Tiempos de infancia
La experiencia de jugar, ha escrito el filósofo Johan Huizinga, es tan intensa porque provoca mientras dura el juego la ilusión de “ser otro”. Acaso sirva para explicar por qué una mera pelota o una muñeca de trapo pueden servirles a un niño, a una niña, para suspender sus presentes y transportarse a otras realidades; ellos sueñan con ser Messi; y las chicas también patean la redonda y comparten videojuegos con los hermanos; sin embargo, en sus primeros años de vida ellas siguen jugando con muñecas, construyendo en ese espacio la ilusión de ser mamás. Esa ilusión, parece, se prolonga en las miles de adolescentes argentinas que quedan embarazadas, pese a la intensa información sobre cuidados y salud reproductiva que les llega por todos los medios. Y no es novedad, pero vale recordarlo: el embarazo adolescente aumenta en los sectores más vulnerables; y Tucumán supera en dos puntos la media nacional de mamás niñas o menores de 20 años. Las mismas estadísticas cuentan que, de las jóvenes entre 15 y 17 años que abandonaron la escuela, la mitad esta embarazada o ya tiene uno o más hijos. No van a la escuela y juegan, como pueden, a ser mamás.

Si las estadísticas suelen ser datos que deberían servir para trazar políticas públicas para que la gente viva mejor, las historias de vida les dibujan un rostro a las cifras frías.

No conocemos el rostro de la adolescente de ciudad Alberdi que el mes pasado tuvo su bebé en un tacho, en el fondo de su casa que tiene letrina, porque le había ocultado el embarazo al padre. En cambio, sí conocemos el rostro de Barbarita Flores: todos sabemos que cuando era niña ella lloró de hambre ante las cámaras. El mes pasado, ya no lloró. Barbarita sigue viviendo en la pobreza; pero fue mamá. Y lo fue por elección propia y de su pareja, Marcos: en la foto que publicó LA GACETA, Barbarita, con su niña en brazos, sonreía hasta con los ojos.

Estudiosos de las cuestiones de género suelen repetir que para muchas adolescentes de los sectores más vulnerables, tener un hijo es su único proyecto posible. En unos días llega el Día del Niño. Ojalá que haya muñecas para todas las niñas tucumanas que quieran tenerlas: y que tengan quien les explique que las muñecas son juguetes para el tiempo de infancia. Que tener un hijo es otra cosa.

Temas Tucumán
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios