La Presidenta y su visión de la prensa argentina

La Presidenta y su visión de la prensa argentina

La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha vuelto a poner en dudas el perfil de independencia y libertad y el compromiso con la verdad de gran parte de la prensa y el periodismo argentino. En el discurso pronunciado en el acto de cierre del congreso juvenil de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra), la jefa de Estado insistió con un mensaje persistente e inquietante en razón de la jerarquía de su función y el lugar privilegiado que le asigna la Constitución Nacional a su cargo. Al realizar análisis de la realidad económica y social del país, la Presidenta aseguró que hay medios periodísticos que “buscan instalar malas expectativas en la sociedad”. En su diagnóstico severo de lo que ocurre en la Argentina, esa tarde en el Parque Norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires enfatizó: “Tengo mi interpretación frente a este fenónemo mediático de profecías. Mi gran temor reside en que se instale que hay una gran crisis para entonces los que vengan, lo hagan con políticas de ajuste, fundamentados en que hay una crisis que en realidad no es tal. Y así revertir políticas de este gobierno que han generado empleo e inversión”.

Es valorable y corresponde un reconocimiento que la mandataria exponga su punto de vista sobre lo que considera el estado de cosas en la Nación; es entendible que tenga la mejor visión política propia de su gestión y el rumbo de su Gobierno: quién si no -en este turno- a la jefa del Ejecutivo le corresponde defender políticamente el rumbo impuesto, los objetivos, programas, las formas y lo que considere éxitos y errores de su administración. Lo han hecho otros presidentes; la defensa de sus proyectos y perspectivas será tarea -y es- tarea del oficialismo del Gobierno y las críticas podrán provenir de la oposición o de los sectores sociales involucrados en cada acto o en las omisiones de la gestión; el desafío y el compromiso de la prensa está en otro lugar, en su lugar.

Más allá de la tarea de mediadores y de organizadores de la información en la opinión publica -especialmente en esta era de datos prácticamente aluvionales que se obtienen por Internet- la prensa tiene un vasto y profundo campo de trabajo, y es -hay que recordarlo siempre-, uno de los pilares del sistema democrático. Se propone mostrar todas las caras de lo que sucede, contraponer situaciones, abrir la discusión sobre la realidad circundante y contextual, indagar sobre lo que se presenta como bueno y real, estar atento a las perspectivas, investigar y escrutar al poder, promover el debate y la participación ciudadana, atender a los protagonistas de las noticias, a las emociones y las necesidades de entretenimiento de lectores y usuarios, transmitir la herencia social cultural en la sociedades que vivimos, entre otros roles. En periodismo, la ética no es un precepto inalcanzable, sino una herramienta indispensable para lograr el único reaseguro que tiene el oficio: la confianza de su público y de sus lectores. La ética es noble y centralmente intrínseca a la función del periodismo. Habría que recordar que las sociedades modernas requieren de una prensa responsable y de una función pública transparente. En este mensaje, la Presidenta insiste en cuestionar esos valores constitucionales y universales con los que se rige la prensa independiente. No hay profecías o malas expectativas, como dijo.

Lo que probablemente ocurra es que sus palabras no se ajusten a lo que realmente ocurre. Si la prensa independiente -porque hay un periodismo que no lo es- se equivocó en el análisis sus lectores se lo harán saber clara y rotundamente. A nuestros jefes de Estado, la democracia y la prensa les piden capacidad de autocrítica, disposición al diálogo, respeto y consideración por el trabajo noble de los otros, humildad, inteligencia y sobre todo, ejemplaridad y grandeza.

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