Por Soledad Nucci
13 Mayo 2015
Yerba Buena: denuncian la venta de lotes irregulares en El Corte
Vecinos de El Corte se oponen a la venta de terrenos de menos de 800 metros cuadrados, porque se trata de una transgresión al Código de Ordenamiento Urbano. Argumentan que la Municipalidad habilitó varias parcelas para fomentar la entrega de créditos Procrear. Una zona que es “la madre de todas las unidades ambientales”.
PARA QUE VEAN TODOS. Pintan paredes para “salvar” El Corte. El letrero apareció al costado de la ruta 338.
Quien no sabe, quien no conoce la historia, no sospecharía jamás que aquí no se puede. Que aquí no se debe. Por eso -para instruir a los que ignoran-, alguien escribió en una pared: “lotear en menos de 800 metros cuadrados en El Corte es ilegal. No compre”. La advertencia ha sido pintada con aerosol negro en un muro de ladrillos blancos, a un costado de la ruta 338. De todos modos, ahí se venden terrenos de poco más de 300 metros cuadrados.
Uno podría sospechar que los autores del grafito son Julieta Carilla, Sebastián Simonero, Diego Zamora o Jorge Camps. Pero no; no lo son. Y la presunción recae en ellos porque sí son, en cambio, algunos de los firmantes de una carta que desde el 20 de abril espera en el escritorio del intendente de Yerba Buena, Daniel Toledo. En la misiva, le piden que demuela las casas que se edifican en unos loteos -a su parecer- ilegales.
“En un sector de El Corte se ha realizado una división parcelaria indebida, porque se fraccionó un inmueble en seis lotes individuales de 363 metros cuadrados cada uno”, argumentan, en el encabezado de la nota, que lleva otras firmas.
- La última tormenta de verano fue una advertencia. Ese día, supimos que hay que acabar con la sinfonía de motosierras. Están descuartizando el pedemonte -dice Simonero, (39 años, agricultor ecológico).
- Vivimos en un ecosistema inestable. Pese a ello, se venden tierras de forma descontrolada -añade Zamora (57 años, ingeniero agrónomo).
- Somos una comunidad diferente del resto. La dureza de la vida agreste nos ha enseñado a cuidar los recursos naturales -justifica Camps (43 años, arquitecto).
- Aún así, pese a todas las carencias, amamos este lugar. Por eso, le pedimos a la Municipalidad que planifique la urbanización -prosigue Carilla (37 años, bióloga).
Los cuatro forman parte, junto a unas 20 personas más, del centro vecinal de El Corte. Y andan tras el paradero de los funcionarios del municipio. Pues consideran que éstos han usado las ordenanzas “de papel higiénico” (Simonero), al habilitar esas divisiones irregulares.
Peligro mayúsculo
El Corte se encuentra dentro de la llamada unidad ambiental cinco, y de la zona roja de la metodología conocida como Teoría del Semáforo (que define cuáles son las zonas aptas para cada función) Así lo establece el Código de Ordenamiento Urbano yerbabuenense.
Ese conjunto de normas explica que esa unidad ambiental es la “madre de todas las unidades ambientales”, porque debe preservar el ecosistema de la ciudad. Y que en la zona roja la densificación potencial no debe superar los 65 habitantes por hectárea, ya que es un área de PELIGRO (así ha sido escrito en el Código, con mayúsculas).
Por ello, ahí los terrenos tienen que medir 20 metros de frente por 40 metros de fondo, con una superficie no menor de 800 metros cuadrados, de mínima.
Ante eso, los vecinos razonan: “si cada lote mide poco más de 300 metros cuadrados, y se supone que en cada vivienda habrá cuatro personas, se duplicará la densidad a 110 habitantes por hectárea”. De modo que le piden a Toledo que restituya los loteos a su situación original.
En los planos de mensura y división -a los que accedió este diario-, las tierras aparecen a nombre de Jorge Roberto Herrera. Han sido registradas en 2013 por la Dirección de Catastro y Edificación del municipio, y reempadronadas por la Dirección de Catastro de la provincia.
Una de la tarde: el cielo sin una nube. Las sendas de El Corte se prodigan en árboles. Y ahí, en medio de la vegetación, Simonero dice que todo eso tiene dueño. Que será desmontado. Y que en alguna oficina podrían aprobarse más divisiones irregulares.
Los otros siguen cuesta arriba. Pisan barro, escalan una pendiente y alcanzan los loteos de la polémica. Los han llamado Shangai (con ironía), porque dicen que sus casas apeñuscadas les recuerdan a la ciudad más poblada de China. Entonces preguntan cuándo va a salir “la nota” en el diario; quieren que “la gente sepa lo que pasa”.
- Quienes compraron estas propiedades, de seguro lo hicieron de buena fe. Los responsables son los gobernantes, que permitieron lo que no deberían -opinan Zamora, Camps y Carilla.
Y mientras regresan, se comprometen a una nueva cruzada: vigilar que nadie se lleve áridos del río Muerto y reforestar su paraíso.
Existen razones para vaticinar que habrá más letreros en las paredes.
Catastro, la punta del iceberg
El dueño del loteo que disgusta a los vecinos de El Corte es Jorge Roberto Herrera. Afirma que la Municipalidad de Yerba Buena le ha dado permiso para que fraccione terrenos con medidas menores a las que fija el Código de Ordenamiento Urbano de esa ciudad. Ofrece documentación que así lo demuestra. Y explica que lo hicieron para colaborar con el Programa de Crédito Argentino del Bicentenario (Procrear).
- Le cuento cuál ha sido nuestra experiencia: teníamos varias parcelas, de entre 800 y 1.500 metros cuadrados cada una. Entonces, presentamos una nota en la intendencia, pidiendo la factibilidad para dividirlas, a fin de venderlas a personas que habían resultado beneficiadas con el Procrear -detalla Herrera.
Luego asegura que los planos de mensura y división fueron enviados a la Dirección de Catastro y Edificación de la Municipalidad, que les dio el visto bueno en 2013. Unos meses más tarde, esas fracciones fueron reempadronadas por la Dirección de Catastro de la Provincia.
En este punto, el que responde es el director de Catastro municipal, Rubén Acevedo, quien argumenta que se aprobó la división del terreno en cuestión bajo el amparo de la ordenanza municipal 1.914, en 2012.
Ese edicto surgió con el fin de colaborar con el Procrear. Permite ceder y/o transferir terrenos de carácter fiscal al fideicomiso del mismo, con algunas ventajas que agilicen los plazos y con excepciones de cánones. Ni la ordenanza ni su decreto reglamentario hacen referencia a las propiedades privadas.
- ¿Para favorecer al Procrear transgredieron el Código? -se le pregunta a Acevedo.
- En principio, sí. Esa sería la síntesis. Lo que ocurre es que estos créditos tienen una función netamente social. En todos los casos, las casas de barrios sociales suelen tener dimensiones pequeñas.
- ¿Hay otras situaciones similares?
- Sí. En El Corte y en otros sectores tenemos más terrenos que han sido fraccionados. Por eso, luego de aprobar las excepciones al Código, nos tomamos el trabajo de verificar que las parcelas resultantes sean usadas para el Procrear.
Raúl Ferrazano -gerente regional del NOA de la Administración Nacional de Seguridad Social, que es el organismo que otorga los préstamos Procrear- indica que todo lo relacionado con normativas y aprobación de planos corre por cuenta de los municipios.
“Si las municipalidades aprueban los planos, nosotros entregamos el dinero. No es nuestra incumbencia. Pero sabemos de la importancia del cuidado del medio ambiente”, añade.
También el arquitecto Julio Herrera Piedrabuena -director de la Secretaría de Obras Públicas de ese municipio- es consultado. El considera que El Corte se ha convertido en un sector crítico, y que el desafío consiste en mantener el equilibrio entre lo construido y lo no construido.
- Pero estas tierras están registradas en la Dirección de Catastro. Las aprobó este Gobierno.
- No estoy interiorizado. Es posible que algunos particulares hayan hecho subdivisiones. Hay terrenos que nacen con las dimensiones que exige el Código. Luego, dividen las tierras. Hay que reconocerlo: puedan o no, los vecinos efectúan fraccionamientos. El crecimiento demográfico es grandísimo.
- ¿Cree que la urbanización de El Corte es la adecuada?
- Necesitamos organismos de control. Los vecinos no son conscientes de los límites. Hoy, todos quieren vivir allí. Si esto sigue así, en cualquier momento las densidades van a explotar.
Uno podría sospechar que los autores del grafito son Julieta Carilla, Sebastián Simonero, Diego Zamora o Jorge Camps. Pero no; no lo son. Y la presunción recae en ellos porque sí son, en cambio, algunos de los firmantes de una carta que desde el 20 de abril espera en el escritorio del intendente de Yerba Buena, Daniel Toledo. En la misiva, le piden que demuela las casas que se edifican en unos loteos -a su parecer- ilegales.
“En un sector de El Corte se ha realizado una división parcelaria indebida, porque se fraccionó un inmueble en seis lotes individuales de 363 metros cuadrados cada uno”, argumentan, en el encabezado de la nota, que lleva otras firmas.
- La última tormenta de verano fue una advertencia. Ese día, supimos que hay que acabar con la sinfonía de motosierras. Están descuartizando el pedemonte -dice Simonero, (39 años, agricultor ecológico).
- Vivimos en un ecosistema inestable. Pese a ello, se venden tierras de forma descontrolada -añade Zamora (57 años, ingeniero agrónomo).
- Somos una comunidad diferente del resto. La dureza de la vida agreste nos ha enseñado a cuidar los recursos naturales -justifica Camps (43 años, arquitecto).
- Aún así, pese a todas las carencias, amamos este lugar. Por eso, le pedimos a la Municipalidad que planifique la urbanización -prosigue Carilla (37 años, bióloga).
Los cuatro forman parte, junto a unas 20 personas más, del centro vecinal de El Corte. Y andan tras el paradero de los funcionarios del municipio. Pues consideran que éstos han usado las ordenanzas “de papel higiénico” (Simonero), al habilitar esas divisiones irregulares.
Peligro mayúsculo
El Corte se encuentra dentro de la llamada unidad ambiental cinco, y de la zona roja de la metodología conocida como Teoría del Semáforo (que define cuáles son las zonas aptas para cada función) Así lo establece el Código de Ordenamiento Urbano yerbabuenense.
Ese conjunto de normas explica que esa unidad ambiental es la “madre de todas las unidades ambientales”, porque debe preservar el ecosistema de la ciudad. Y que en la zona roja la densificación potencial no debe superar los 65 habitantes por hectárea, ya que es un área de PELIGRO (así ha sido escrito en el Código, con mayúsculas).
Por ello, ahí los terrenos tienen que medir 20 metros de frente por 40 metros de fondo, con una superficie no menor de 800 metros cuadrados, de mínima.
Ante eso, los vecinos razonan: “si cada lote mide poco más de 300 metros cuadrados, y se supone que en cada vivienda habrá cuatro personas, se duplicará la densidad a 110 habitantes por hectárea”. De modo que le piden a Toledo que restituya los loteos a su situación original.
En los planos de mensura y división -a los que accedió este diario-, las tierras aparecen a nombre de Jorge Roberto Herrera. Han sido registradas en 2013 por la Dirección de Catastro y Edificación del municipio, y reempadronadas por la Dirección de Catastro de la provincia.
Una de la tarde: el cielo sin una nube. Las sendas de El Corte se prodigan en árboles. Y ahí, en medio de la vegetación, Simonero dice que todo eso tiene dueño. Que será desmontado. Y que en alguna oficina podrían aprobarse más divisiones irregulares.
Los otros siguen cuesta arriba. Pisan barro, escalan una pendiente y alcanzan los loteos de la polémica. Los han llamado Shangai (con ironía), porque dicen que sus casas apeñuscadas les recuerdan a la ciudad más poblada de China. Entonces preguntan cuándo va a salir “la nota” en el diario; quieren que “la gente sepa lo que pasa”.
- Quienes compraron estas propiedades, de seguro lo hicieron de buena fe. Los responsables son los gobernantes, que permitieron lo que no deberían -opinan Zamora, Camps y Carilla.
Y mientras regresan, se comprometen a una nueva cruzada: vigilar que nadie se lleve áridos del río Muerto y reforestar su paraíso.
Existen razones para vaticinar que habrá más letreros en las paredes.
Catastro, la punta del iceberg
El dueño del loteo que disgusta a los vecinos de El Corte es Jorge Roberto Herrera. Afirma que la Municipalidad de Yerba Buena le ha dado permiso para que fraccione terrenos con medidas menores a las que fija el Código de Ordenamiento Urbano de esa ciudad. Ofrece documentación que así lo demuestra. Y explica que lo hicieron para colaborar con el Programa de Crédito Argentino del Bicentenario (Procrear).
- Le cuento cuál ha sido nuestra experiencia: teníamos varias parcelas, de entre 800 y 1.500 metros cuadrados cada una. Entonces, presentamos una nota en la intendencia, pidiendo la factibilidad para dividirlas, a fin de venderlas a personas que habían resultado beneficiadas con el Procrear -detalla Herrera.
Luego asegura que los planos de mensura y división fueron enviados a la Dirección de Catastro y Edificación de la Municipalidad, que les dio el visto bueno en 2013. Unos meses más tarde, esas fracciones fueron reempadronadas por la Dirección de Catastro de la Provincia.
En este punto, el que responde es el director de Catastro municipal, Rubén Acevedo, quien argumenta que se aprobó la división del terreno en cuestión bajo el amparo de la ordenanza municipal 1.914, en 2012.
Ese edicto surgió con el fin de colaborar con el Procrear. Permite ceder y/o transferir terrenos de carácter fiscal al fideicomiso del mismo, con algunas ventajas que agilicen los plazos y con excepciones de cánones. Ni la ordenanza ni su decreto reglamentario hacen referencia a las propiedades privadas.
- ¿Para favorecer al Procrear transgredieron el Código? -se le pregunta a Acevedo.
- En principio, sí. Esa sería la síntesis. Lo que ocurre es que estos créditos tienen una función netamente social. En todos los casos, las casas de barrios sociales suelen tener dimensiones pequeñas.
- ¿Hay otras situaciones similares?
- Sí. En El Corte y en otros sectores tenemos más terrenos que han sido fraccionados. Por eso, luego de aprobar las excepciones al Código, nos tomamos el trabajo de verificar que las parcelas resultantes sean usadas para el Procrear.
Raúl Ferrazano -gerente regional del NOA de la Administración Nacional de Seguridad Social, que es el organismo que otorga los préstamos Procrear- indica que todo lo relacionado con normativas y aprobación de planos corre por cuenta de los municipios.
“Si las municipalidades aprueban los planos, nosotros entregamos el dinero. No es nuestra incumbencia. Pero sabemos de la importancia del cuidado del medio ambiente”, añade.
También el arquitecto Julio Herrera Piedrabuena -director de la Secretaría de Obras Públicas de ese municipio- es consultado. El considera que El Corte se ha convertido en un sector crítico, y que el desafío consiste en mantener el equilibrio entre lo construido y lo no construido.
- Pero estas tierras están registradas en la Dirección de Catastro. Las aprobó este Gobierno.
- No estoy interiorizado. Es posible que algunos particulares hayan hecho subdivisiones. Hay terrenos que nacen con las dimensiones que exige el Código. Luego, dividen las tierras. Hay que reconocerlo: puedan o no, los vecinos efectúan fraccionamientos. El crecimiento demográfico es grandísimo.
- ¿Cree que la urbanización de El Corte es la adecuada?
- Necesitamos organismos de control. Los vecinos no son conscientes de los límites. Hoy, todos quieren vivir allí. Si esto sigue así, en cualquier momento las densidades van a explotar.
NOTICIAS RELACIONADAS