Gekko y las burbujas financieras

Gekko y las burbujas financieras

WALL STREET 2, EL DINERO NUNCA DUERME | Thriller - PM13 132´
El legendario "tiburón" de la finanzas Gordon Gekko sale de la cárcel después de cumplir sentencia por haber usado información confidencial en sus negocios y, poco a poco, tratará de reconstruir la relación con su hija mientras vuelve a insertarse en el mundo de Wall Street.

16 Octubre 2010
En el primer encuentro que mantienen los "brokers" Jake Moore (Shia LaBeouf) y Bretton James (Josh Brolin), el más joven le pregunta al otro cuál es la cifra por la cual aceptaría retirarse de los negocios. "Más", le contesta casi en un susurro pero con absoluta convicción. Es una de las claves de la película: Oliver Stone, un realizador con la dosis de progresismo más alta que Hollywood es capaz de tolerar, quiere continuar la pintura de los personajes que habitan en la legendaria Wall Street que empezó hace 23 años. Retoma la historia de Gordon Gekko, que estuvo ocho años en prisión y que no puede resistirse a la tentación de volver a los negocios. Michael Douglas encarna nuevamente con solvencia y naturalidad al despiadado "tiburón" de las finanzas que, en esta oportunidad, predice el caos de los mercados que se produce por el estallido de las "burbujas" financieras. Aunque Gekko parece empeñado en recuperar el afecto perdido de su hija (que, vaya paradoja, no quiere oír hablar de su padre pero se enamoró de un joven "broker"), no parece haber perdido del todo las mañas que lo llevaron a la cárcel. Aprovecha su vasta experiencia para volver al mundo que lo fascina y, de paso, para tomar venganza sobre algunos colegas que ayudaron a precipitarlo al abismo.

Stone (que aparece en pantalla un par de veces, a lo Hitchcock) redondea una narración interesante, con atractivos toques visuales y algunas excelentes tomas del ambiente neoyorquino; los protagonistas le responden adecuadamente, y agrega la intervención de "monstruos" como Frank Langella, Susan Sarandon o Eli Wallach, que les sacan todo el jugo posible a sus breves intervenciones. La pintura del ambiente frenético de Wall Street es excelente, aunque por ratos el guión se vuelva previsible. En poco más de dos horas, el director logra el objetivo de mostrar cómo unas cuantas personas manejan el destino de billones de dólares, y la ruina de millones de habitantes de todo el planeta.

BUENA

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