Caer en las redes
“¿Pueden subir a LA GACETA el video que está en mi página de Facebook?”. El pedido sonó como uno más de los cientos que recibimos en la redacción de personas que quieren compartir lo que hacen. Pero en este caso la situación fue totalmente diferente: el solicitante era un adolescente de no más de 17 años y lo que pedía que se publicara era un video filmado por él o por alguno de sus amigos donde se veía a una menor manteniendo relaciones sexuales y posaba ante la cámara como si fuera lo más natural del mundo.

El video no estaba en privado, ni encriptado. Cualquiera que accediera a la página del chico podía verlo. Es más, tenía cientos de comentarios y compartidas.

Antes de fin de año, las redes sociales se revolucionaron con otro video filmado en el baño de una casa de comidas rápidas. Miles de personas compartieron esas imágenes, del mismo tenor que las que pretendía subir el lector de LA GACETA. La naturalidad con la que esto sucede asusta.

No se trata de pontificar. Hoy los adolescentes manejan otro tipo de realidad. Distina a la de sus padres. Pero igual eso no modifica el control que quienes deben guiar sus caminos deberían tener. ¿Cuánto hace que usted no revisa lo que hace su hijo en internet? ¿Sabe qué hace? Y no es una cuestión de censura. Cuánto más libres sean nuestros hijos, mejor. Pero del otro lado de las redes hay personas que lo único que quieren hacer es daño. Son delincuentes que esperan un paso en falso para atacar. Y se sirven, sobre todo, de quienes están más expuestos.

Hoy por las redes pasa todo. Miles de fotos y videos se suben a diario. Los más jóvenes sobre todo buscan compartir y mostrar todo lo que hacen. Y cuando se dice todo, es todo. Y eso puede tener consecuencias.

No hay necesidad de ser agresivo. Con hablar será suficiente. No es cuestión de que nos enteremos de lo que hacen nuestro hijos a través de Facebook. Es probable que ya sea tarde para ayudarlos.

Temas Facebook
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios