El fútbol bajo sospecha

El fútbol bajo sospecha

“El historial entre River y Boca, que pueden jugar hoy uno de los clásicos más atractivos en mucho tiempo, vivió una página negra el 5 de abril de 1991. Fue el día que Boca (podría haber ganado con facilidad) eligió empatar sin goles contra Oriente Petrolero, de Bolivia, en la Bombonera, porque ese resultado humillaba a River al dejarlo afuera en primera fase de la Copa Libertadores. “Hay que empatar/ hay que empatar/ porque si no van a cobrar”, cantaba La 12. O “Mandarina, mandarina, mandarina, mandarina/ somos todos argentinos, pero no somos gallinas”. “Vamos xeneixe que tenemos que empatar”. “Esta noche, cueste lo que cueste, esta noche tenemos que empatar”. Los dos equipos tocando la pelota en mitad de cancha. O con ataques bobos que terminaban con tiros desviados. A Diego “Gambetita” Latorre, metido en el segundo tiempo por un incómodo “Maestro” Tabárez, lo silbaron cuando fue casi el único que tiró al arco. Víctor Hugo Morales abandonó indignado la transmisión en los minutos finales. Y La 12 ovacionó al equipo al grito de “Chau River, chau”. “Una cosa es no atacar y otra ir para atrás”, buscó justificar una vez en El Gráfico Carlos Tapia la actitud de Boca en ese día de vergüenza, que muchos hinchas del equipo siguen considerando aún glorioso.

La historia viene a cuento no del River-Boca de hoy, que ya ha ocupado y seguirá ocupando sus propios espacios en estas horas de superclásico. Me refiero al escándalo menos difundido y que estalló esta semana en la llamada Liga de las Estrellas, con 33 personas, entre jugadores, técnicos y dirigentes, citados a declarar. El fiscal de Madrid Alejandro Luzón cree tener evidencias suficientes de que el partido Levante 1- Zaragoza 2, del 21 de mayo de 2011, última fecha del campeonato, fue arreglado. El desfile, al que también fue citado, por ahora de modo no obligatorio, Leonardo Ponzio, hoy en River, entonces en Zaragoza, incluyó muchas negativas y olvidos. Es lógico. Pero el fiscal tiene ya evidencias de que diez jugadores de Zaragoza, que con el triunfo se salvó del descenso, recibieron en los días previos unos 120.000 euros cada uno mediante trasferencias de cuentas corrientes emitidas por su club con la firma del presidente Agapito Iglesias bajo el concepto de “primas”. Y apenas un día antes del partido, el 20 de mayo de 2011, esos diez jugadores sacaron las sumas de sus bancos. ¿Fue el dinero que sirvió para pagar el soborno? Los jugadores de Levante no los incluyeron en sus cuentas, pero sí realizaron días después “compras difíciles de explicar”, dice la investigación fiscal.

Sólido procedimiento por fraude

Una vez completadas las declaraciones, Luzón, según la prensa española, presentará una querella contra los imputados que se convertiría en el procedimiento más sólido por fraude deportivo en la historia del fútbol de España. Será el estreno del artículo 286 bis del Código Penal, sancionado en 2010, después de fuertes sospechas de partidos también arreglados que no llegaban a sanción porque dejarse perder no era delito.

“Hice lo que el club me pidió”, declaró el citado más ilustre, Gabi, entonces jugador de Zaragoza y hoy capitán del Atlético Madrid de Diego Simeone. Es decir, devolvió al club los 85.000 euros que le habían depositado en su cuenta. “Eran primas por victoria”, justificó a su vez el entonces presidente Iglesias, acaso autor central de una maniobra en la que implicó a sus propios jugadores para pagar cerca de 1,2 millones de euros al rival. “Es una cantidad fuera de mercado, fruto de la desesperación, porque en Italia, la cantidad más alta que hemos visto es 50.000 euros”, dijeron fuentes de Federbet, la compañía contratada por la Liga de Fútbol Profesional (LFP) para luchar contra el arreglo de partidos.

En la mira

La mayor parte de los jugadores citados por el fiscal esquivó a la prensa y entró y salió de la sala judicial con sonrisas nerviosas y forzadas. Ponzio y Leo Franco (arquero de Zaragoza entonces, hoy en San Lorenzo), podrían ser citados ya de modo obligatorio si la causa va a juicio. Igual que el mexicano Javier Aguirre, hoy DT de Japón, entonces de Zaragoza y aparentemente muy implicado en la causa. La reforma penal prevé penas de seis meses a cuatro años de prisión e inhabilitación de uno a seis años y multas para los autores de conductas que tengan por finalidad “predeterminar o alterar de manera deliberada y fraudulenta el resultado de una prueba, encuentro o competición deportiva entre profesionales”.

El juicio puede demorar un año. “Nuestro descenso de aquel año ya está, pero si hubo juego sucio se tendría que actuar y aplicar el máximo castigo”, pidió Alberto Lopo, defensor de Deportivo, el equipo más afectado por aquel supuesto arreglo, porque cayó a Segunda División.

“Si veo que vamos a descender, compro todos los partidos y asunto resuelto”. Cuentan que la frase la pronunció un antiguo e importantísimo dirigente del fútbol español, en una comida en el sur del país. Se produjo tras un escándalo que implicaba al Hércules y especialmente a su capitán, Abraham Paz. “Si nos investigan a nosotros -llegó a decir entonces el jugador- que investiguen al menos los últimos 15 años porque siempre ha sido lo mismo”.

Sobornos o incentivos. Un campeonato de Segunda que ascendía no al mejor, sino al que pagaba más. Las escuchas telefónicas, como sucedió en Italia, volvían a dejar todo al desnudo. Pero la Justicia estableció que esas escuchas no habían sido obtenidas de modo legal. Cuentan que el trabajo de la Fiscalía Anticorrupción ahora en este nuevo caso ha sido más que prolijo. Y que hay pruebas suficientes para demoler ese lugar común tan amado por la gente del fútbol y que repitió esta semana el ex ídolo y DT de Zaragoza, Mohamed Alí Amar “Nayim”: “no se puede arreglar un partido. Menos para perder. Nunca ví a nadie que jugara a perder”.

¿Para qué entonces habrán querido sobornar a Willy Caballero, otro arquero argentino, cuando atajaba para Málaga, antes de una derrota 0-1 contra Elche de la temporada pasada que, según los rumores, movilizó cerca de 500.000 euros en supuestos sobornos? “Tengo varios jugadores irreconocibles”, dijo tras esa derrota el DT alemán de Málaga, Bernd Schuster, que luego debió dejar el puesto.

Caballero, hoy en el campeón inglés Manchester City, rechazó la oferta y denunció el hecho ante la LFP. Aparentemente, no todos hicieron lo mismo. Porque, aunque algunos aún no quieren creerlo, en el fútbol, como en muchos otros órdenes de la vida, también hay gente corrupta.

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