Estaba entregado

Un hombre entregado. Esa fue la imagen que dejó Alfio Basile tras el golpe de nocaut que recibió en la noche santiaguina. No era el Basile hosco que se enojaba ante una pregunta incómoda. Si hasta dejó pasar algún interrogatorio rayano con lo burdo sin sobresaltarse. Era otro Basile, era ya el ex técnico del seleccionado. Una semana atrás, previo al partido con Uruguay, un integrante de la AFA había confiado que el entrenador estaba muy mal, pero la victoria con los celestes anestesió momentáneamente las penurias, si bien no había mucho margen ante una nueva caída. La derrota ante Chile fue un porrazo del cual se le hizo imposible reincorporarse. En esa misma conferencia de prensa, la última como entrenador, Basile pareció no poder explicar el por qué de tan bajo rendimiento, incluso probando, según él, distintas variantes. De continuar Basile hubiera sido para dirigir un amistoso contra Escocia que no pone ni quita nada o para intentar, dentro de cinco meses, en la vuelta al ruedo de las Eliminatorias, para que una eventual nueva derrota lo pusiera nuevamente en el último peldaño del cadalso. Ahora la AFA tiene las manos libres y Julio Grondona, que se arrogó el hecho de que en casi 30 años jamás le pidió la renuncia a un entrenador, conservó su invicto. Una cosa es echar y otra dimitir, aunque antes del partido contra Uruguay haya advertido: “el que quiere irse que se vaya”.