Críticas de las puestas de la Fiesta Nacional del Teatro

El juego de roles entre dominador y dominado genera siempre un atractivo especial para la acción teatral. La llegada de un secuestrado a un sitio desconocido, donde será retenido por dos personas que no se conocen entre sí, le agrega un factor más al misterio y a la forma de demostrar el ejercicio del poder, con violencia física explícita y psicológica implícita. Sin embargo, estos elementos en sí mismos no garantizan el resultado artístico, como se puede verificar en la propuesta de “Impiedad”, a cargo del grupo fueguino Teatro Tres x Tres. La propuesta marcadamente realista y con interpretaciones que no muestran la organicidad que se necesita en situaciones límites, tiene en Eduardo Alberto Bonafede a su principal responsable en cuanto a su múltiple rol de autor, protagonista y director (función que comparte con María Jimena Hogas). Lo acompañan Santiago Miguel Hogas e Ivon Lorena Pieragostini. Salir del naturalismo y adentrarse en terrenos inciertos podría haber sido beneficioso.

El mejor momento de “La prudencia” es su arranque desafiante, con una estética absurda y desopilante centrada en la relación competitiva entre dos mujeres que se reúnen a esperar el fin de año envueltas en rivalidades inocentes (como quién se siente peor o está más enferma), aisladas de un mundo al que temen. La inseguridad en solfa, la desconfianza visceral en el otro, la sensación de que todo lo exterior es una amenaza son desarrolladas estupendamente por las dúctiles actrices misioneras Claudia Luque y Mónica Leal, aunque el ingreso de la tercera persona en cuestión, otra amiga que llega para los festejos y permita asesinada (interpretada por Salvador Giménez), hace desentonar la hasta ahí muy eficiente puesta de Iván Moscher, despojada de elementos pero plena de intenciones, sobre el texto de Claudio Gotbeter. En la parte final volverán las risas, pero no serán de la intensidad del inicio, ya que la obra cayó en una pendiente que cuesta remontar.