Murió el cura que misionaba en parapente

SALTA.- El sacerdote católico Sigfrido Moroder, más conocido como "el padre Chifri" y muy querido en Salta por su obra solidaria, que le valió premios a nivel nacional y provincial, murió hoy, a los 48 años, de un infarto de miocardio.

El religioso luchó varios años contra las consecuencias de un accidente que sufrió al caer de un parapente que utilizaba para misionar en el norte de la provincia. Estaba en casa de amigos cuando sufrió una descompensación mientras realizaba sus ejercicios de rehabilitación.

Desde hace siete años, Moroder mantenía una tenaz rutina. En 2004, manejaba un parapente cuando un remolino hizo que perdiera el control y cayera desde 40 metros de altura.

Los médicos le dijeron que no volvería a caminar, pero él desafió el diagnóstico y convirtió la iglesi en un gimnasio: armó aparatos de rehabilitación caseros y estuvo dos años y medio con jornadas de cinco horas diarias de rehabilitación, relató el diario "Perfil".

Logró caminar con muletas y transportarse con un cuatriciclo. Así pudo seguir con su obra en su Fundación El Alfarcito, fundar la primera escuela secundaria albergue de montaña, crear un sistema de trueque comunitario y escribir "Después del abismo", un libro en el que contó su experiencia.

Su mayor preocupación era ayudar a los pobladores de la zona de Rosario de Lerma y pueblos aledaños en Salta, con emprendimientos para que no abandonen la montaña.

Nacido en Buenos Aires en 1965, ingresó al Seminario en 1984. Diez años después se ofreció como misionero. En 1999 llegó a Salta, donde fue destinado a la Quebrada del Toro.

Mediante un comunicado de prensa, el gobernador Juan Manuel Urtubey expresó su profundo pesar ante el fallecimiento del padre Chifri, y reconoció la obra realizada por el sacerdote en el interior de la provincia.

"Salta está de luto. La muerte de Sigfrido Moroder, el padre Chifri, golpeó hoy profundamente el corazón de los salteños", señala el documento. Más adelante, expresa que "difícil es imaginar el vacío que dejó en la Quebrada del Toro, donde venciendo dificultades y dolores físicos trabajó con ahínco para que la gente de los cerros elija quedarse en los cerros, viviendo bien y con dignidad".

"Su valentía, su tenacidad, su tolerancia, su fortaleza, su sencillez, su templanza y su ejemplo, seguramente están bien prendidos en el corazón de cada uno de los salteños que lo conoció, que lo tuvo cerca, que trabajó con él o que, simplemente, se enteró de su gigante obra social por los medios", indica.

El comunicado de Urtubey señala que "fue abanderado de la Argentina solidaria, porque trabajó con convicciones diáfanas, como el cielo de los cerros, para que esos ciudadanos muchas veces olvidados tuvieran un horizonte abierto, como le gustaba definir cuando hablaba del trabajo que hacía".

"Reunió -expresa- a las 25 comunidades y 18 escuelas de la Quebrada, creó una fundación, construyó un colegio secundario de montaña, puso en marcha el colectivo de los sueños para incentivar el juego de los chicos, armó invernaderos de altura, capacitó a artesanos. Impulsado por el amor al prójimo hizo todo eso y más".

El texto concluye que "el padre fue un ser extraordinario, con un corazón amplio, que seguirá latiendo con fuerza por su gente, a la que le dedicó su vida, sin mezquindades”. (Télam-Especial)