El retratista Ignacio Baz

El retratista Ignacio Baz

El Estado Nacional adquirió en 1904 obras del tucumano. Por Carlos Páez de la Torre (h).

DIBUJO DE BAZ. Este retrato a lápiz del doctor Carlos Tejedor integraba el álbum que el Gobierno Nacional compró en 1904. archivo LA GACETA DIBUJO DE BAZ. Este retrato a lápiz del doctor Carlos Tejedor integraba el álbum que el Gobierno Nacional compró en 1904. archivo LA GACETA
13 Mayo 2009

El 18 de agosto de 1904, doña Deidamia Argüelles de Oliver se dirigió por nota al Congreso de la Nación. Ofrecía en venta al Estado "seis miniaturas sobre marfil, un álbum de retratos de próceres pintados a lápiz y tinta china y dos cuadros al óleo que representan a San José y San Francisco, obras todas de mi malogrado tío, el pintor tucumano don Ignacio Baz, de entera fama como retratista". La madre de la señora de Oliver, doña Vicenta Baz de Argüelles, era hermana del artista, nacido en nuestra ciudad en 1826 y fallecido en 1887. Al llegar la nota a consideración del Senado, el senador por Tucumán, doctor Alberto de Soldati, pronunció en su apoyo un brioso discurso, "como comprovinciano, como discípulo, como admirador y como amigo del ilustre autor de esas obras preciosas". Afirmó que ya era hora que el tucumano Ignacio Baz figurase "entre los más grandes iniciadores del arte nacional" en materia de retratos. Recordaba que pintó, a lo largo de más de cuarenta años, "los retratos, casi todos de sorprendente semejanza, de los miembros más distinguidos de las principales familias de las provincias del Norte y de muchos de las de Córdoba y del litoral".
El material que ofrecía la señora de Oliver era, a su juicio, "una valiosísima colección, para formar un álbum o una galería de hombres célebres". La mayor parte de los rostros del álbum, "que llegan a cien, son a tinta china, tan admirablemente trazados que, al contemplarlos, se cree ver espléndidos retratos al acero; otros son a lápiz, notables por sus bellísimas sombras, que el gran pintor trazaba a punta de lápiz, sin fumino, con destreza admirable". Elogiaba calurosamente también las miniaturas, entre las que se encontraba un autorretrato del pintor, así como las acuarelas y los óleos de santos. Le parecía especialmente lograda la cabeza del Niño Jesús en el retrato de San José.
La intervención del senador tucumano fue decisiva. El Congreso sancionó la ley que disponía adquirir los trabajos ofrecidos por la sobrina de Baz. Actualmente, esas obras se encuentran en el Museo Histórico Nacional y en el Museo de Luján, según informa el investigador Rodolfo Trostiné.

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