La responsabilidad de electores y electos

La responsabilidad de electores y electos

27 Octubre 2013
Una vez más, como ocurre afortunadamente hace casi tres décadas, los tucumanos iremos nuevamente a las urnas para elegir cuatro diputados nacionales que nos representarán en el Congreso de la Nación. Se presentan siete listas; están en condiciones de sufragar 1.079.009 electores, que conforman el 3,5% del padrón nacional.

Durante la campaña preelectoral se registraron algunos episodios de violencia y de cruces de acusaciones entre el oficialismo y la oposición. El juez federal Nº 1 con competencia electoral, Daniel Bejas, recordó a fines de julio pasado ante un auditorio de alumnos que está prohibido el reparto de bolsones a cambio de un voto, acción que está penada por el Código Electoral Nacional, por lo tanto es un delito.

Sería importante que antes de votar, los electores pensaran con detenimiento en el perfil de los postulantes y hubieran tomado conocimiento de sus propuestas. No se trata de cumplir con otro acto comicial por mandato constitucional, sino de hacerlo pensando en si los postulantes a representarnos en los próximos cuatro años en el Congreso Nacional están verdaderamente capacitados para hacerlo. No se trata, por cierto, de un mero juego de candidatos. El ciudadano tiene la posibilidad de premiar o castigar con su voto, es su única y gran herramienta en cada elección, y debería hacerla valer.

Los aspirantes a ocupar un sillón en ese magno recinto deben ser conscientes de la responsabilidad que tendrán en caso de resultar electos, no solo en el cumplimiento de las promesas, sino también tener una presencia activa. En estos casi 30 años, son muy pocos los representantes tucumanos que han abierto la boca en las sesiones o cuya labor tuviese una gravitación significativa que dignifiquen el cargo.

Uno de los resultados más llamativos y preocupantes que reveló la encuesta de Poliarquía Consultores, empresa contratada por nuestro diario, es el pronunciado desinterés de la ciudadanía por la discusión política. Según el sondeo, el 62% de los tucumanos tiene poco interés (43%) o ningún interés (19%). Ello significa que buena parte de los tucumanos no considera que la política sea un vehículo de cambio o de progreso de la sociedad.

Nuestros futuros representantes en el Congreso, así como el resto de nuestra clase dirigente, deben asumir la tarea de trabajar arduamente para revertir este escepticismo de sus comprovincianos. Esta visión negativa proviene de las acciones de nuestros gobernantes y de la escasa participación en la cosa pública. Se apela constantemente a la queja o a la crítica, pero poco o nada se hace individualmente para modificar el entorno, ya sea afiliándose a un partido político o realizando tareas en una organización no gubernamental, en una institución cultural o con fines solidarios o en un centro vecinal.

Llegar al Congreso de la Nación para representar a los tucumanos no implica un premio ni una beca. Representantes del oficialismo y la oposición deberían elaborar proyectos que beneficien a la provincia y actuar conjuntamente para tener mayor peso y lograr su aprobación. Aunque queda relativamente poco tiempo para el 9 de julio de 2016, el bicentenario de la Declaración de la Independencia les viene como anillo al dedo para demostrar su capacidad de gestión y de propuestas, así como hacer realidad aquello de la unión hace la fuerza.

Una democracia se construye con el esfuerzo de todos, a mayor participación, más civismo, tolerancia, diálogo, comunicación. "La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo", decía un ex presidente de los argentinos.

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