El clásico sacudió la modorra de la siesta del jueves

El clásico sacudió la modorra de la siesta del jueves

Faltaron las banderas y los asados, pero la pasión fue la misma de siempre en la ciudad.

¿¡QUE NOS PASA!? El gesto del fanático de River lo dice todo. El grupo de amigos sufrió por la derrota en un bar del microcentro tucumano. Esta vez, la cábala de juntarse no dio resultado. ¿¡QUE NOS PASA!? El gesto del fanático de River lo dice todo. El grupo de amigos sufrió por la derrota en un bar del microcentro tucumano. Esta vez, la cábala de juntarse no dio resultado.
26 Marzo 2010
El fútbol gratis, el día laborable y la siesta tucumana... Muchos factores que podían frenar la pasión de un  Boca-River. No obstante, esos obstáculos quedaron de lado a las 15.45. La emoción y el dramatismo del superclásico se derramaron por los bares del microcentro. En todos los televisores se sintonizó la gran batalla de La Bombonera.
Si bien se notó la ausencia del ritual de la reunión, el asado y las banderas -propias de un fin de semana-, para ser jueves a la tarde fueron muchas las camisetas auriazules y rojiblancas que se congregaron para gozar y sufrir cuando Héctor Baldassi reanudó el superclásico.
Algunos se animaron a entrar a los bares solos, era la mejor excusa para esperar el horario de ingreso al trabajo. Otros aprovecharon la ocasión para salir de las oficinas y,  entre compañeros, tomarse un descanso futbolero.
"Hace 30 años que vengo al mismo bar a ver los partidos. Soy simpatizante de River, y como trabajo por mi cuenta pude llegar a ver el clásico acá", explicó Orlando Alvarez, un jubilado que, antes de instalarse frente al televisor en la comodidad de su casa, prefirió compartir la emoción con otros hinchas en el bar.
El fanatismo por el equipo "millonario" también afloró en la piel de Silvia (40), Teté (40) y Fló (38). Ellas, fieles a una vieja costumbre, hicieron tiempo juntas antes de ir a trabajar. "Siempre nos juntamos a ver los partidos porque somos seguidoras de River. Al equipo no lo vemos bien, pero lo acompañamos en cada clásico", contó Teté.
El que tuvo suerte fue Maxi (23). El fanático de Boca trabaja en una radio, y como la emisora transmitía el partido, le quedaron varias horas libres para ver al equipo junto a cuatro amigos. "Este no es un partido para ver solo. Vengo al bar porque si me quedo en mi casa rompo todo", comentó nervioso, a pesar de la victoria parcial del "xeneize".

Hermandad boquense
A los hermanos Alarcón los une la pasión por Boca. En el terreno local están enfrentados, porque Nahuel es hincha de San Martín, y Milton, de Atlético. "Cuando Atlético juega en su cancha, él lo ve en la casa y yo en la tribuna", reveló Milton. Pero esta vez los hermanos aprovecharon para ver el partido juntos, en un bar, y haciendo fuerza contra el mismo "enemigo": River.

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