A dos años de la Primavera Arabe, la paz está lejos

A dos años de la Primavera Arabe, la paz está lejos

La guerra civil ya dejó unos 70.000 muertos

14 Marzo 2013
DAMASCO.- Dos años después de que estallaron las protestas al calor de la Primavera Árabe, Siria enfrenta una feroz guerra civil, con más de 70.000 muertos y un millón de desplazados, contra la que se han estrellado todos los intentos de restablecer la paz.

Lo que el 15 de marzo de 2011 se inició como una protesta opositora en demanda de reformas al gobierno de Bashar al Assad, se convirtió rápidamente en un conflicto armado en el que está en juego la permanencia en el poder del Partido Baath Árabe Socialista, que gobierna desde 1963 bajo un estado de emergencia.

Así, los choques entre manifestantes opositores y las fuerzas de seguridad dieron paso, al calor de los crecientes enfrentamientos, a un típico escenario bélico, con tanques entrando a sangre y fuego en las poblaciones sublevadas, apoyados por helicópteros y aviones de combate. Los insurgentes, con el apoyo de las potencias occidentales, tampoco se quedaron atrás. En julio pasado, el atentado en pleno corazón de Damasco, que descabezó la cúpula de Defensa del país y fue reivindicado por el ELS, sumado al inicio de una ofensiva insurgente contra Alepo, la segunda ciudad del país, parecía el principio del fin para el gobierno.

Sin embargo, pese a que los enfrentamientos se aproximan cada vez más al centro de Damasco, su casco histórico sigue intacto y las fuerzas de Al Assad siguen manteniendo una superioridad militar sobre los que ellos califican como "terroristas". Desde hace meses, las partes en conflicto -y los países que apoyan a unos o a otros- debaten si habrá negociaciones de paz y si es necesario formar un gobierno de transición. Detrás de ellos, al mejor estilo de la Guerra Fría, se alinean países e intereses. A favor del gobierno están Rusia, China e Irán, mientras que los opositores son respaldados por Estados Unidos, Francia, Arabia Saudita y Turquía.

Sin embargo, la cuestión religiosa tiende un manto de confusión en lo que sería un tradicional mapa geopolítico.

En este marco, en el que Al Qaeda respalda a los insurgentes e Israel apoya silenciosamente al gobierno laico para frenar el ascenso de más fundamentalistas en la región, ambos sectores ofrecen negociar, pero bajo condiciones inaceptables para sus oponente.

La oposición anunció oficialmente su disposición a tratar con representantes de Al Assad, pero bajo la condición de que el presidente renuncie. A su vez, el mandatario no piensa entregar el poder a cambio de firmar la paz. Pide negociaciones, pero exige que los opositores entreguen sus armas para sentarse a hablar .

Frente a ello, la diplomacia internacional aparece impotente. Hasta ahora, al menos, sus gestiones han terminado en un fracaso, quemando instancias y opciones para impedir la continuidad y profundización de la guerra civil.(DPA-Télam)

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