Cargaba la cruz en la espalda cuando lo atraparon

Cargaba la cruz en la espalda cuando lo atraparon

El único cementerio de Aguilares había sido elegido por "El Monito" y uno de sus compinches para robar piezas metálicas de los mausoleos. El personal de la comisaría de Aguilares logró detener al dúo que había logrado adueñarse de candelabros, crucifijos, portavelas y placas recordatorias de bronce

EN AGUILARES. Las tumbas y los mausoleos del cementerio fueron el blanco elegido por los ladrones de madrugada. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL EN AGUILARES. Las tumbas y los mausoleos del cementerio fueron el blanco elegido por los ladrones de madrugada. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
Empezaron "el trabajito" durante la madrugada. Como si fuesen vampiros, entraron al cementerio con sigilo, cargando las herramientas básicas en una mochila: tres destornilladores, dos martillos y una pinza. Caminaban en la oscuridad, sin linternas, porque ya conocían de memoria los pasillos y los senderos entre las tumbas y los monumentos.

"El Monito", de 19 años, era el líder del dúo que formó con su amigo y socio Erick, de 20 años. Ambos desafiaron, incluso las viejas leyendas del pueblo. Los vecinos de Aguilares cuentan relatos del único cementerio del pueblo. Se dice que en el predio, ubicado sobre la ruta 38, frente a una estación de servicio, se entretejen historias de espantos y de milagros.

Una de esas historias más famosas gira en torno a la tumba de "Marianito". Los pobladores del sur (no sólo de Aguilares, sino también de otras localidades vecinas) suelen dejar obsequios como chupetes, zapatillas, mamaderas, y carpetas escolares, entre otros objetos para agradecer a "Marianito" a quien consideran milagroso.

También hay otros relatos más tétricos como las historias de "El Viborón" que se tejieron alrededor de uno de los tantos monumentos o las leyendas sobre los espíritus en la tumba de Jorge Day, conocido como el médico del cólera, que luchó solo contra esa epidemia hace más de un siglo y que fuera asesinado a los 37 años.

A nada de eso le temieron "El Monito" y su compinche Erick, cuando planearon el robo, en horas de la madrugada. El dúo entró dispuesto a abrir los mausoleos para adueñarse de cualquier objeto metálico, especialmente de bronce.

En los días previos, algunos vecinos que visitaban el cementerio notaron que algunas puertas habían sido forzadas y que faltaban cosas adentro de los mausoleos. Las quejas llegaron a los empleados del cementerio que, a su vez, notificaron a la comisaría de Aguilares. Todo parece indicar que "El Monito" y Erick ya habían tenido varias incursiones al cementerio en las últimas semanas. Pero, esta vez, la Policía preparó el terreno para hacerlos "caer".

En la comisaría de Aguilares, el oficial Félix Bordón coordinó la tarea con otros dos agentes motorizados, Daniel Mercado y Daniel Concha, que recorrieron la zona durante toda la noche para poder atraparlos.

Después de tanta espera, alrededor de las 5 de la madrugada, el oficial Bordón observó movimientos entre las tumbas del sector sur del cementerio. En ese momento, no dudó y transmitió por radio la señal correspondiente para los otros dos compañeros. Los motoristas llegaron de inmediato, porque estaban circulando en las inmediaciones del predio, tal como lo habían acordado.

Se acercaba el amanecer, pero todavía era oscura la noche, cuando "El Monito" y Erick caminaban por un sendero del cementerio tratando de no hacer ruido. Avanzaban despacio y medio encorvados llevando la carga de lo robado en el interior de los mausoleos. Uno tenía una mochila y el otro, avanzaba con una pesada cruz de metal en la espalda.

Los intrusos fueron detenidos antes del amanecer, alrededor de las 5.30. Tras una rápida requisa en el lugar, los policías descubrieron que se estaban llevando crucifijos, candelabros, portavelas, cruces y placas recordatorias de bronce que habían desprendido de las paredes. Desde la madrugada del viernes, "El Monito" y Erick están alojados en la comisaría de Aguilares, mientras la causa se tramita en la fiscalía IV del Centro Judicial de Concepción. Como Erick no tiene apodo, algunos compañeros del calabozo, ahora, empezaron a llamarle "El Vampiro".

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