La Hostia convertida en Carne y el Vino convertido en Sangre

La Hostia convertida en Carne y el Vino convertido en Sangre

A esta pequeña ciudad italiana de la región de Abruzzo se la conoce como la ciudad del Milagro. Aquí se conserva desde hace más de 12 siglos el primero y más importante de los Milagros Eucarísticos del catolicismo.

LANCIANO. Una vista panorámica de esta ciudad de aspecto medieval que atesora uno de los Milagros Eucarísticos que sucedieron en Italia. LA GACETA / FOTO DE JORGE ÁLVAREZ LANCIANO. Una vista panorámica de esta ciudad de aspecto medieval que atesora uno de los Milagros Eucarísticos que sucedieron en Italia. LA GACETA / FOTO DE JORGE ÁLVAREZ
04 Enero 2012
Lanciano es una ciudad que como tantas otras de Italia parece detenida en el tiempo por su aspecto medieval. Se encuentra en la costa del Mar Adriático, en la carretera entre San Giovanni Rotondo, donde se puede visitar y conocer la obra del Padre Pío y la ciudad de Loreto.

Aquí se conserva desde hace más de 12 siglos el primero y más grande de los milagros Eucarísticos del catolicismo. Todo comenzó una mañana del año 700, cuando un monje de la Orden de San Basilio, mientras celebraba la Santa Misa, estaba siendo atacado fuertemente por la duda y después de haber pronunciado las solemnes palabras de la consagración, vio como la Santa Hostia se convirtió en un círculo de carne y el vino en sangre visible. Estaba ante un fenómeno sobrenatural comprobable, que lo hizo temblar y comenzó a llorar incontrolablemente de gozo y agradecimiento.

Descripción del Milagro

La parte de la Hostia en el centro del círculo de carne, aunque era verdaderamente la Carne de Jesucristo, siguió teniendo los accidentes de pan sin levadura después del Milagro, tal como ocurre en cada Consagración. Se mantuvo por muchos años, pero se desintegró porque la luneta que la contenía no había sido herméticamente cerrada.

La Carne y la Sangre actualmente visibles no sólo son la Carne y la Sangre de Jesús como en toda Hostia consagrada, sino que mantiene hasta la actualidad los elementos propios de la carne y la sangre humana. La Carne, desde 1.713, se conserva en un artístico Ostensorio de plata, de la escuela napolitana, finamente cincelado.

La Sangre está contenida en una rica y antigua ampolla de cristal de Roca. La Hostia-Carne todavía se conserva muy bien. El tamaño de la hostia es como las hostias que el sacerdote eleva en las misas hoy día. Es ligeramente parda y adquiere un tinte rosáceo si se ilumina por el lado posterior. La sangre coagulada tiene un color terroso que tiende al amarillo ocre.

El Milagro de Lanciano es un continuo milagro. La Hostia convertida en Carne y el Vino convertido en Sangre, sin el uso de ningún preservativo, están aún presentes en el relicario.

La carne se mantuvo intacta, pero la sangre se dividió en el cáliz, en 5 partículas de diferentes tamaños y formas irregulares. Los monjes decidieron pesar las partículas y descubrieron fenómenos particulares sobre el peso de cada una de ellas. Inmediatamente la Hostia y las cinco partículas fueron colocadas en un relicario de marfil.

La iglesia del Milagro

La Iglesia de San Francisco, donde se encuentra el Milagro Eucarístico de Lanciano, está en el centro de la ciudad. Este sector era el suburbio de la ciudad en el Siglo VIII, cuando ocurrió el Milagro Eucarístico. En este tiempo se llamaba la Iglesia de los Santos Longinos y Domiciano, y estaba bajo la custodia de los monjes de San Basilio del Rito Griego Ortodoxo. Esto fue antes del Gran Cisma de mediados del año 1.000.

Esta iglesia permaneció bajo la custodia de los monjes de San Basilio hasta avanzado el 1.100, que fue cuando los Benedictinos llegaron. Los Frailes Menores Conventuales, Franciscanos, sin embargo, eran quienes querían custodiar el Relicario.

A través de los años el Milagro Eucarístico fue colocado en diferentes lugares en la Iglesia de San Francisco. El relicario de marfil fue reemplazado por el que hoy exhibe ambas reliquias. Es de plata y cristal.

Ante un evento tan extraordinario, incluso para el más superficial de los hombres es ésta una experiencia que despierta la admiración, la compasión, la reverencia, la incomprensión y por qué no la duda.

Cada persona reacciona de acuerdo con la estructura y la formación de su personalidad, aspiraciones e ideales de su vida, la cultura y la fe en Dios.

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