Mario Rubén Díaz, el soñador y extra tucumano que actuó en “Taras Bulba”

Mario Rubén Díaz, el soñador y extra tucumano que actuó en “Taras Bulba”

A los 23 años, un luchador de estilos libre y grecorromano de Tucumán intentó conseguir un papel en el filme que dirigió J. Lee Thompson en Castellanos, Salta. Aunque hablaba inglés con soltura, sólo accedió al rol de extra. Sin embargo, pudo departir con Tony Curtis y Yul Brynner, estrellas de la película. Actuó como cosaco y su sueño de conquistar Hollywood se diluyó en el Norte

UNA GENTILEZA. Mario Rubén Díaz, con 23 años junto a Tony Curtis, en Campo Castellanos, Salta. LA GACETA / reproducciones DE DIEGO ARAOZ DE COPIAS GENTILEZAS DE MARIO DIAZ Y CAPTURA DE VIDEO PELICULA TARAS BULBA UNA GENTILEZA. Mario Rubén Díaz, con 23 años junto a Tony Curtis, en Campo Castellanos, Salta. LA GACETA / reproducciones DE DIEGO ARAOZ DE COPIAS GENTILEZAS DE MARIO DIAZ Y CAPTURA DE VIDEO PELICULA TARAS BULBA
“Fui hechizado por el cine. Tenía ocho años cuando ya soñaba con viajar a Hollywood. Pero resulta que ocurrió al revés. Hollywood vino a mí, en 1961, cuando se filmó en los campos de Castellanos, en San Lorenzo (Salta), Taras Bulba”. Mario Rubén Díaz concretó su anhelo de niño pero hoy con más años, algunos trofeos obtenidos como luchador libre o grecorromano, un título de abogado desde 1968, muchas vivencias a cuestas y el talento tardío de artista plástico y dibujante, recuerda con orgullo y nostalgia los días de actor cinematográfico, jinete y bailarín cosaco.

“Mire qué curioso. Yo nací el 19 de junio. Soy geminiano como Tony Curtis. Pero siempre me ilusionaba llegar a ser como Rodolfo Valentino (1895-1926), Fernando Lamas (1915-1982) o John Gilbert (1897-1936), actores a los que siempre admiré”, destacó el doctor Díaz, que accedió a su diploma de abogado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán.

No le gusta decir su edad. Porque estima que sigue siendo joven en su espíritu y en su corazón. Aunque en otro momento de su vida estuvo autoconvencido de que podía ser joven para siempre, como El retrato de Dorian Gray. No obstante, no puede disimular las más de siete décadas -bien llevadas- que carga sobre su humanidad de idealista e incorregible optimista.

Oportuna visita

“Todo surgió a partir de la visita de Tony Curtis a Tucumán. No pude verlo. Me preparaba para boxear en el campeonato argentino universitario en Buenos Aires. A raíz de ello cambié mi objetivo y me uní al equipo de luchadores y alumnos de la Eudef (Escuela Universitaria de Educación Física) para ir a una exhibición en Metán, Salta y luego llegarme hasta la capital salteña”, describió Díaz.

Al arribar a Salta se fue al Plaza Hotel. Allí se alojaban actores y técnicos de la película de capitales norteamericanos.

“Me entrevisté con Paul Goldnpaull, algo así como un jefe de personal, que hablaba correctamente el español. Pero sólo me contrataron en el lugar de rodaje. Conseguí filtrarme entre la gente que llevaba las cajas con todos los elementos para la filmación. Me tomaron una prueba pero como al productor no le agradaba mi inglés me incorporaron como extra. Yo aspiraba a un papel. No obstante Mr. Paul me alentó a continuar y me facilitó todo”, detalló.

Alquiló un caballo

“Para poder seguir en la película -añadió- debí alquilar un caballo. Después de andar por varias partes fui a buscar, a 20 km de la capital, a una familia que conocía. Un señor cuyo nombre no recuerdo ahora me cedió un hermoso animal con el cual participé en varias escenas con 400 jinetes bajando al galope por la ladera del cerro. Aparezco en varias escenas. A tres minutos de iniciarse el filme salgo bailando como cosaco. En las otras, sólo cabalgo y peleo”.

El poeta español Antonio Machado afirmaba que “si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.” Y Díaz aún sueña despierto, aunque todavía se traslada en bicicleta.

VERSIÓN LIBRE.- “Taras Bulba” es un filme basado libremente en la novela del mismo título, de Nikolái Gogol. Los protagonistas son Yul Brynner, en el rol del personaje del título -un cosaco de las estepas ucranianas-, y Tony Curtis como su hijo, Andréi. Fue dirigido por J. Lee Thompson. Si bien se inspira en la obra de Gogol es muy diferente de ella en su trama y temas, se acerca más a la versión prorrusa de la novela, publicada en 1842 que a la primera edición de 1835.

GALáN.- Curtis estaba casado con Janet Leigh (la protagonista de “Psicosis”), madre de sus hijas Kelly y Jamie Lee Curtis -ambas actrices-. Las tres lo acompañaron durante el rodaje. Sin embargo, sedujo a Christine Kaufmann -hacía el papel de Natalia Dubrov- y también a Estela, la reina del mar de 1960, que bailaba clásicos en el teatro Victoria.

ANTECEDENTES.- Mario Díaz participó por primera vez en un filme con Pedro Bravo, en “Una mañana de primavera”: bailó en el parque 9 de Julio e intervino en una lucha. Después en la Escuela de Aviación durante la visita del presidente Frondizi apareció en Sucesos Argentinos. La tercera fue “Taras Bulba”. La cuarta, “El Cabo Savino”, de César Caram en Las Termas de Río Hondo, junto a Tulio Cerúsico.

BANDEJAS.- Las bandejas para actores y técnicos de la película contenían un bife, porotos, lechuga, tomate, postre y una gaseosa. Para los extras había dos sándwiches, uno de queso y otro de jamón en pan blanco, dos manzanas, una banana y una gaseosa.

SIN AUTÓGRAFOS.- “A Yul Brynner le molestaban los cazadores de autógrafos. Los trataba mal. Conmigo se hizo una foto (la de arriba a la derecha). En Salta paré en la casa de la familia De Pratis”, contó Rubén Díaz.

DOS FOTOS

DOS GESTOS ETERNOS

“Nunca olvidaré a Tony Curtis, que era muy codiciado por las mujeres salteñas. Yul Brynner era un poco más serio. Pero ambos sin que se los pidiera se sacaron fotos conmigo. Te van a ayudar en el futuro me decían en inglés”, contó Mario Díaz.

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