA GACETA / Archivo LA ILUSTRACIÓN. Un gaucho pulsando su guitarra, dibujado por Wiedner, decoraba el soneto “Tucumán” LA GACETA / Archivo
El libro de lectura “El Sembrador”, obra de Héctor Pedro Blomberg (1890-1955) con varias reediciones efectuadas por la Editorial Estrada, se usaba en las escuelas argentinas entre las décadas de 1920 y de 1940. Tenía 226 páginas, tapas duras a color y unas virtuosas ilustraciones a pluma firmadas por Wiedner.

Periodista, poeta, autor de relatos, novelas cortas, comedias y letras de tangos, milongas y valses criollos, Blomberg fue un escritor prolífico y muy popular. Su primer libro fue el poemario “La canción lejana”, de 1912.

La mayoría de los textos de “El Sembrador” eran obra suya, pero insertaba también trozos de poesía y de prosa de otros autores, extranjeros o argentinos: Edmundo de Amicis, Eliseo Réclus, Santiago Rusiñol, José Mármol, Pastor Obligado, Leopoldo Díaz, Alberto Gerchunoff, por ejemplo.

Además, Blomberg dedicaba un soneto de su autoría a cada provincia del país. El titulado “Tucumán”, llevaba como ilustración, debajo del escudo nacional, a un gaucho tocando su guitarra.

“Echada al pie de las soberbias cumbres/ que el nevado Aconquija reyesea,/ rica, fuerte, fecunda, se hermosea/ del sol ardiente en las doradas lumbres./ Es la región que en fúlgidas vislumbres/ radioso y bello el porvenir clarea,/ la región del trabajo y de la idea/ coronada por mágicos deslumbres”.

Los dos tercetos finales decían que “allá en el fondo de las selvas solas/ que la noche estival besa callada,/ vibrar se siente el alma de las cholas/ y dice sus amores y sus cuitas,/ musicando del monte la hondonada/ un rítmico gemir de vidalitas…”

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