Como no logran controlar a los lavacoches, multan a los clientes

Como no logran controlar a los lavacoches, multan a los clientes

La infracción, regida por la ordenanza N° 166/84, tiene una pena de $2.000. “Los lavacoches no nos brindan sus datos”, justifica el director de Higiene.

SANCIONES. La Municipalidad labra multas para ahuyentar a los clientes de los lavaderos ilegales. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI SANCIONES. La Municipalidad labra multas para ahuyentar a los clientes de los lavaderos ilegales. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI
27 Mayo 2015
Si no se puede controlar la actividad, si resulta demasiado complejo llegar al fondo de la problemática que empuja a miles de tucumanos a lavar autos en la calle como medio de vida, entonces serán multados los clientes. Esa es la estrategia de la Municipalidad capitalina que, a través de la Dirección de Higiene Urbana, labra infracciones a los conductores que hacen lavar sus vehículos en la vía pública. Y la pregunta de fondo (por qué no regulan la actividad para que deje la clandestinidad), no logra ser respondida: “no sé por qué la Municipalidad no erradica los lavaderos. Tal vez debería cortarle el suministro de agua... Pasa lo mismo que con los basurales. Entonces la multa va al vehículo”, dice con impotencia el director de Higiene, Marcelo Alonso.

A María Angélica Martínez, una vecina de capital, le llegó una notificación porque habría lavado su auto en la avenida Juan B. Justo al 1.000. “Yo, hasta ese momento, no sabía que era un negocio clandestino. Parecía algo autorizado por la Municipalidad. Yo al auto lo dejé y no sé si lo lavaron en la vereda o dentro de la casa... Pienso que la Municipalidad debería controlar a los lavaderos, como a cualquier negocio, no a los conductores que vamos sin saber que son ilegales...”, reclamó la mujer. Según contó, la multa es por $2.000 y el pago voluntario, de $1.000. “Ahí hace años que lavan autos, ¿acaso la Municipalidad no lo sabe?”, se pregunta.

“Los dos son infractores”

En el Tribunal de Faltas admiten que constantemente reciben infracciones por este tema, aunque las multas son en todos los casos al dueño del vehículo. “Es cierto que los dos, tanto el lavador como el propietario, serían infractores; pero al que lava ¿qué infracción se le podría hacer? Son trabajadores ambulantes, que andan con una rejilla, un balde y una esponja, nada más”, justificó Marcos Alzabé, presidente del Tribunal. El funcionario informó además que, a pesar de la cantidad de multas por esta infracción, no se llegan reclamos. 



Pero no todos son ambulantes. En San Cayetano, en la avenida Wenceslao Posse, funciona un enorme, concurrido y conocido “complejo de lavaderos” a cielo abierto. Y ayer, los lavacoches estuvieron a punto de cortar la avenida ya que, según comentaron a este diario, se sienten perseguidos. “Siempre tenemos problemas cuando hay elecciones. Salen a hacer multas y alejan los clientes. Nos pasó con las elecciones de (Julio) Miranda, de (José) Alperovich y ahora. El sábado anduvo la Municipalidad filmando, y estuvimos cerca de terminar a las piñas (sic). Nosotros estamos trabajando, con esto mantenemos la familia”, expresó Diego, propietario de un lavadero. No quiso informar su apellido, porque teme sufrir consecuencias. “Con esta actividad se mantienen 300 familias. Nosotros queremos que nos den condiciones dignas, que nos pongan contenedores para la basura, que dejen bien esta parte que es uno de los accesos a la ciudad. Y también que los políticos se ocupen de los problemas del barrio, como la droga. ¿Por qué no vienen a ver a los chicos de acá?”, le dijo a LA GACETA otro lavachoches.

José Luis Gómez, un cliente que hacía lavar su auto ayer en esa zona, escuchó que a algunos conductores les llegó la multa. Sin embargo, asumió el riesgo. “Creo que la Municipalidad debería controlar a los lavaderos, no solamente a los clientes”, opinó.

Daños al pavimento

La ordenanza en virtud de la cual se labran estas infracciones es la N° 166, que data del año 1984 y que prohíbe lavar vehículos en la vía pública. Marcelo Alonso, el titular de Higiene (es la dependencia que aplica la ordenanza), explicó el objetivo de esa normativa: “es una actividad inapropiada porque se arroja agua a la calle, lo que acorta la vida útil del pavimento. Otro tema es la limpieza en sí, porque después de los lavados queda barro, aceite y todo lo que sale de un vehículo en la calle”, dijo.

El funcionario insistió en la dificultad que tiene la Municipalidad para controlar a los lavadores, aunque asegura que en su dependencia tienen identificados todos los lavaderos irregulares de la ciudad.

“Nosotros podemos identificar al vehículo. Pero al lavadero... ¿a quién le vas a hacer la multa? El lavador no nos brinda sus datos. Entonces la multa va al cliente”, admitió. Agregó además que desde la dirección que él maneja intentan informar a los vecinos de que se trata de una actividad prohibida, ya que muchos conductores no saben de la existencia de la ordenanza 166. Esta prohibición no se aplica sólo a los lavaderos clandestinos, sino a cualquier vecino que lave su vehículo en la puerta de su casa o en cualquier lugar de la vía pública.

La estrategia oficial de las multas a los clientes, cuyo número se incrementa cuando los inspectores de Higiene salen a buscar específicamente esta infracción, amenaza con ocasionar conflictos en San Cayetano, donde está la mayor cantidad de lavacoches. Según Diego, al menos 15 de sus clientes dejaron de ir y le dijeron que era porque habían recibido multas. “La gente está enojada porque vivimos de esto. Va a terminar en problemas”, advierte, con gesto áspero, el lavacoches.

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