ENFOQUE
19 Abril 2015

Marcelo Bátiz - Agencia DyN

BUENOS AIRES.- El crecimiento de las compras del dólar ahorro en los últimos meses deja en evidencia que la desconfianza de la sociedad argentina por el peso no se resuelve con palabras de ocasión. A 26 años de la célebre frase de Juan Carlos Pugliese, la gente sigue respondiendo con el bolsillo. Seguramente, las compras de abril constituirán un nuevo récord mensual, el quinto consecutivo, con una evolución que preocupa tanto en las filas oficiales como en las de aquellos que aspiran a gobernar a partir del 10 de diciembre.

Las compras se triplicaron en el promedio trimestral, a pesar de que se mantiene una restricción de hierro: nadie puede adquirir más dólares que el equivalente al 20% de los ingresos mensuales declarados. Ese es el panorama a cuatro meses de las PASO, seis de las elecciones generales y menos de 10 de la asunción del futuro presidente. Una ocasión más que propicia para que los referentes económicos de los principales candidatos den a conocer sus propuestas. Mauricio Macri fue el que disparó el debate al asegurar que levantaría el cepo al día siguiente de su eventual asunción y a partir de entonces, las discusiones giraron en torno de ese eje: ¿el cepo debe levantarse con un shock o con gradualismo? Hasta que apareció Miguel Bein, referente entre los economistas de Daniel Scioli, para agregar una tercera opción. Dejó en claro su opción por profundizar los controles en vez de flexibilizarlos. “Yo no voy a regalar el abastecimiento industrial del país a 10 millones de tipos como vos y como yo que quieren llevar el Banco Central a la casa”, expuso. De inmediato vinieron las réplicas del presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, y la ministra de Economía de Buenos Aires, Silvina Batakis. Bein intentó aclarar sus dichos y sostuvo que nunca propuso eliminar el dólar ahorro. Aunque enumeró una serie de condicionamientos (utilidades retenidas, importaciones no pagadas y los primeros pagos del swap con China) que obliga a “definir prioridades”, entre las que no figuran los “10 millones de tipos”. Bein no atribuyó los problemas del abastecimiento de divisas a la industria a la patria financiera o las corporaciones. Ninguno de esos sectores pueden agrupar a “10 millones de tipos como vos y como yo”. Si se pretende reducir los alcances del cepo a grupos reducidos, habrá que admitir que nunca las minorías fueron tan mayoritarias...

Hasta el momento, la AFIP computó 7,2 millones operaciones de compra de dólares desde el 27 de enero de 2014, aunque hay que considerar que en los casi 15 meses transcurridos una misma persona pudo haber realizado varias. De todos modos, el universo de compradores no está demasiado lejos de los “10 millones de tipos” mencionados por Bein. Si la dirigencia política es sincera en su declarado afán de acercarse a la población de a pie, Bein acaba de servirle en bandeja una oportunidad invalorable: además de industriales, importadores, bancos, cereales y petroleras, ¿qué planes tiene para los “10 millones de tipos”? En casos como este, los amantes de las teorías conspirativas tienen que dar un paso al costado, ya que es improbable que un grupo tan numeroso de personas se ponga de acuerdo para llevar a cabo una corrida desestabilizadora. El problema es más sencillo de lo que pudiera parecer. Los “10 millones de tipos” no se quieren llevar el Banco Central a su casa; simplemente intentan resguardar sus ahorros de una inflación que a lo largo de una década redujo el valor real del peso a la décima parte. La opción de ahorrar en pesos en los bancos suena disparatada luego del Plan Bonex y el corralito, al punto que el 90% de los compradores de dólares prefieren pagar un 20% más para no dejarlos en una entidad. Lo que lleva a la pregunta que todos eluden: si millones de personas acceden diariamente a pagar un 20% más y aún así lo consideran un buen negocio, ¿no será que el dólar está demasiado barato? Y en la historia económica argentina, ¿qué sucedió después de un período prolongado de apreciación cambiaria? Responder esas preguntas en tiempos de campaña pone en aprietos a los candidatos. Pero todos saben que el 11 de diciembre, los recuerdos de las devaluaciones de Sigaut y Remes Lenicov rondarán los pasillos de Econmía. A la hora de escribir los balances del kirchnerismo, conviene recordar que esos dos ministros sucedieron a Martínez de Hoz y a Cavallo. ¿Con quiénes querrá completar Kicillof la trilogía?

Publicidad
Comentarios