"La felicidad es la consecuencia de una elección"

"La felicidad es la consecuencia de una elección"

En una sociedad que postula que ser feliz es ser exitoso, Sergio Sinay dice que a la vida no hay que "surfearla", sino explorarle el sentido. Frente a la tendencia a cuantificar la felicidad, el autor de "La felicidad como elección" y la coach Graciela Chamut alertan contra "las trampas de la sociedad de consumo".

INSTANTE. Un momento con mis hijos, escribe un lector, para definir la felicidad. SEEKING GREENER.COM INSTANTE. "Un momento con mis hijos", escribe un lector, para definir la felicidad. SEEKING GREENER.COM
24 Abril 2011
"Hay una conspiración contra la felicidad y en este libro me propongo denunciarla. Es una conspiración peligrosa, porque usa el nombre de la felicidad para vaciarla y desvirtuarla y lo hace con fines de lucro, de poder y de manipulación de conciencias", afirma el escritor Sergio Sinay, en La felicidad como elección (La dicha posible más allá de las falsas ilusiones), su libro más reciente.

En diálogo con LA GACETA, el especialista en vínculos humanos explica que la felicidad ha sido "bastardeada" por una sociedad de consumo que incita a no pensar. "Veía que todo el mundo decía: no me hagás pensar, vamos a divertirnos. Y la felicidad, ¿qué?. Todo esto desvirtúa la idea de la felicidad, la bastardea. Vi que eso era una puerta de entrada para trabajar el tema del vivir con sentido, que la vida no es una especie de surfear", añade Sinay.

"El vivir sin sentido no es algo que afecta solamente a aquel que vive sin sentido; porque todos somos parte de un todo. El que vive una vida absolutamente desentendida del resto, a expensas de los otros, vinculándose con los otros como objetos, termina afectándonos a todos. Lo que me animó a escribir este libro fue, desde lo que hago, escribir y reflexionar, ayudar a poner un despertador en algún lugar", reflexiona Sinay.

Medirlo todo

En La felicidad como elección, Sinay también cuestiona una moda que crece en universidades de todo el mundo: la manía por cuantificar la felicidad, cada vez más relacionada con el éxito. En ese punto, el universo es vasto: entre los más trendies, Alan Mislove, un experto en análisis computacional de la Northeastern University, en Boston, investigó los tweets emitidos por los usuarios de Twitter de los Estados Unidos y concluyó que los americanos de la costa Oeste son más felices que los de la costa Este; y que a lo largo y a lo ancho del país, los momentos más felices son "los domingos por la mañana y los jueves por la tarde. Al trabajo, que fue catalogado como "en carácter experimental", lo llamaron "Pulso de la Nación".

Para la investigación analizaron los términos que aparecen con más frecuencia ("amor", "paraíso", entre otros, denotan felicidad; "noche", "tisteza", "sombra", denotan lo opuesto).

Entre los citados por Sinay figura Adrian White, piscólogo social de la Universidad de Leicester, (Inglaterra) que en 2006 comenzó a elaborar el "Primer Mapa mundial de la Felicidad", un intento por cuantificar la felicidad siguiendo las pautas de la economía. Para esa proyección global de la percepción de bienestar que tienen los países, White cruza datos de la Unesco, de la CIA, de Latinbarómetro y de otras fuentes. Entre los primeros países en esa tabla aparecen Dinamarca y Suiza.

Sin embargo, en un viraje en esa línea de investigación que intenta asociar felicidad con riqueza, la New Economics Foundation (NEF) y la asociación Amigos de la Tierra han redactado su propio Indice de Felicidad en el Mundo, que prioriza lo ecológico (cómo los ciudadanos respetan la naturaleza en su nación) por sobre lo económico como el factor clave a tener en cuenta. Así, según este ranking, la República de Vanuatu, isla diminuta en el Océano Pacífico, es la más feliz del mundo.

Esas dos visiones contrapuestas muestran, como afirma Sinay, que la felicidad no es un bien transable. "Sobre las mediciones de la felicidad, no estoy de acuerdo para nada; me parece de un nivel de patetismo absoluto que haya presupuestos en universidades para hacer estudios sobre índices de felicidad. Pero me parece por otro lado que es absolutamente lógico, en una cultura absolutamente utilitarista, donde todo tiene que servir para algo, todo es medido y pesado en función de si sirve o no sirve. La calidad se mide en relación a si estoy viviendo una vida con sentido, o no", enfatiza el escritor.

Sinay reflexiona: "El sentido de la vida aparece en lo qué uno hace y en cómo lo hace. No es que el sentido de la vida sea una especie de El Dorado, está hecho de pequeños momentos, de pequeños encuentros. Creo que el sentido de la vida asoma como en tres niveles: qué hago yo en la vida, y cómo lo hago; cómo vivo mis sentimientos y mis valores, y no cómo los declamo, porque los valores son como una piel; y tercero, cómo uno actúa ante situaciones que uno no elige; la mayoría de las veces son situaciones dolorosas. Si uno ahí busca culpables por todos lados y se desconecta con el mundo, es una cosa; y si tomás eso como preguntas que la vida te hace para ver con qué recursos contás, cuál es tu actitud ante lo no elegido, también ahí aparece un sentido".

"Me parece que si uno elige vivir dispuesto a explorar el sentido de su vida, la felicidad es una consecuencia. La felicidad vendrá a ser una suerte de mariposa que se te para en el hombro mientras vos estás absolutamente absorta en algo que para vos está pleno de sentido: una charla entre amigos, la torta que le preparás a tu nieto; la nota que disfrutás haciendo, esa que no es igual a las otras. Otra cosa distinta es salir a la caza de la felicidad. Por eso yo digo que la felicidad es la consecuencia de una elección", enfatiza el escritor.

Convocatoria

La respuesta importante a una convocatoria lanzada por LA GACETA sobre el tema muestra que la felicidad convoca, moviliza a pensar, en broma o en serio: y que así como hay gente para la cual ser feliz es aparecer en Gran hermano, ganar dinero o "tener muchas minas", hay otra que, como señala Sinay, encuentra "la mariposa" en "ver crecer a los hijos"; o, como escribe "yosoyaquel", "sólo vivimos momentos en la vida que nos resultan felices; los seres humanos siempre tenemos un vacío imposible de llenar y eso nos hace que perdamos nuestro momento de felicidad". También están aquellos para quienes la felicidad es ver al "Santo" o al "Deca" en el ascenso. Un gol bien puede ser la mariposa de la que habla Sinay.

Tamaño texto
Comentarios
NOTICIAS RELACIONADAS
Comentarios