Milagro en Chile: rescataron a los 33 mineros atrapados

Milagro en Chile: rescataron a los 33 mineros atrapados

A las 21.55 Luis Urzúa salió a la superficie, después de haber estado 70 días atrapado a 622 metros de profundidad, más que ningún otro hombre sobre la Tierra. Explosión de júbilo en Chile y en todo el mundo. El último socorrista abandonó la mina y finalizó el rescate. Videos de los momentos más importantes.

ULTIMOS DETALLES. Antes de sacar a los mineros, los rescatistas medirán la velocidad del desplazamiento de la cápsula. REUTERS ULTIMOS DETALLES. Antes de sacar a los mineros, los rescatistas medirán la velocidad del desplazamiento de la cápsula. REUTERS
13 Octubre 2010
MINA SAN JOSE, Chile. Luis Urzúa, el último de los 33 mineros atrapados desde hace 70 días en una mina en Chile, emergió a la superficie esta noche dando fin a un histórico y exitoso rescate y generando una inmediata explosión de júbilo en el país y el mundo.

"Le sirvo el turno como habíamos acordado el día en que tuvimos la primera conversación. Espero que esto nunca más vuelva a ocurrir. Gracias a todos", le dijo Urzúa al presidente Sebastián Piñera, quien lo esperaba al salir de la cápsula que los transportó a través de un ducto desde los más de 600 metros de profundidad.

"Recibo su turno y lo felicito porque cumplió con su deber, saliendo el último como un capitán, nos sentimos orgullosos de todos y cada uno de los mineros", le respondió el mandatario.

Urzúa, topógrafo y jefe de turno el día en que se produjo el derrumbe, emergió a las 21.55, casi 22 horas después de que fuera rescatado, cerca de la medianoche del martes, Florencio Avalos.

Con la salida de Urzúa, las bocinas de los camiones y las sirenas de las máquinas de rescate en el yacimiento San José anunciaron el fin de la operación.

Chile entero se unió a la celebración. Las campanas de las iglesias repicaron, la gente se echó a las calles y en Copiapó, la ciudad vecina a la mina, la fiesta era mayúscula.

"Yo fui al mundial en Sudáfrica. Pero este es el verdadero campeonato mundial de Chile. El campeonato mundial del mundo", dijo Raúl Palma een Copiapó, ya sin voz de tantos gritos. "Yo estoy festejando desde hace 48 horas, sin dormir. Esto es fútbol de verdad", agregó en medio de llanto y carcajadas.

Ahora resta, para terminar con el operativo final, sacar a los seis rescatistas que bajaron hasta la profundidad para colaborar con el rescate, y que deben salir en las próximas horas.

Apenas Urzúa llegó a la superficie, estos socorristas mostraron desde el fondo de la mina una pancarta que decía Misión Cumplida.

Las autoridades, lideradas por el presidente Piñera e ingenieros y socorristas, se fundían en interminables abrazos, mientras en el Campamento Esperanza, instalado en las afueras de la minas, los familiares no tenían espacio en sus carpas para tanta alegría.

Uno de quienes más se emocionaba era el jefe de las operaciones de rescate, el ingeniero André Sougarret, quien fue el artífice de este esperado parto de la tierra, y que a veces no lograba contener las lágrimas al ver el nacimiento, uno a uno, de sus 33 hijos.

Los abrazos de los mineros con sus familiares iban acompañados de sollozos y suspiros que parecían haber estado guardados por mucho tiempo entre el cuerpo y el alma.

Fue un día largo donde uno a uno los mineros fueron sacados, sin que se presentaran problemas en el operativo.

Uno de los rescates más esperados fue el del ex futbolista y seleccionado chileno Franklin Lobos, de 53 años, a quien Piñera recibió en la boca del ducto. Lobos recibió un balón, que pateó dos o tres veces y luego abrazó al mandatario.

"Franklin, ganaste el partido de tu vida", le dijo Piñera.

Sin embargo, quien se robó la película fue Mario Sepúlveda, de 39 años, el segundo en salir, quien al emerger, con voz enérgica, gritó "íviva Chile, mierda!, mismo grito que empleó el presidente tras la salida de Urzúa.

Trajo desde el fondo de la mina rocas que regaló a Piñera y al ministro Golborne, que lo aguardaban a la salida.

"Estuve con Dios y estuve con el diablo. Me agarré de Dios, tomé la mejor mano. Siempre supe que Dios nos iba a sacar", dijo Sepúlveda, en único minero que ha dado una declaración a la prensa a la que pidió: "no nos traten como artistas ni periodistas; quiero que me traten como minero. Quiero morir amarrado al yugo".

El accidente ocurrió el 5 de agosto último en la minera San José, en pleno desierto de Atacama, 800 km al norte de Santiago, cuando los 33 mineros -32 chilenos y 1 boliviano- se preparaban para abandonar la faena, a 700 metros de profundidad.

De pronto, un potente ruido les advirtió que algo pasaba en niveles superiores. Un fuerte derrumbe había iniciado, levantando polvo, que no sólo les dificultaba la visión y la respiración, sino que les bloqueaba la posibilidad de regresar a la superficie.

Bajo el liderazgo del ministro de Minería, Laurence Golborne, se iniciaron estrechas perforaciones con máquinas de sondaje que normalmente se usan para buscar mineral.

Afuera las familias nada sabían del paradero de sus seres queridos. Hasta que el 22 de agosto, una de las perforadoras, usada normalmente para buscar mineral, halló vida.

Después de 17 días, emergió de las profundidades, amarrada a un tubo de la máquina, un mensaje que se convirtió en el mejor titular del mundo: "estamos bien, en el refugio los 33".

Desde ese momento, inició una titánica tarea para mantenerlos con vida y enviarles, a través de estrechos ductos y a más de 700 metros de profundidad, alimentos, medicinas, ropa y esperanza. El rescate fue seguido en directo por millones de personas a través de CNN International, las británicas Sky News y BBC, las francesas iTele, BFM, la europea Euronews, la brasileña Tv Globo o Televisión Española, entre muchas.

El buen rumbo de la operación fue saludado por el Papa, el Departamento de Estado estadounidense, el Congreso español y la Unión Europea. LA GACETA ©
 

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios